domingo, 29 de noviembre de 2015

De hoy en ocho...

En contra de todo lo que creíamos que sucedería; andando sobre cascaras de huevo, con la zozobra en la boca y el peligroso triunfalismo en el alma, estamos a una semana de un día histórico. El primer día histórico de los últimos 17 años. Si nada se tuerce (hay serios indicios de que nada se torcerá) en apenas una semana, los venezolanos, estaremos celebrando las elecciones más particulares de su historia reciente: La escogencia de los 167 diputados que formarán la Asamblea Nacional para el periodo 2015 – 2020. Si hacemos caso a las encuestas, será la primera gran derrota de los rojos. Aunque ya les ganamos una (que el difunto reconoció llamándonos por un término escatológico que no debemos olvidar) esta vez, si los pronósticos se cumplen, ganaremos con mayúscula. Si salimos a votar.
Lo que tenemos enfrente es mucho más que una simple elección. Es el inicio de un proceso que bien podría acabar esto-que-nos-está-pasando. El inicio de un proceso (de cambio, lo llaman algunos) que podría significar el final de la dictadura más equivocada, más corrupta, más humillante y más vergonzosa que ha tenido Venezuela en su historia moderna. El inicio de un proceso cuya complejidad y dificultad supera todo lo previsible. La apertura de un espacio para vernos las caras y definir lo que queremos ser como país, como sociedad y, lo más importante, como gentilicio. La apertura de un dialogo incómodo, en el que se borrarán las buenas formas y se derramarán lágrimas que pudieron evitarse. Lo que tenemos en frente es historia y la historia normalmente se escribe con trazos gruesos, desfigurantes, a mano alzada, rabiosos. Lo que tenemos en frente es una pregunta cuya respuesta es difícil: lo que tenemos en frente es saber si estamos preparados para empezar a vivir un futuro que puede estar lleno más de días odiosos, que de amaneceres felices.
Si salimos a votar.
Dicen que alguien dijo que el hombre es del tamaño de sus dificultades, o algo así. Pues bien, el hombre venezolano en este momento es enorme. Tiene ante sí, el reto más importante de su vida. No es cosa de tomárselo a la ligera. El próximo domingo, si no deciden los de arriba otra cosa, estaremos dando fe de lo que somos. Mereceremos el resultado de lo que hagamos. Disfrutaremos la alegría trascendente del  saber hacer, la tristeza dolorosa del arrepentimiento o la mediocre resignación de lo que somos. Nunca, en todos nuestros días desde que Cristóbal avistó el Delta del Orinoco, la responsabilidad ha sido tan grande. O enderezamos el barco,  juntos,  o chapoteamos en el lodo,  juntos. Lo que queda en la otra orilla es el exilio y sus penurias. Un exilio que va mucho mas allá de la mudanza y el tonto resonar de una nostalgia tramposa. Un exilio que escudriñará nuestras culpas sacando a flote una emoción mucho más profunda que tres colores primarios y la querencia del monte y del cimarrón. Nunca tantos ejemplos habían sido necesarios. El voto es un arma que, junto a otras formas de expresar hartazgo, ha regresado a sus rieles el tren descarriado de muchos vecinos.  No existe razón alguna para esquivar el boche.
Entonces, sea que usted crea en la desobediencia civil o esté convencido que la Unidad no existe o piensa que quienes adversan a los rojos en realidad colaboran con ellos y se enfrenta a la duda de no entender lo que significa el juego; incluso si usted perdió la fe en todo y en todos (algo tan comprensible que no me atrevo ni siquiera a juzgar) tenga la bondad de hacerse el favor de revisar su postura y acordarse que hay oportunidades para ser decente que no se presentan dos veces. Es el domingo que viene, de hoy en siete días, o nunca. Piénselo bien. Continúe abogando por lo que usted crea, seguramente nos hará falta su aporte el día después. Continúe defendiendo las tesis del Mahatma Gandhi, la demostración Mandeliana del heroísmo, cante canciones de destemplada fiereza, ríase de todo cuanto le cuenten, haga memes, escriba Tweeters, comparta en FACEBOOK, llore su rabia y sus hasta-cuándo. Rebélese, vístase de tricolor, póngase alpargatas y rescate el cuatro y las maracas, grite y zapatee. Lo que usted decida hacer con su vida le pertenece. Lo que usted decida hacer con la vida de ese colectivo que usted integra llamado PAÍS, nos pertenece a todos: usted en corresponsable de su suerte. No arrastre culpas innecesarias, hay mucha gente que cree en el karma, no se cree deudas que después no le gustará pagar. Olvídese de los rumores y póngale freno al susto.  Muy poco de lo que se dice es cierto. Déjese de pendejadas.
Levántese con entusiasmo. Desayune bien, vista zapatos cómodos y energía de la buena. Hágase acompañar de alguien querido, muy querido. Deje su automóvil en el garaje. Guarde la gorra de las marchas y la rabia de las guarimbas para después. Póngase su buen ánimo debajo del sujetador y vista de esperanza sus bóxers colombianos. Meta la cédula en el bolsillo y fíjese bien, ese papelito plastificado jamás habrá tenido tanto valor. Sonríale a los efectivos del Plan República, deles una palmadita en el hombro, lléveles un Gatorade. Ellos no tienen la culpa o sí, un poquito, pero ¿qué se le va a hacer? Borre de su mente la prepotencia de creerse distinto. Salude a los miembros de mesa recordando que ellos están trasnochados, mal entrenados y peor alimentados, pero, están allí por algo más grande que usted. Espere pacientemente su turno. Cante si le provoque. De hoy en ocho, el domingo es suyo.  Una vez frente al tarjetón, dirija sus ojos a la esquina más de abajo, a la izquierda. Mire bien la manito. Asegúrese de que esa manito de colores sea la suya y con toda la calma del que presenta un examen para el que ha estudiado, oprima un seleccionar todo en el que estará seleccionando su vida. Si le toca, recuerde el diputado indígena y escójalo, asegúrese que sea el candidato opositor al régimen. Vea una segunda vez su tarjetón y si le provoca, piense en Venezuela. Si no, piense en usted; aunque tenga las maletas hechas, siempre es necesario tener un hogar al que regresar aunque no regrese nunca. Oprima entonces VOTAR. Salga de allí contento, deposite la papeleta en la urna en la que estará enterrando el oprobio. Mire contento la cara de los presentes. Verá en sus ojos un gesto de aprobación cómplice que, capaz que le arranca lagrimas, cónchale.
De hoy en ocho, haremos nuestro el futuro difícil que se nos viene encima. Podremos exigir, oponernos al poder, levantar la voz y arrimar el hombro. Seremos un poquito más, ciudadanos y un bastante menos, borregos. Sea que usted crea en eso o no, lo que llamamos PATRIA, (en formas distintas, según sea la prebenda recibida) empezará a tener un poco más de sentido y realidad. De hoy en ocho, seremos poder y seremos parte.
Si Salimos a Votar.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Nadie se muere en la víspera

El martes 12 de enero de 2010,  316 mil personas, que como usted y como yo se encontraban dedicados a sus labores de cada día, encontraron la muerte en la más grave tragedia que ha azotado Haití en su historia reciente: un terremoto de 7.0° en la escala de Richter, casi borra del mapa el pequeño país caribeño como para sumarle una calamidad más a las muchas con las que ya vive su convulsionada historia.
Al amanecer del día de navidad del año 2004 el archipiélago de las Islas Simeulue en la costa de Sumatra, soportó un terremoto de 9.1° en la escala de Richter, desatando un Tsunami que barrió las costas de Indonesia, Malasia, India, Sri Lanka y Tailandia, afectó lugares tan remotos como Alaska, movió el planeta un centímetro de su eje y produjo caos en todo el continente asiático.  Murieron o desaparecieron - que para el caso es lo mismo – 492.866 personas.
El 29 de julio de 1967, mientras los venezolanos disfrutaban el momento en que una de sus misses casi se alza con el reinado universal de la belleza (hecho que luego se convirtió en costumbre) 236 personas morían sepultadas por un sismo de 6.7° en la escala de Richter, que salió desde el pueblo de Arrecifes en el Litoral Central para dañar buena parte de las muy sifrinas urbanizaciones del este capitalino. Eran las 8.02 minutos de la noche de un sábado cuatricentenario.
¿Qué tenían en común Puerto Príncipe, Las Islas Simeulue y Caracas? Muy poco, nada, para hacer honor a la verdad. Salvo una cosa: sus habitantes no pudieron ser advertidos a tiempo de las tragedias que se avecinaban. Nada, ni el intenso calor, ni el ladrar de los perros, ni el color del firmamento; nada, pudo haber presagiado el sacudón de la tierra que afectó tan gravemente esas ciudades, así como tampoco pudo haberse anunciado un hecho similar en ninguna de las ciudades del planeta donde la historia se divide en antes y después del terremoto. ¿Por qué? Muy simple: aun con toda la sapiencia y acuciosidad que el hombre ha puesto en ganarle una mano a la muerte (y vaya que le ha ganado algunas) predecir una tragedia natural de esa magnitud es imposible. Un terremoto no se puede predecir. Esa es una verdad que no admite réplicas.
Si tal cosa pudiera hacerse, como se puede con los huracanes, por ejemplo, la suerte de los habitantes de Caracas, Indonesia y Puerto Príncipe habría sido muy otra, las personas habrían podido huir a lugares más seguros y ver desde allí como sus ciudades sucumbían a la mano de madre natura viviendo  para contarlo. Pero, no fue posible.  Esas miles de personas lo primero que enfrentaron fue la sorpresa. Tal como parece que - salvando las distancias y con la prudencia del caso - los merideños estamos haciendo hace casi un mes. Si alguien dudaba que esta ciudad esté literalmente atravesada por una "falla geográfica" después de estos días ya debe haberse convencido. Hoy es el primer día desde hace tres semanas en que a nadie lo sobresalta el trepidar de su mesa de trabajo o de la cama en que duerme; no porque haya parado de temblar, sino porque los de las últimas horas han sido movimientos de tan escasa magnitud que son imperceptibles. Según afirmaciones de quienes con toda seriedad se dedican al estudio de los sismos (de todo hay en la villa del señor) Mérida es ni más ni menos, la mamá de las zonas sísmicas de Venezuela: una falla geográfica, la de Boconó la traspasa de esquina a esquina. No obstante eso, el último terremoto ocurrió hace más de 100 años; cosa que nos hace creer el mito de que pequeños temblores sirven para que el planeta "libere energía" evitando un eructo de proporciones épicas. No, ni eso ni ninguna otra cosa, como no sea la santa voluntad de Dios - para los que creemos - nos ha puesto a salvo. Si en Mérida no ha ocurrido una catástrofe es porque no ha ocurrido. Punto.
Ahora bien, ¿podría ocurrir? Sí, claro, como en cualquier otra parte del mundo. Resulta que al planeta tierra le da por sacudirse de cuando en cuando y como es tan grande (y tan maltratado el pobre) uno nunca sabe a cual esquina le da por revolver. Puesto de un modo un poco menos frívolo, la posibilidad de un "movimiento telúrico de mayor intensidad, capaz de generar importantes daños" es más probable en Mérida que en Ciudad Bolívar, por ejemplo, donde se dice que existe la base más sólida y bien cimentada de la tierra - suerte que tienen algunos - pero, nada indica que ese "movimiento telúrico" va a suceder mañana viernes a las 3:32 minutos de la tarde y mucho menos que va a suceder en Mérida. Podría ocurrir, como en efecto reportan que ocurrió, en una zona despoblada entre Perú y Ecuador sin causar daños.
Es lógico, sin embargo, que las alarmas estén encendidas. Nadie se siente cómodo ni tranquilo, si por lo menos 5 veces al día, un ramalazo le indica que la tierra se está moviendo bajo sus pies. Pero, vivir con la preocupación  constante de saber que sucederá una tragedia, pero no cuando ni como, me parece de un satanismo insoportable. Estar medianamente preparados para enfrentar un terremoto, viviendo en Mérida, es igual a tener la obligación de saber dónde quedan las salidas de emergencia  cuando usted aborda un avión. Puede caerse y ser usted el único sobreviviente.
Hemos tenido razones para preocuparnos estos días, como no. Sobre todo después que hace algunos días, un sismo de magnitud 5.1, ocasionó daños materiales comprobables y  cobró la vida de un viajero. Ese temblor y las subsecuentes réplicas se sintieron con fuerza de insomnio. Quien más, quien menos, parapetó cerca de la puerta de su casa algo bastante parecido a un kit de supervivencia (tengo una amiga que en el suyo ha incluido un set para manicure, porque ella asegura que le será útil) y tiene más o menos diseñada una vía de escape. Eso está muy bien. Eso debe hacerse, usted vive en Mérida, por el amor de Dios. La "tormenta sísmica" de estos últimos días no ha debido ser su excusa para pensar en terremotos. No obstante, la vida de una  ciudad no puede supeditarse a "saber que algo ocurrirá pero no sabemos cuándo" pues lo más probable, como siga usted con esa angustia, es que antes muera usted a causa de un infarto, que tapiado por esa pared que estaba medio torcida y nunca terminó de arreglar.
Encomiéndese a Dios, olvídese de eso de dormir con la puerta abierta porque ahí el susto no se lo va a dar la tierra sino el tierruo, prepare su equipo de supervivencia (no se angustie por el atún en lata, eso lo proveerá la Cruz Roja Internacional) y estudie muy bien sus rutas de escape. En caso de emergencia, podrían serle útiles; pero, intente mejor una aproximación destinista y tan frívola como esta descarga mía de hoy: si lo que a usted le toca es un final trágico, no habrá pitonisa que se lo evite. No intente descubrir su hora en las runas vikingas, ni en comunicados apócrifos que FUNVISIS nunca publicó y usted replicó a mansalva. Deje quieto al Dr. Estévez, él tampoco sabe cuándo es la cosa. Prepárese, eso es muy bueno, haga su morral de superviviente, colóquelo al lado de su cama y respire normalmente.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Por interés baila el perro

Cuando, a principios de mes, el fiscal Nieves revolucionó las redes sociales, escapando de Venezuela para vivir sus 15 minutos de fama en el programa que Fernando del Rincón conduce para CNN en español, me aventuré a explicar su acción esgrimiendo la teoría de que Nieves hacia eso para vengarse de sus jefes,  por un pago no ingresado en el tiempo previsto en sus cuentas norteamericanas. Nunca me creí el cuento del peso de la conciencia, ni de arrepentimiento alguno, pues para que a alguien le pese la conciencia, primero tiene que tener una, cosa que no creo haberle visto al abogadito, ex empleado  de confianza, de la Fiscal General Bolivariana. Las personas que tienen conciencia se niegan a embarrarla tanto y tan seguido. Eso no hay que explicarlo mucho. Yo estoy seguro, aunque nunca pueda demostrarlo, que a ese tipo le ofrecieron una plata, le dieron solo una parte, él se cansó de cobrar el resto y cuando se dio cuenta de que no iban a pagarle, les echó un pulso. Pulso, que por cierto, duró exactamente menos de una semana y no produjo ni remotamente el resultado que a punta de bombazos se anunció a diestra y siniestra (por las redes sociales, of course): Leopoldo López sigue tan injustamente preso como estaba el día antes de la salida al aire de la nauseabunda entrevista que CNN transmitió con gran fanfarria. (Por cierto, ¿qué será de la vida de Nieves?)
Días más tarde, los rumores acerca de las fugas, ni confirmadas ni desmentidas, de otros funcionarios de la misma dependencia, inundaron iguales páginas con resultados a la par de efímeros y con menos suerte: si es cierto que otro (u otra) fiscal picó los cabos, parece que Del Rincón o CNN aprendieron la lección. No ha habido, por ahora, asomo alguno de comparecencia en pantalla, a Dios gracias; probablemente, porque el escándalo que siguió (del que por cierto, estoy empezando a notar cierto lamentable desvanecer) tiene excesiva importancia en nuestro rosario de vergüenzas. La caída de los dos chamos dilectos del entorno presidencial, con kilos y kilos de droga y sus implicaciones, no del todo claras, con la persecución que el gobierno de Estados Unidos ha desatado en contra del narcotráfico proveniente de por estos lares es,  sin duda, un asunto de mayor cuantía. Sobre todo por su carácter estrictamente económico: dos muchachos guapos y apoyados, a quienes seguramente alguien les hizo creer que se trataba de un negocio seguro - dada su cercanía a un poder cada vez más en (literal) tela de juicio - que les proporcionaría una cantidad astronómica de dinero ganado con toda la facilidad del mundo. No se les dio. Cayeron con los kilos y, aunque es muy factible que ni cadena perpetua ni nada de esas cosas que desde entonces los opinadores de patio les han vaticinado, este par de niños han de regresar a casa sin el pan y sin el queso, con la correa corta, a montar un carrito de hamburguesas.
En el medio de tanto lio, Mérida fue escenario de una prometedora protesta, la de los taxistas, que como bien dijera Rómulo Betancourt, es uno de los colectivos proclives a tumbar gobierno. La protesta se acalló sin dejar rastro doloroso, gracias al ofrecimiento de regalarle taxis a quienes habían sido víctimas de robo. Han pasado tres semanas, la delincuencia no ha mermado, el precio de los repuestos no ha bajado, las baterías siguen desaparecidas; pero, los taxis regalados, tal como lo vaticinó el conductor que me llevó a casa al final de ese día, están siendo distribuidos entre panas del señor que hizo el ofrecimiento; cosa que ha convertido en taxista a más de un conspicuo revolucionario,  para echar por tierra – supongo - las muchas y muy sentidas lagrimas que arrancó el articulo de Cesar Miguel Rondón sobre el Profesor Quintana (quien seguramente, en su propio carro, comprado con el sudor de su frente, sigue practicando el rebusque del momento y forma parte del recuerdo lejano de las iniquidades de los tiempos que corren) al tiempo que abre las puertas al descubrimiento de una nueva característica del hombre nuevo: sacar dinero de la dádiva que recibe, bien sea en forma de paquete maldito, de cartón de huevos o de automóvil chino.
Todos los días, una nueva noticia “estremece” (me encanta esa palabra, debe ser que, por andino, me atrae lo sísmico) las redes sociales (me perdonan la insistencia, pero sin periódicos que consultar, aquí no queda más que leer cada recuadrito “estremecedor” que un amigo sube a FACEBOOK). La última empezó ayer o anteayer  y amenaza con poner a su protagonista en el sillón de invitados de Ismael Cala, el ventrílocuo-gurú-siglo-XXI de los desvalidos exitosos que venden desodorantes en su ratico de fama. Hablo del periodista de ANTV que renunció a su empleo públicamente porque estaba harto de su sueldo.  Así, ni más ni menos, anuncian el video los titulares que lo acompañan en el maravilloso trasegar ubicuo de cuanta cosa permite ver (o difundir aunque no se vea) una noticia “estremecedora”: resulta que el jovencito periodista, después de trabajar por un rato en el canal de televisión de la Asamblea Nacional, se despertó un día con ganas de notoriedad y aprovechó su minuto en una pantalla que NADIE EN ESTE MUNDO sintoniza nunca, para decir que se iba “porque estaba harto de ganar 5.600 bolívares quincenales”. Por supuesto, no lo culpo. 5.600 bolívares quincenales no alcanzan ni para pagar la buseta. Es cierto. Pero, me pregunto desde que empecé a escuchar su prédica: ¿y si a ese chamo – con cara de recién graduado – le hubiesen pagado 100 mil bolívares mensuales, el habría repetido feliz las mentiras que día a día se cuentan desde el canal de televisión de la Asamblea Nacional? Es más, ¿sí a ese periodista recién graduado le hubiesen pagado 100 mil bolívares mensuales, el habría sido el feliz anunciador de los desmanes con los que,  desde la Asamblea Nacional de Venezuela, se pretende enceguecer el diario vivir de los venezolanos, dejándolos sin otra información que la que se improvisa e inventa en las redes sociales, debido a que no hay prensa libre? Me he respondido con estupor que Si. Que el problema, estúpido, es el dinero. Punto.
No en balde corre desde hace décadas el mito urbano, atribuido a Jacinto Benavente, según el cual, el célebre intelectual español, encontrándose en una reunión con lo más granado y florido de la inteligencia de su tiempo, empezó a preguntar, hombre por hombre, si mediante el pago de una cantidad cada vez mas atractiva de pesetas de entonces, alguno de ellos estaría dispuesto a acostarse con otro hombre. Uno de los interrogados, en tiempos en los que la homosexualidad era un crimen de estado, recibió la pregunta acompañada de una- hipotética - cifra escandalosa de dinero y respondió que sí, que por esa cantidad lo haría. Benavente, entonces, se dirigió a los presentes y anunció a voz en cuello, la que puede que sea su más famosa ocurrencia:
-          Os fijáis señores, ya aquí tenemos la marica, solo hace falta el capital

domingo, 15 de noviembre de 2015

Yo rezo también...

En el año 2001 yo llevaba una poblada barba,  todavía oscura, que  junto a lo que en ese tiempo era una cabellera abundante  (identificada en mi pasaporte como de color castaño) me hacían parecer - rasgos engañadores que uno tiene - algunas veces,  un árabe que ni Mustafá y algunas otras, un judío recién salido del New York Fashion District. De esa facha tengo muchas anécdotas, en su mayoría muy divertidas; como el día que me persiguieron en NY un par de ortodoxos para "ponerme los Tefilines" y tuve que desprenderme de ellos en verdadero ataque de grosería; o las miradas de asombro de casi todo el mundo, cuando revelaba mis verdaderos orígenes, suramericanos hasta la decima generación ascendente. Ya sabemos que "los gringos son así" les encanta un estereotipo, una etiqueta y esas monsergas variadas. Lo comprobé en el aciago despertar del 11 de septiembre. Vivía en Houston, una prima a la que adoro estaba en New York y Daniel, el compañero irrepetible, en Afganistán o por ahí cerca. El país estaba sumido en una tristeza infinita, explicada millones de veces a lo largo de estos años en los que han surgido una inenarrable cantidad de teorías justificando, en sucesión de disparates, lo que pasó a la humanidad ese día en que fuimos  menos humanos que de costumbre. Yo estaba muy aturdido. Angustiado por la suerte de quienes debían estar a mi lado, y no estaban, y preocupado - cada minuto más - por la suerte que correríamos todos,  sobre todo después de haber visto como George Bush había logrado ponerse a la altura de las circunstancias y lanzar un discurso notable en el Memorial Service de la Catedral de Washington con el que abrió las compuertas de la tercera guerra mundial. Iba a trabajar sin saber a lo que me exponía al salir de casa y dejaba morir las horas restantes embrutecido, en silencio, frente al televisor, para volver a ver, una y mil veces, imágenes del horror.
El primer domingo posterior a los ataques, decidí salir a almorzar, solo, en plan "airearme un poco”. Escogí un restaurantico muy rico al  que acostumbraba ir, llamado Epicure que quedaba en uno de mis barrios favoritos de Houston, dentro de un antiguo centro comercial muy grato. Hacía calor - como siempre - y vestí, a pesar de la fecha, una camisa de lino blanco muy suelta que bien parecía una chilaba. No era consciente de mi apariencia mas allá del par de veces que me había mirado al espejo antes de salir para constatar que todo estaba en su lugar. Llegué al restaurant, saludé al dueño con amabilidad, pero sin darle tiempo a que me hiciera conversación porque no quería más una lluvia de lamentos. Cerca de mi estaban sentadas dos mujeres, tomando una botella de vino tinto y desgranando detalles de lo ocurrido menos de una semana antes. De pronto noté que hablaban de mí. No lograba escuchar lo que decían, pero era obvio que hacían comentarios acerca de mí. Iba por la mitad de mi comida cuando percibí que el humor de las dos señoras empezaba a enrarecerse, poblando el restaurant del ambiente triste y como de rabia contenida con que se estaban viviendo esos días. De pronto, una de las señoras llenó su copa con lo que parecía ser el último trago de la botella, se levantó de su asiento, caminó resuelta hasta mi mesa, se detuvo frente a mí y, arrojando la copa sobre mi cara y cuerpo, soltó llena de ira lo siguiente:
 - You...fucking arab go back to your fucking country....bastard... (Tú...árabe de porquería, regrésate a tu maldito país, bastardo)
Estupefacto, intente aclararle que yo no era árabe. El dueño del local acudió rápidamente a mi lado para tratar de aclararles quien era yo. Un cliente conocido mío intento mediar a mi favor, sin ningún éxito. La señora estaba fuera de sí, repitiendo sin parar, la línea anterior. La palabra que más alcanzaba escuchar era "arabic" o "arab"....y luego go back to your country. El ataque no se alargó por más de un par de minutos que a mí me parecieron eternos. Con un gesto de mis manos pedí a mis defensores que se callaran. Puse un billete sobre la mesa y salí del restaurante, pasando con la cabeza baja por delante de la mesa en que las dos mujeres terminaban con satisfacción su botella de vino. Llegué a mi auto, lo encendí y puse camino a mi casa. Unas cuadras más adelante empecé a llorar el dolor acumulado durante toda la semana del espanto terrorista. Lloré mucho rato. Lloré en el camino, seguí llorando al llegar a casa y estuve llorando sin parar hasta que finalmente me quedé dormido. Cuando desperté un par de horas más tarde, me di cuenta que había llorado más, por las dos mujeres que me habían atacado, que por las mas de tres mil víctimas de las Torres Gemelas.
¿Qué me pasó? Entendí el porqué de una guerra que será muy difícil de ganar, si es que alguna vez se termina. Los occidentales, aunque tengamos todo el derecho de este mundo a  existir con nuestros valores así sea a sangre y fuego, estamos enfrentados a una civilización que no conocemos. Occidente, un espacio que – más que geográfico – debe ser político, contar con una democracia que garantice libertad de poderes, derechos humanos y sujeción a la  norma democrática, está enfrentado a un mundo que en general no contribuye a ser entendido y por tanto, no facilita la construcción de una gramática en la cual todos podamos convivir en orden.
En nuestra obstinada carrera hacia la venganza de nuestros muertos, hemos optado por revolver, en un solo licuado, una raza compuesta por musulmanes, árabes, sirios, persas, suníes, ibadíes, maronitas, ismaelitas, drusos, coptos e incluso católicos, entre los que una minoría son yihadistas. No estamos hablando de gente que es árabe / musulmán y más nada. Aun así, nosotros, los de a pie,  en nuestra rabia - comprensible y justa - hemos decidido emprenderla contra los árabes. Incluso en este rincón del mundo, donde ya no hay mujeres altivas ni vino tinto que derramar sobre quienes nos parecen objeto de nuestra xenofobia facial.
Quizás hayan razones, cada nuevo atentado terrorista, anoche en Paris por ejemplo, el hombre deja de ser un poco más humano. No solo porque mata con el pretexto de invocar el nombre de un Dios que, en realidad, es la esperanza después de la muerte, sino porque nos convertimos de inmediato en verdugos de nuestra ignorancia yendo en contra de un error doblemente  cometido. El nuestro, al trocar esta horrible tragedia en una  competencia absurda de muertos de primera o segunda categoría y el de ellos al cumplir sus amenazas largamente vociferadas.
Lo lamento. Yo sé lo que siente un árabe – musulmán o no -  cuando es ofendido por su cara de árabe. Se lo que significa ser víctima por equivocación. He estado cerca del terrorismo y sé lo que causa. Yo rezo por Paris. Yo tengo miedo. Yo no quiero perder una persona más por estar en el sitio equivocado a la hora equivocada. Yo no quiero perder la Torre Eiffel, ni el Big Ben, yo no quiero que exista una hora equivocada o un sitio equivocado, ni en Paris, ni en Caracas, ni en Alepo, ni en Laos.
Yo rezo por Paris, y rezo también por Venezuela, y rezo también por el mundo árabe desconocido; ninguno de los tres vale anteponer un pero. La humanidad tendría que acabar por causas naturales. El odio no es una de ellas.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Noticias ¿urgentes?

Lo más fácil es suponer que nosotros, realmente, queremos que pase algo. Algo, alguna cosa que nos sacuda, algún 11 de septiembre tropical, alguna gran hecatombe.  Algo que nos lleve al límite, que nos obligue a replantearnos la vida o al menos a intentar recomenzarla. Algo. Yo no sé qué. Pero, algo.
Tiene que ser eso. Tiene que ser esa, la razón detrás de la proliferación de noticias, exageradas, adornadas, increíbles,  cuyo único fin es anunciar a gritos una de estas dos cosas: la caída estrepitosa del capo de los ojos lindos y / o la del señor que dice ser el que lleva las riendas del gobierno. Aun más atractiva que esta última, la caída de ojitos lindos, es sin duda alguna, aquello con lo que estamos más empecinados.  De él, nefasto personaje de estos años bolivarianos, suponemos tal cantidad de cosas que presagiar su caída, es lo que más sencillo vemos. En alguna parte de nuestro inconsciente reposa el convencimiento de que, todo lo que tenemos años repitiendo sobre ese señor ha de confirmarse y entonces, él, cumplirá la penitencia que le sea impuesta y nosotros, otra vez, bailaremos un derrumbe. ¿Es eso el algo que está a punto de suceder? Yo creo que no, pero hablaremos de eso otro día. Hoy me provoca centrarme en “las noticias”.
Yo creo que es culpa de Telemundo, más específicamente de una insólita señora a quien llaman la Dra. Polo, mezcla de Señorita Laura y Nancy Grace, que conduce uno de esos reality shows parecido al que originó a Primero Justicia. El programa de la Dra. Polo, por cierto, estuvo hace poco encabezando uno de los famosos titulares “bomba” a los que nos hemos hechos tan afectos debido a que, en una de sus emisiones, probablemente participó uno de los incontables “testaferros” del régimen, quien en un desliz (cosas de novatos, bueno sea decirlo) se le salió una asombrosa confesión mil millonaria de la que nos hicimos inmediato eco, gracias a la inefabilidad de las redes sociales, sin las cuales estar informado, en Venezuela,  sería imposible. Existiendo, como existe,  un cerco impenetrable frente a la prensa más o menos libre de la que disfrutamos durante toda nuestra vida, viviríamos en Narnia, de no ser porque a un buen grupo de gringos enemigos se les ocurrió la genial idea de conectarnos aun mas, gracias a ese fenómeno extraordinario de comunicación instantánea. Fenómeno que, por cierto, ha sido utilizado de muchas maneras por quienes han necesitado servirse de su eficacia. Se dice, y es el ejemplo más socorrido de la historia, que sin Twitter, la primavera árabe habría marchitado sus intentos antes de dar a luz resultados tan esperanzadores como lo que dio.
En estos lares, sin embargo, todavía no llegamos a tanto. Hasta ahora, las redes solo nos han servido para propagar rumores, la mayoría de las veces sin fundamento alguno, y para relatar noticias, que transferimos de red en red, sin constatar ni verificar, pensando que con ello hacemos labor de patria. Tenemos años en eso, no estoy diciendo nada que sea particularmente llamativo; lo que sucede es que en los últimos tiempos (errores gramaticales incluidos) los llamados “bombazos” bien podrían tratarse del último desnudo de Diosa Canales, cosa que dicho sea de paso, ya seguramente no impresiona a nadie.  Me ha dado por pensar que existe una plantilla de diseño, creada seguramente por los herederos de GRAVEUCA, en la que a todo color, letras casi siempre rojas y amarillas, se anuncia el descalabro del momento: es decir, el descubrimiento – cierto o no – de alguna nueva tropelía, que esta vez sí, pondrá en aprietos insalvables a los camaradas, provocando su derrumbe. Los vemos todos los días, sobre todo en Facebook. Están perfectamente diseñados para causar asombro, o por lo menos para no pasar desapercibidos. Hablan de (en este orden de importancia) fraude electoral, narco tráfico e historias, más o menos verosímiles, de corrupción ligada a alguna forma de inmoralidad. Cada cierto tiempo, las declaraciones desafortunadas de algún  jerarca de segunda, ponen un matiz distractivo en el que, la guinda del postre la pone siempre un error de léxico del señor que dice llevar las riendas del gobierno. Punto. A eso se ha reducido nuestro tour de force informativo. Diariamente y con entusiasmo, leemos, copiamos, compartimos y comentamos cualquiera de esos recuadritos francamente odiosos que presagian a full color un fin que nunca llega. A veces, como ha sucedido en los últimos días, la emoción de estar al borde de un desastre natural, hace que nos apropiemos de imágenes ajenas para ilustrar los daños catastróficos causados por una sucesión de temblores, que apenas tumbaron un par de metros de la vieja tapia del viejo cementerio de Chiguará en Mérida; así, de noticia en noticia hacemos camino para que en cualquier momento – lo más pronto posible - suceda algo que nos saque de  la modorra producida por un mal sueño que lleva ya 17 años.
Lo cierto, no obstante, es que – lamentablemente - ni siquiera hoy, día en que una noticia realmente estremecedora (tan mala como buena, según se mire) parece abrirle un interesante capitulo a esta historia, somos capaces de contener la manía de repetir -  exagerando - todo lo que nos llega a alguno de los quinientos grupos Whatsapp a que pertenecemos, sin movernos del sofá, soltar el Smartphone y hacer efectivamente algo que haga que a nosotros todos, nos pase algo. Algo bueno, es menester decirlo.  Es cierto que lo más fácil es querer que un evento, de cualquier naturaleza, nos zarandee; lo que no terminamos de entender es que, para lograrlo, tendríamos que poner el mayor de nuestros esfuerzos, abandonar el celu, aparcar un poco el buen humor del venezolano, parar de repetir todas esas chorradas que hablan - con musiquita de fondo - de lo bello que es todo lo que agarra el ojo, desde el sofá en que repetimos la ultima frivolidad del día,  y paremos de preguntar ¿hasta cuándo, Dios mío? cada vez que un nuevo zarpazo nos agrede; pues, entre otras cosas, ya Dios mío se ocupó – desde Cuba - de hacernos el milagrito hace exactamente dos años y ocho meses.

Etiquetas

#panamapapers (1) 19 de abril (1) 1S (1) 2010 (2) 2012 (5) 2016 (1) 2017 (1) 23 de enero (1) 6D (6) abstencion (2) abuela (3) abuso (2) accion democratica (2) acetaminofen (1) activista (2) adecos (1) adictos (1) adivinanzas (2) admiracion (1) adolescentes (8) adriana nunez (1) aeropuerto (3) áfrica (1) afrodescendiente (2) agresiones (1) agricultores (2) aguinaldos (1) agustina (2) AH1N1 (2) Ahmadinejad (1) ahorristas (1) al limite (2) albarregas (1) ALBOR RODRIGUEZ (1) alegrias (1) Alejandro (1) alemania (1) alerta epidemiologica (1) alicia (1) almuerzo (1) alvarez paz (1) amfar (1) amigos (9) amor (1) ana dolores (1) ana frank (1) anarquia (1) andinos (1) Andres (1) aniversario (1) año escolar (2) año viejo (3) apagones (2) árabes (1) argentina (5) armas (1) asalto (5) asamblea nacional (6) aseguradora (1) asesinatos (8) asesino (4) asi nos va (8) ataque (3) ateneo de caracas (2) atentados (3) atracos (2) ATREZZO (1) atun (1) auto desvalijado (2) autos quemados (2) ayuda (1) azucar (1) azzurro ristorante (1) Bacanos (1) bachaqueo (1) Bachelet (1) Bachianos (1) Ballet (2) Ballet Contemporaneo de Caracas (2) banco latino (1) bancos (5) banda sinfonica (1) BANESCO (1) banpro (1) Barack Obama (5) belgica (1) Benedicto XVI (3) benjamin (1) berlin (1) bicentenario (1) bizet (1) blackberry (1) blog (4) boda (2) bodega (2) bogotanos (1) bolivares fuertes (3) bonito (1) Bose (1) boxeador (2) brasil (2) bromas (1) brujerias (2) buen tipo (3) buen vivir (3) buena noticia (1) burka (1) cacería (1) cacerolas (1) cacerolazo (1) CADELA (1) cadenas (2) cadivi (1) café (1) Caitlyn Jenner (1) CAJERO (1) caldera (2) calsi (1) camino (2) campana electoral (6) campeón mundial de boxeo (2) Canal de TV (2) cancer (4) candidato (9) cantantes (2) CAP (1) capriles radonsky (7) caprilismo (1) Carabobo (1) caracas (17) Carceles (3) carestia (3) Carlos (1) carlos andrez perez (3) Carlos Escarrá (1) carmen (1) carnaval (1) carnicero (1) carpeta (1) carrera (1) carros (4) cartas (1) Casa Blanca (1) caserones (1) casita en el arbol (1) Cecil (1) cecilia matos (1) cedula (1) celebraciones (2) Celina (4) censo (1) censuras (2) centro de merida (11) chamos (3) Chavez (1) che vaisman (2) chela (3) chile (2) chilenos (2) chocolate (1) CICPC (1) cierre (1) cincuenta (1) cine venezolano (1) circulos bolivarianos (1) cirugia plastica (1) ciudadanos (2) clases sociales (5) clavos (1) CNE (5) cocina (1) colageno (1) colectivo gay (3) colombia (8) colores (2) comida (1) comida piche (1) compania nacional de teatro (2) compinches (2) compuerta (1) computador (2) comunicacion global (4) comunidad libre (3) concierto (2) concierto por la paz (2) conectado (2) conexión (1) confesiones (1) confrontación (1) conjunto residencial las marias (6) consejo nacional electoral (7) constitucion (1) controles (1) copa america (1) corinna (1) corridas de toros (2) corrupcion (1) cosas de la noche (1) costumbres (1) cosulich (1) credenciales (1) crimenes (4) crisis humanitaria (2) cristina fernandez de kirchner (2) Crucificcion (1) cruz (1) Cuba (11) cubanos (13) cuenta propia (1) cuentapropismo (1) Cultura (2) cumpleanos feliz (3) custodios (3) daniel zamudio (1) debate (1) deber (1) decencia (1) declaracion publica (2) dedo en la llaga (1) defensora del pueblo (2) deja vu (1) delincuentes (7) democracia (6) democratica (1) demonios (1) dengue (1) deporte (3) derecho (6) derechos de autor (1) desabastecimiento (2) desapego (1) desastre natural (3) despecho (2) despedidas (2) después de la batalla (2) devaluación (3) dia de la raza (1) dia de las madres (2) dia de los inocentes (2) dia de parada (1) dialogo (2) dictadura (4) diego arria (2) dinero (7) Diosdado (1) diputados (3) directores (1) disculpa publica (1) discursos vacios (2) disentir (1) Dislexia (1) disparate (1) disparos (4) disturbios (11) diversidad funcional (1) doble moneda (1) documento bonito (1) documentos (1) documentos de panamá (1) dolares (5) dolor (1) domingo (2) domingo salazar (2) Doña Gladys (1) dos paises (3) duelo (3) duquesa de alba (1) earle herrera (1) ebola (1) economía (1) ecos del torbes (1) ecuador (1) Edie Windsor (1) Eduardo Gomez Sigala (1) educacio (1) educacion (9) educacion media (4) edward snowden (1) Edwin Erminy (1) efectivo (1) ejido (1) el campito (1) el morocho (1) el nacional (2) elecciones (49) electricidad (1) elizabeth taylor (1) embajadores (2) emigrar (1) empleados (3) encuentro (1) enfermedades (8) escandalo (5) escasez (2) escuelas (18) espana (7) especulación (1) esperanzas (2) espionaje (1) esposas (1) esquina de cipreses (1) Estadista (2) estados unidos (4) estafa (1) estudiantes (10) etica (2) eufemismos (1) europa (5) eva gollinger (1) eventos (3) exilio (10) exodo (2) expais (6) expresidente (2) expropiado (1) extradicion (1) extranjería (1) facebook (1) facundo cabral (1) familia (9) fe y alegria (4) felicidades (4) Felipe (1) feliz año nuevo (5) FELIZ NAVIDAD (5) ferias (1) ferias del sol (5) fibromialgia (1) Fidel Castro (4) fiestas (3) fin del mundo (1) final (1) fiscal (2) FITVEN (1) flor por cada muerto (2) Florida (1) flotilla de la libertad (1) fotocopias (1) fotografias (4) fran (1) francisco javier rivas (1) francisco mujica (1) Franklin brito (2) freddy orta (2) freelance (1) frenesi (1) frontera (2) fuerza (1) fumar (1) fundación don bosco (1) fundacomun (1) fusiles (1) futuro en ciernes (7) gadafi (1) ganador (2) ganamos (1) gatopardo (1) gay (1) generacion y (1) gente brava (2) globovision (2) GNB (2) gobernador (2) gobierno (12) gochos (1) golpe de estado (1) graduacion (1) graffiti (1) gringos (1) gripe (1) guardaespaldas (1) guerra (5) guillermo zuloaga (2) Habana (19) hada madrina (1) haiti (1) hector torres (1) helicoide (1) herencias (1) hermano (1) hijos (1) Hilton (1) historia (10) hogar (1) holocausto (1) hombre nuevo (4) homilia (1) homofobia (1) homosexual (1) honestidad (1) hospitales (5) hotel (1) huelga de hambre (5) huelga general (2) Humala (1) humillaciones (1) humoristas (1) identidad (2) idi amin (2) Idi amin dada (1) iglesia (1) imagenes (2) impuestos (1) inca valero (2) independencia patria (4) indignidad (2) inflación (1) información (1) ingrid betancourt (1) inocentes (2) inscribirse (1) insobornables (1) internet (2) intervencion (1) invaden terrenos (1) invasiones (2) invasores (3) Iran (1) irrespeto (1) isaac chocron (2) israel (1) janani luwum (1) japon (1) jennifer carolina vielma de valero (1) jesucristo (1) Jesuitas (1) jibaro (1) jimmy kimmel (1) Josefa (3) jóvenes (1) juan carlos liendo (2) juan manuel santos (1) juan pablo II (1) Juanes (1) judas (1) jueces (1) julius nyerere (1) justicia (3) justicia sabanetera. (2) La Fria (1) la lucha (1) la vino tinto (1) ladrones (3) latinoamerica (2) Lava (1) lavidadenos (1) lester rodriguez (1) libertades (5) libertador (1) libre empresa (2) libros (1) liendos (2) Lila Morllo (1) lina ron (1) linchamientos (1) lista (1) listas de los viernes (17) literatura (1) liza minelli (1) lluvias (3) lochte (1) loma de los maitines (1) lorena guillen (1) Lorenzo Mendoz Gimenez (2) los malos (4) lucha de clases (1) Luis Chataing (1) luisa estela (1) luisa ortega (1) lutos (3) luz (2) madre (6) magdalena (1) magistrado (1) magnicidio (1) maiquetia (2) malandraje (3) maldad (1) Mandela (1) maniatado (1) mano dura (1) manuela saenz (1) maquina de votaciones (2) Margarita (2) Maria (3) maria corina machado (1) Maria Eugenia Barrios (1) maria leon (1) maria teresa castillo (1) mario vargas llosa (1) martin luther king (1) matrimonio (3) medicinas (2) medicos (5) medios publicos (1) megalomania (1) mercado negro (2) mercal (1) merida (72) mesa de la unidad democratica (11) miami (1) Michael Moore (1) miedo (3) migrantes (5) Miguel Angel Rodriguez (1) Miguel Ferrari (1) militante (1) militar (1) mineros (1) ministro (2) mis nietos (1) mises (2) mision imposible (1) misionero (1) miss universo (1) mistela (1) momentos (1) moneda (2) monstruo (1) montse (1) Montserrat Caballe (1) morgue (1) mosquito (1) moteros (1) motines (1) motorizado (4) movilnet (1) movimiento13 (1) Muammar (1) muchachos (1) mudanza (1) muerte (4) muerte por inanicion (2) muertos (5) mujer (5) mundalista (1) mundial de futbol (3) municiones (1) musulmanes (1) narco (1) NAVIDAD (11) nazareno de san pablo (3) negocio (5) Nelson bocaranda (1) nestor kirchner (1) netanyahu (1) nevera (1) new york (1) no es lo mismo (1) no se (1) no violencia (2) noche de los lápices (1) nochevieja (2) nona (2) nostalgias (4) noticias (3) Obama (2) obligacion de votar (4) odio de clases (4) odios (2) OEA (1) Offer Saks (1) oficinas (1) ojo por ojo (1) olimpiadas (1) Olvido (1) omnipresente (1) once de septiembre (1) opera (1) opinion (2) oposicion (4) oraciones (1) oraculo (2) organizacion de estados americanos (1) oriente (1) Orlando (1) orquesta (1) orquídeas (1) ortega (1) oscuridad (1) oso polar (1) oswaldo (1) pablo perez (1) padre candido (1) PAE (1) pais (7) paises (1) palabras (3) panaderias (1) panamericana (1) panteon nacional (1) Papa Doc (1) Papa Francisco (1) Papa Nazi (1) papel cuche (1) paraiso (1) paramos (1) pareja (1) parias (1) Paris (1) paro civico (2) parque tecnologico (1) participacion (1) partida (3) partido de gobierno (1) pasaportes (2) pasteles (1) patan (1) paternidad responsable (1) patria (8) paz (2) pdval (1) Pedro (1) peleas (1) perdedor (1) Perez (1) Perez Jimenez (2) periodista (6) perlas del horror (1) permuta (1) personajes (8) Peru (1) pesadumbre (1) pesos (1) pinera (1) plata facil (1) plaza bolivar (1) POLAR (1) polarizados (1) policia (9) politico (8) poliza (1) pon a volar un libro (1) precios altos (2) Premio Nobel (2) premio rodolfo walsh (1) prensa del corazon (1) prescindibles (1) presidente (11) preso (2) preso politico (4) primarias (12) primero de mayo (1) primos (1) probidad (2) problemas (1) profesionales (1) profesor (2) programa de alimentacion escolar (1) prohibido (3) propiedad privada (1) prostitucion (2) protestas (6) pueblo unido (4) puertas (1) PULSE (1) puntos rojos (1) rafael (2) rafagas (1) rajoy (1) ramiro Valdez (1) ramos allup (1) rating (1) Raul Castro (1) rayi (1) RCTV (1) referendo (1) reforma educativa (3) refrescos (1) refresqueria (1) regalito (2) regimen (4) registro electoral permanente (6) regulaciones (1) reinas del corazon (5) relaciones diplomaticas (1) religiosas (2) renuncia (3) reposo (1) rescate (2) residencias universitarias (1) resignacion (1) resistencia pacifica (1) respeto (3) respuesta (1) restaurant (2) retreta (1) revolución (1) revolucionario (3) revueltas (5) rey de escocia (1) Ricardo Fernandez Barruecos (1) rico mc pato (1) roberto (1) robos (3) rojo (5) RR (1) ruidos ensordecedores (1) rumores (3) sabanetero (20) saber que se puede (1) salida (3) San Pancracio Martir (1) Sanchez (1) sangre (1) Santa (3) Santa Cruz de Mora (1) santidad (1) sapos (1) sara delgadillo (1) sarita (1) sebastian (1) secuestradores (2) secuestro (3) seleccion brasilera (2) semana santa (3) Seminario Merida (2) septiembre esperanzador (2) SIDA (1) siglo XXI (3) silencio (1) silicon valley (1) simon bolivar (3) soborno (1) sobrina (1) socialismo (2) sociedad (3) Socorro (1) solidarios (3) sorpresas (1) sucesos (1) sufrimiento (1) suicidio (1) Sumate (1) surafrica 2010 (1) Tachira (2) tanzania (1) Tañon (1) tarjeta de credito (1) tascon (1) taxis (3) taxista (2) teatreros (6) teatro (2) teatro nacional (1) telefonico (3) televisión (6) tequila (1) Teresa Carreño (1) terremoto (4) terrenos (3) terrenos invadidos (1) terroristas (5) tetas (1) tia aida (1) tiempos revueltos (6) tiros (1) toldos (1) tolerancia (2) Toma de Caracas (2) tópicos (1) toros (2) Torres gemelas (1) trabajadores (5) tradicion (2) traducciones (1) traductor (1) tragedia (2) traidor (1) tramites (1) transformistas (2) transporte (1) tribunal supremo de justicia (2) trincheras (3) trolebus (1) tupamaros (10) turismo (1) turquia (1) twitter (5) ucrania (1) Uganda (2) ugandeses (1) ULA (4) ULATV (1) unidad (3) Universidad (6) Universidad Central (1) urbanizacion (1) vacaciones (1) valencia (1) valiente (1) Vaticano (3) vecinos (4) venezolanos (47) venezuela (89) venezuela telefonico movilnet (1) venganza (1) verdad (2) viajeros (12) viajes (1) vida (2) viernes negro (1) viernes santo (1) violador (2) violencia (11) virgen de coromoto (1) virus (1) viviendas (1) voluntarios (1) votar (4) votos (1) VTV (1) wilman (1) World Trade Center (1) Yoani (1) zaira andrade (1) zapatos (1) zapping (1) zuloaga (1)