En Venezuela, cada región tiene su nombre,
pero en todas, la cerveza se llama POLAR
Intento comprender, y advierto que es un ejercicio difícil, la nueva manía del sabanetero. Intento mantenerme callado, haciendo caso de las voces que me advierten los peligros. Intento dar cabida en mi conciencia a una razón para aceptar violencias y malas palabras. Claudico. Finalmente asumo que no sirvo para apagar la máquina; pero, me ahorro las largas listas de razones para oponerme a la campaña en contra de Empresas POLAR, documentadas hasta el hartazgo y hurgo, hasta conseguir una explicación sencilla a ese estilo insoportable de “a la salida nos vemos” que nos causa tanta angustia.
Entonces entiendo, muy a mi pesar, que es la más sucia cara de la lucha política; que se trata solamente de una estrategia electoral, que el único fin de tanta inquina contra POLAR es ganar votos. Suena extraño, pero no encuentro nada más que pensar: Si el enemigo del desgobierno, son los ricos “de toda la vida” y el discurso de odio tiene que basarse en acabar con ellos, nada mejor que dirigir los misiles contra la que puede ser la familia mas rica del país. También la más productiva, la que mejores respaldos ha dado a la ciencia y la cultura, la que más puestos de trabajo genera y la que se ocupa, exitosamente, de producir alimentos y distribuirlos cuando aun están aptos para el consumo humano.
Lo malo es que esa estrategia de loco, puede terminar con el cierre de POLAR. Lo peor es que ese cierre, sólo perjudicará al pueblo que tanto se ha defendido desde las alturas del poder. La familia Mendoza tiene sus asuntos resueltos, perder su empresa solamente les causará un disgusto. Las más de 50 mil familias venezolanas que dependen de POLAR para vivir, contarán otro cuento. Tal vez uno que deje muy mal parado al que aconsejó “cogerla” contra POLAR. Pero la soberbia no deja ver esos detalles.
Hoy ganarán los votos de quienes se dejan embaucar por las bravuconadas del régimen. Mañana, habrá alguien esperándolos en la bajadita. Puedo jurar que no será Lorenzo Mendoza Giménez.
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