Se trata de la Quinta
MAMÁ, ubicada en la calle Mohedano del prestigioso Caracas Country Club;
una casa francamente insólita perteneciente al hermano de Pérez Jiménez,
Francisco, en la que el habitó hasta su muerte en compañía de su esposa y su
mamá. Hablar de esa casa tomaría páginas
de una excesiva especialidad que no poseo; lo que se me antoja indispensable es, hablar
de lo que hablamos, quienes leímos lo publicado sobre la casa. No sé
exactamente cuando fue; pero, en algún momento de los 90´s conocí esa casa por
puro accidente. Llegué hasta allá en uno de mis peregrinajes de productor
buscando algún mueble indispensable para el éxito de una puesta en escena, y
quedé absolutamente maravillado. La
casa, construida con la intención de asemejar un barco, tiene todos los
detalles que hicieron de la década del 50 un hito en la arquitectura criolla y
además, tenía una carga histórica
realmente estupenda. Francisco Pérez Jiménez, me recibió en la puerta de la
mansión para servirme de guía por los recovecos de la casa que, entre otros
encantos, tenía el de ser la residencia personal del hermano de un dictador
cuyas historias de horror se repetían en mi mesa familiar desde siempre. Francisco, amable y buen conversador, me
mostró el rocambolesco oleo de Doña Adela Jiménez de Pérez que presidia el salón
y desde allí, se ocupó de guiarme orgulloso por todos los rincones de la
fastuosa residencia, para ese momento en franco deterioro de venta de garaje.
Durante toda mi visita, una señora obviamente enferma, atestiguaba la escena
como si no le perteneciera.
Me impactó. Tanto que le conté a mi amiga Lupe Gherembeck mi hallazgo y, a cuatro manos, escribimos el guion de 50 – 90 era jugando, un cortometraje que más tarde hicimos bajo la dirección de Carlos Castillo. La casa era, con expresión de sifrino bocabierta, in-cre-i-ble. Tres pisos en los que nada se había quedado sin intentar. Un elevador de esos de película italiana, pisos de mármol en diferentes tonos, un salón de techos policromados en los que había un escudo de Venezuela, una capilla encomendada a la Virgen del Valle, un cuarto en el que se almacenaba una inmensa colección de estampillas y monedas y un observatorio con esplendidas vistas a los campos de golf y un telescopio, montado con todos los hierros, para observar las estrellas. La guinda del postre: una piscina con forma de guitarra (cuerdas y todo lo demás, pintadas en el fondo) que presidia un jardín en cuyos muros se acumulaban frescos de lo que se conoce como “paisajismo venezolano”. Nunca la pude olvidar, sobre todo porque la visité muchas veces, hasta que un día cualquiera, un seguroso con pinta de matón de barrio impidió, para siempre, mi acceso.
Han pasado muchos años. Hace pocos días, el santo Facebook que todo lo sabe, me invitó a leer una publicación en un blog que versaba sobre la casa. El artículo, acompañado de algunas líneas alertadoras de nostalgias, es más bien gráfico: contiene una excelente galería de fotografías de la casa. Entonces, me fue imposible dejar de contar mi experiencia con la mansión para contribuir a esclarecer un asunto vital: la casa, en contra de lo que afirmaba el autor del blog, nunca fue de Marcos Pérez Jiménez, ni tenía mazmorras o calabozos aterradores. Fue la casa de su hermano. Nada más.
Es entonces cuando fui absorbido en un foro virtual supremamente interesante, que poco a poco fue revelando su venezolanidad: en poquísimos comentarios más adelante, la discusión se había tornado casi exclusivamente política. Peor aún, casi exclusivamente, pro Pérez Jiménez. No hace falta ser demasiado inteligente para deducir una primera cosa: un blog dedicado a la arquitectura y el diseño grafico, tiene un público muy especial: imagino que joven, culto y relativamente conocedor de “exquisiteces”, pues bien, en un poco más de 40 comentarios, la mayoría habla con nostalgia de la vida bajo la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Un capítulo horrendo de nuestra historia, al que quizás, de acuerdo a lo leído, estamos empezando a romantizar peligrosamente.
¿Qué Pérez Jiménez llenó de edificaciones y obras de infraestructura la capital de Venezuela? Si, es cierto. Mussolini en Italia también lo hizo. Hitler en Berlín, concibió el aeropuerto más moderno del mundo, hoy día convertido (como por ejemplo, el Helicoide) en una mole de cemento al que nadie sabe que uso darle definitivamente. ¿Que con Pérez Jiménez podía uno dormir con las puertas abiertas? Es verdad, parece que se podía. Porque los que se atrevían al indecoroso asunto de abusar, eran exterminados junto a los disidentes de la dictadura. ¿Que con Pérez Jiménez todo alcanzaba? Si, es posible, La abundancia de esos años, cerraba las puertas de las mazmorras de la Seguridad Nacional. ¿Seguimos?
Si la vida en los tiempos de Pérez Jiménez hubiera sido tan buena, ¿Por qué estamos tan fascinados con la idea de que, en esa casa en particular, estaban ocultas una serie de mazmorras y calabozos, que daban pie, en las noches de soledad, a ruidos de fantasmas y aparecidos? Me ha sorprendido un mundo constatar que, toda discusión que se forme en torno a esa casa, es una prueba más de los tiempos actuales: estoy seguro que en un futuro, no muy lejano, hablaremos de las viviendas dignas o pent-houses de súper lujo, con la misma morbosa fascinación.
Es lo que tiene el anonimato de las redes sociales: aguanta tanto como el papel que ya no existe o la Quinta Mamá, con la que no hacen, todavía, nada útil. Venezuela, pues, en cinco mil metros cuadrados y 64 posts.
Me impactó. Tanto que le conté a mi amiga Lupe Gherembeck mi hallazgo y, a cuatro manos, escribimos el guion de 50 – 90 era jugando, un cortometraje que más tarde hicimos bajo la dirección de Carlos Castillo. La casa era, con expresión de sifrino bocabierta, in-cre-i-ble. Tres pisos en los que nada se había quedado sin intentar. Un elevador de esos de película italiana, pisos de mármol en diferentes tonos, un salón de techos policromados en los que había un escudo de Venezuela, una capilla encomendada a la Virgen del Valle, un cuarto en el que se almacenaba una inmensa colección de estampillas y monedas y un observatorio con esplendidas vistas a los campos de golf y un telescopio, montado con todos los hierros, para observar las estrellas. La guinda del postre: una piscina con forma de guitarra (cuerdas y todo lo demás, pintadas en el fondo) que presidia un jardín en cuyos muros se acumulaban frescos de lo que se conoce como “paisajismo venezolano”. Nunca la pude olvidar, sobre todo porque la visité muchas veces, hasta que un día cualquiera, un seguroso con pinta de matón de barrio impidió, para siempre, mi acceso.
Han pasado muchos años. Hace pocos días, el santo Facebook que todo lo sabe, me invitó a leer una publicación en un blog que versaba sobre la casa. El artículo, acompañado de algunas líneas alertadoras de nostalgias, es más bien gráfico: contiene una excelente galería de fotografías de la casa. Entonces, me fue imposible dejar de contar mi experiencia con la mansión para contribuir a esclarecer un asunto vital: la casa, en contra de lo que afirmaba el autor del blog, nunca fue de Marcos Pérez Jiménez, ni tenía mazmorras o calabozos aterradores. Fue la casa de su hermano. Nada más.
Es entonces cuando fui absorbido en un foro virtual supremamente interesante, que poco a poco fue revelando su venezolanidad: en poquísimos comentarios más adelante, la discusión se había tornado casi exclusivamente política. Peor aún, casi exclusivamente, pro Pérez Jiménez. No hace falta ser demasiado inteligente para deducir una primera cosa: un blog dedicado a la arquitectura y el diseño grafico, tiene un público muy especial: imagino que joven, culto y relativamente conocedor de “exquisiteces”, pues bien, en un poco más de 40 comentarios, la mayoría habla con nostalgia de la vida bajo la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Un capítulo horrendo de nuestra historia, al que quizás, de acuerdo a lo leído, estamos empezando a romantizar peligrosamente.
¿Qué Pérez Jiménez llenó de edificaciones y obras de infraestructura la capital de Venezuela? Si, es cierto. Mussolini en Italia también lo hizo. Hitler en Berlín, concibió el aeropuerto más moderno del mundo, hoy día convertido (como por ejemplo, el Helicoide) en una mole de cemento al que nadie sabe que uso darle definitivamente. ¿Que con Pérez Jiménez podía uno dormir con las puertas abiertas? Es verdad, parece que se podía. Porque los que se atrevían al indecoroso asunto de abusar, eran exterminados junto a los disidentes de la dictadura. ¿Que con Pérez Jiménez todo alcanzaba? Si, es posible, La abundancia de esos años, cerraba las puertas de las mazmorras de la Seguridad Nacional. ¿Seguimos?
Si la vida en los tiempos de Pérez Jiménez hubiera sido tan buena, ¿Por qué estamos tan fascinados con la idea de que, en esa casa en particular, estaban ocultas una serie de mazmorras y calabozos, que daban pie, en las noches de soledad, a ruidos de fantasmas y aparecidos? Me ha sorprendido un mundo constatar que, toda discusión que se forme en torno a esa casa, es una prueba más de los tiempos actuales: estoy seguro que en un futuro, no muy lejano, hablaremos de las viviendas dignas o pent-houses de súper lujo, con la misma morbosa fascinación.
Es lo que tiene el anonimato de las redes sociales: aguanta tanto como el papel que ya no existe o la Quinta Mamá, con la que no hacen, todavía, nada útil. Venezuela, pues, en cinco mil metros cuadrados y 64 posts.
Muy cierto Juan Carlos la gente con tal de llamar la atencion se pone a decir boberias que no van al caso, por cierto las fotos del blog pudieron ser mejores, pero es triste ver como otra obra o lugar con importancia se deja perder porque a nadie le importa.
ResponderEliminarNo entiendo porqué este blog dice que la casa está abandonada, en esa casa hay dos productoras de cine y tv... y sigue siendo la sede de dichas productoras, por la pandemia está inactiva, más no abandonada
EliminarHola, hoy estuve buscando la casa y no pude dar con ella, hay algún punto de referencia para localizarla? Me interesa para saber que posibilidaddes tengo de tomarle fotos y crear un registro fotográfico de la misma manera que hice con la Iglesia de San Constantino y Santa Elena del Hatillo. Saludos cordiales
ResponderEliminarLa casa se encuentra, casi al final de la calle Mohedano, del Country Club. Subiendo por la Av. Ppal del Cpuntry Club (desde la Francisco de Miranda) a unas tres cuadras a la izquierda, está la calle Mohedano. Es una calle ciega. Vea si le dejan entrar. Le están poniendo una garita de vigilancia.
EliminarYo se donde es llamenme para explicarles el camino estos son mis números 04142911904 y 04242271450
Eliminarhttps://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10224499599615911&id=1185183540&sfnsn=mo&extid=4z2t8EPSDNNAZP4z
EliminarHola. Me encantaría saber a quién pertenece la casa actualmente...
ResponderEliminarLa quinta es de acceso público?
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEn mi opinión la casa es un homenaje al kitsch.
ResponderEliminarAmigos esa casa de Francisco Perez Jimenez ASESINADO en pleno campo de golf del prestigioso Country Club y el cual no se hablo por muchos años con su hermano el Presidente Marcos Perez Jimenez por esta razón , ya que esta quinta la cual conocí y no por accidente como menciona el querido amigo narrador de su versión, esta quinada donde vivió la señora Adela , esta intacta y vigente en la moheda no y no es la señalada , si hay ya una casilla de vigilancia y es la misma calle donde vivió y vive la familia del poderoso adeco presidente de Pro-Venezuela (Vitalicio) Reynaldo cervini...no se den mala vida por esta casa, visiten en el callejón Machado del Paraíso si existe la verdadera casa del Presidente , en el Paraíso donde siempre vivió hasta su destitución , y recuérdense de Los Núñez de Betancourt en Altamira , o el gran Leoni con su adquisición y estreno de La actual CASONA ...eso si es vida , teniendo Puepa en Los Palos Grandes se gasto en la nueva casa Presidencial que NUNCA existió en los años 50 ni anteriores, saludos
ResponderEliminarEstimado "eugoso". estoy interesada en conocer mas de residencias de presidentes en Caracas. Ud. aporto valiosos datos de Perez jimenez, Betancourt y de Leoni. ¿Me puede indicar si conoce donde hay información sobre los otros presidentes?. Muchas gracias. Agustina.
EliminarLa casa del Paraiso esta abierta al publico?'
EliminarMe da risa comon hable de historia cuando desde pequeño nunca se hablo de el tema en los colegios y lo poco que decian era perverso, duela a quien le duela esre pais se perdio el 23 de enero de 58, se paralizo la modernizacion del pais muchos proyectos se engavetaron y otros se paralizaron como el sistema ferroviario donde en carabobo hay vestigios de lo que seria y los que continuaron los demejoraron y doblaron su costo como ocurrio con el puente sobre el lago, haro digo como usted ¿seguimos? me sigue dando risa deje a cada quien que piense como le de su real gana lo importante antes de hablar es investigar y no solo con lo que sabe todo el mundo sino ir mas alla profundisar, quieren saber quien era marcos perez jimenes valla para su pueblo natal michelena para que despues hablemos
ResponderEliminarTotalmente de Acuerdo...
EliminarSoy pleno partidario de las palabras de H. Ferrebus... Es preciso investigar a fondo si el tema le atrae a alguien, y lo de la casa en Michelena también es muy interesante, pero casi no hay quien haya hecho variedad de fotos del sitio y por eso nadie se entera.
ResponderEliminarSí yo no estuviera tan lejos y disminuido en mi capacidad motora, buscaría la manera de completar esos datos faltantes que hay sobre las residencias mencionadas para desmistificar tantas ideas y leyendas sobre el General M. E. Pérez Jiménez.
Para "Eugoso"
ResponderEliminarLa residencia presidencial "La Casona" que está a la entrada de la Urb. Santa Ceciia en Caracas, es la casa principal de una propiedad antigua que recuperó el tristemente famoso Rómulo Betancourt, precisamente con la intención de convertirla en lo que estrenó mas tarde el abogado Raúl Leoni durante su presidencia.
Las grandes haciendas antiguas y otros terrenos tuvieron dentro de sus límites alguna gran casa, casi fastuosa, cuyo prestigio y comodidades eran reflejo de la condición económica o política de la familia que la habitase, y La Casona era precisamente algo representativo de lo que fueron sus dueños originales.
En Caracas aún hay algunos vestigios de la importancia de esas mansiones, como es el caso de la que está en San Bernardino convertida en "Museo Colonial", y repito,algunas pocas mas que aún quedan en pié.
De cuanquier forma es fascinante conocer las historias de esos palacios antiguos.
ResponderEliminarDonde queda el museo colonial?
ResponderEliminarBuenas tardes, alguien sabe si hay alguna manera de conocer la casa, una visita guiada, pagar por verla? Me interesa la historia y la arquitectura de Caracas. Mi Instagram es @elgallego33
ResponderEliminarTengo amistades interesadas en conocer la casa y su historia. Gracias de antemano.