Once millones de documentos, nada más y nada menos, están en
el centro de uno de los escándalos más llamativos de los últimos tiempos: #panamapapers o “Documentos de Panamá” la
filtración de información, muy sensible, sobre la forma en que ricos y famosos
del mundo, manejan sus grandes fortunas. Esto
incluye tanto a personas que han ganado inmensas cantidades de dinero de una
manera pulcra y decente, como a poderosos que, a la sombra del poder, han
amasado ingentes caudales robándose el dinero destinado a funciones de gobierno
o desarrollo de programas sociales (siempre parece ser, ese, el dinero que se roban). Hasta ahora se sabe poco o, mejor dicho, se
sabe lo que más interés despierta cuando se habla de escándalos financieros:
nombres y apellidos, muchos de los cuales si bien no son una sorpresa (se trata
en su mayoría de personas a quienes todos consideramos inmensamente ricas) por lo menos nos asombran con la revelación de
que son capaces de triquiñuelas non sanctas.
Hará falta un estudio en profundidad para saber hasta qué
punto Panamá Papers acabará con la
honorabilidad de las personas ligadas a lo que más bien parece chismorreo
financiero pues, para empezar, la existencia de un conglomerado de empresas off shore, no es delito en sí mismo. Están
asociadas a prácticas poco claras y, en general, sirven para tapar las suciedades
que los dueños de abultadas cuentas bancarias no quieren que se descubran;
pero, su existencia no es ilegal. No
constituye delito, aunque sus prácticas opacas puedan constituirlo (de hecho
parece que tal cosa puede afirmarse sin lugar a dudas). Entonces ¿Por qué la
noticia ha saltado a la primera plana de la mayoría de los periódicos del
mundo? Pues, no solo por tratarse de la mayor filtración de documentos
sensibles conocida hasta ahora en la historia de la humanidad, sino porque,
tras esa millonada de emails, se esconden una serie de suspicacias que, para
algunos de nosotros no deben pasar desapercibidas.
Por ejemplo: la firma MOSSACK FONSECA, sobre la que recae la propiedad exclusiva de documentos que ponen al descubierto todo un largo entramado de posibles trampas, por lo menos en el ámbito fiscal - para no entrar en detalles - llevaba 40 años de “inmaculado” desempeño en el entramado (vasto y muy opaco) mundo financiero Panameño. ¿No vale la pena preguntarse, de qué se valieron los ejecutivos y oficiales de MOSSACK FONSECA para mantener ese estatus de intocabilidad durante tantos años? ¿Cómo consiguieron funcionar de manera casi perfecta, asegurando la tranquilidad de sus clientes (entre los que se cuentan reyes, narcotraficantes y conocidos gobernantes) durante cuatro décadas? Es llamativo. Todos los gobiernos del mundo en aquello que tienen mayor experticia es en controlar las organizaciones que mueven y remueven dinero, sobre todo si ese dinero proviene de manos extranjeras. ¿Hasta dónde, el gobierno panameño sabia de lo que se trataba el negocio de MOSSACK FONSECA? ¿Hasta dónde es Panamá una amplia y tupida mampara para fortunas mal habidas?
Otro ejemplo: entre los nombres que han asomado (ninguno de los cuales está ni siquiera siendo investigado por alguna causa relacionada a malos procederes financieros) destaca el de algunos famosos artistas, deportistas y habituales de la prensa del corazón. La Infanta Pilar de Borbón, tía del actual Rey Felipe VI de España y hermana del Rey Emérito, Don Juan Carlos I, de quien se dice posee una inmensa fortuna personal, es directiva de una empresa cuyos objetivos se desconocen al completo, fue manejada por MOSSACK FONSECA y está residenciada en las Islas Vírgenes Británicas, donde no posee ni un humilde mail box. Por el estilo, Pedro Almodóvar, Edith González, Iván Zamorano y un largo etcétera, tienen algo que ver con empresas “de maletín” fundadas y controladas por MOSSACK FONSECA con domicilios fiscales que van, desde las Islas Vírgenes Británicas hasta las mismas calles panameñas. Sin embargo, llama poderosamente la atención un nombre de oro puro: Lionel Messi, el mejor jugador de futbol del mundo. El consentido de todos los aficionados. El Rey de uno de los deportes con mayor número de fanáticos sobre la tierra. La estrella que más brilla - por razones todas muy positivas - en el ancho universo deportivo mundial.
Lionel Messi, el argentino cuyas piernas seguramente están valoradas en muchísimos millones de dólares, ha sido repetidamente acusado de mantener un comportamiento sospechoso en cuanto al manejo de su inmensa – muy bien ganada – fortuna. En una oportunidad fue investigado por la fiscalía española y llevado a juicio su padre (a quien todos responsabilizan de sus desmanes financieros). Curiosamente, en ese mismo momento, salió a la luz un lacrimógeno artículo periodístico, viralizado en segundos, en el que se hacía pública (de manera no oficial) su supuesta enfermedad de Asperger. Ni más ni menos. Messi es un excelente jugador de futbol, dice la nota periodística a la que se han hecho millones de menciones, pues padece una rara forma de Autismo conocida como Síndrome de Asperger. De alguna manera eso lo inhabilita para tener dominio de cosas tan terrenales como su increíble patrimonio; es muy simple: cabe esperar que #panamapapers no afecte su popularidad y, su honestidad personal, mancillada o no, permanezca a salvo de las dentelladas de la justicia mediática. Suerte que no correrá el presidente de México, Enrique Peña Nieto y su esposa, la inefable gaviota, Angélica Rivera. Resulta que entre los nombres revelados, figura el del arquitecto responsable del diseño y construcción de la famosa (infame, vale más decir) “Casa Blanca Mexicana” una fabulosa mansión, valorada en varios millones de dólares, que la Primera Dama mexicana construyó durante su estadía en Los Pinos y que le ha valido toda clase de críticas y desgracias; pues bien, el arquitecto, que debe haber cobrado una buena millonada por la casita en cuestión, ha salpicado, con su indecente ambición fiscal, el nombre de Peña Nieto y Angélica, quienes no aparecen mencionados en los documentos filtrados; pero, están siendo objeto de todo tipo de acusaciones.
Es notorio, por cierto, que en las primeras de cambio una humilde pareja de asalariados colaboradores personales del fallecido último presidente venezolano, aparezcan como poseedores de una grosera cantidad de dólares (imposibles de amasar legalmente en este valle de lágrimas) pero, que los nombres de quienes el imaginario popular venezolano considera poco menos que Ali Baba, no hayan salido en la danza - asegurándose que no saldrán, pues no figuran- y que tal cosa haya producido una gran desilusión en sus congéneres, desilusión que voy a resumir transcribiendo una conversación que tuve esta mañana en la panadería del barrio:
Por ejemplo: la firma MOSSACK FONSECA, sobre la que recae la propiedad exclusiva de documentos que ponen al descubierto todo un largo entramado de posibles trampas, por lo menos en el ámbito fiscal - para no entrar en detalles - llevaba 40 años de “inmaculado” desempeño en el entramado (vasto y muy opaco) mundo financiero Panameño. ¿No vale la pena preguntarse, de qué se valieron los ejecutivos y oficiales de MOSSACK FONSECA para mantener ese estatus de intocabilidad durante tantos años? ¿Cómo consiguieron funcionar de manera casi perfecta, asegurando la tranquilidad de sus clientes (entre los que se cuentan reyes, narcotraficantes y conocidos gobernantes) durante cuatro décadas? Es llamativo. Todos los gobiernos del mundo en aquello que tienen mayor experticia es en controlar las organizaciones que mueven y remueven dinero, sobre todo si ese dinero proviene de manos extranjeras. ¿Hasta dónde, el gobierno panameño sabia de lo que se trataba el negocio de MOSSACK FONSECA? ¿Hasta dónde es Panamá una amplia y tupida mampara para fortunas mal habidas?
Otro ejemplo: entre los nombres que han asomado (ninguno de los cuales está ni siquiera siendo investigado por alguna causa relacionada a malos procederes financieros) destaca el de algunos famosos artistas, deportistas y habituales de la prensa del corazón. La Infanta Pilar de Borbón, tía del actual Rey Felipe VI de España y hermana del Rey Emérito, Don Juan Carlos I, de quien se dice posee una inmensa fortuna personal, es directiva de una empresa cuyos objetivos se desconocen al completo, fue manejada por MOSSACK FONSECA y está residenciada en las Islas Vírgenes Británicas, donde no posee ni un humilde mail box. Por el estilo, Pedro Almodóvar, Edith González, Iván Zamorano y un largo etcétera, tienen algo que ver con empresas “de maletín” fundadas y controladas por MOSSACK FONSECA con domicilios fiscales que van, desde las Islas Vírgenes Británicas hasta las mismas calles panameñas. Sin embargo, llama poderosamente la atención un nombre de oro puro: Lionel Messi, el mejor jugador de futbol del mundo. El consentido de todos los aficionados. El Rey de uno de los deportes con mayor número de fanáticos sobre la tierra. La estrella que más brilla - por razones todas muy positivas - en el ancho universo deportivo mundial.
Lionel Messi, el argentino cuyas piernas seguramente están valoradas en muchísimos millones de dólares, ha sido repetidamente acusado de mantener un comportamiento sospechoso en cuanto al manejo de su inmensa – muy bien ganada – fortuna. En una oportunidad fue investigado por la fiscalía española y llevado a juicio su padre (a quien todos responsabilizan de sus desmanes financieros). Curiosamente, en ese mismo momento, salió a la luz un lacrimógeno artículo periodístico, viralizado en segundos, en el que se hacía pública (de manera no oficial) su supuesta enfermedad de Asperger. Ni más ni menos. Messi es un excelente jugador de futbol, dice la nota periodística a la que se han hecho millones de menciones, pues padece una rara forma de Autismo conocida como Síndrome de Asperger. De alguna manera eso lo inhabilita para tener dominio de cosas tan terrenales como su increíble patrimonio; es muy simple: cabe esperar que #panamapapers no afecte su popularidad y, su honestidad personal, mancillada o no, permanezca a salvo de las dentelladas de la justicia mediática. Suerte que no correrá el presidente de México, Enrique Peña Nieto y su esposa, la inefable gaviota, Angélica Rivera. Resulta que entre los nombres revelados, figura el del arquitecto responsable del diseño y construcción de la famosa (infame, vale más decir) “Casa Blanca Mexicana” una fabulosa mansión, valorada en varios millones de dólares, que la Primera Dama mexicana construyó durante su estadía en Los Pinos y que le ha valido toda clase de críticas y desgracias; pues bien, el arquitecto, que debe haber cobrado una buena millonada por la casita en cuestión, ha salpicado, con su indecente ambición fiscal, el nombre de Peña Nieto y Angélica, quienes no aparecen mencionados en los documentos filtrados; pero, están siendo objeto de todo tipo de acusaciones.
Es notorio, por cierto, que en las primeras de cambio una humilde pareja de asalariados colaboradores personales del fallecido último presidente venezolano, aparezcan como poseedores de una grosera cantidad de dólares (imposibles de amasar legalmente en este valle de lágrimas) pero, que los nombres de quienes el imaginario popular venezolano considera poco menos que Ali Baba, no hayan salido en la danza - asegurándose que no saldrán, pues no figuran- y que tal cosa haya producido una gran desilusión en sus congéneres, desilusión que voy a resumir transcribiendo una conversación que tuve esta mañana en la panadería del barrio:
-
A mí eso me parece absurdo
-
¿Qué te parece absurdo?
-
¿Si no iban a revelar los nombres que
nosotros queremos oír, para que se meten periodistas venezolanos en esa vaina? (refiriéndose a la investigación llevada
a cabo por el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación - ICIJ,
por sus siglas en inglés - y publicada en primicia por el diario alemán Sueddeutsche Zeitung) si eso es así, me dijo, si no iban a aparecer los nombres de los
mayores corruptos venezolanos, entonces no han debido ni mencionar el zaperoco.
-
¿Y si hubiese salido el nombre de Henrique
Capriles? Me atreví
a preguntarle
-
Mucho
menos, fue su respuesta, muchísimo
menos, si hubiera salido el nombre de Henrique Capriles o alguno de ellos, la
obligación del periodista es siempre no publicar nada. Si no salió lo que
nosotros queríamos que saliera, ese escándalo de Panamá no tiene sentido, es
una estupidez
Es quizás lo mismo que muchos deben estar pensando sobre
Messi, ¿para qué enlodar el nombre de un héroe? Quizás bastaba con enlodar el
de Vladimir Putin o el de Sigmundur David Gunnlaugsson, primer ministro de
Islandia a quien se le acabó el pan de piquito gracias a la revelación de que
ocultó grandes sumas en bancos extranjeros mediante una compañía off shore en plena crisis económica, o
el de Mauricio Macri, el presidente argentino al que se le está acabando la
luna de miel. Messi, Almodóvar, Edith González, Jackie Chan, no, ellos están cubiertos por la doble moral de
las calles; no hay duda, #panamapapers solo ha servido para revelar una verdad: La humanidad está
muy enferma; pero, ni en eso atinaron. Ya lo sabíamos.
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