Un audio, hecho viral gracias a la omnipresencia de la
comunicación del siglo XXI, circuló profusamente ayer durante todo el día; en
el, una locutora con voz adecuada a las circunstancias hace una conmovedora
explicación de por qué la emisora Ecos del Torbes del estado Táchira, renuncia
a su tradicional radiotransmisión del Panamericano de Ciclismo (supongo que se
trata de la famosísima Vuelta al Táchira, rebautizada en arranques socialistas)
aduciendo lo que para nadie debería ser una sorpresa: Textualmente dice “en
esta ciudad no estamos celebrando nada…estamos rotos”. Y por ahí, continúa
enlistando las inmensas calamidades que significa vivir en Venezuela hoy día.
Debido a eso, Ecos del Torbes, una de las emisoras de radio más prestigiosas y
antiguas del país, le cierra sus micrófonos al evento ciclístico más importante
que se celebra en Venezuela. Quienes se
han ocupado de retransmitir el audio en cuestión - en su mayoría - lo han hecho
agregando frases de esas que nos encantan, como “orgullo gocho”, “esta locutora
le da hasta con el tobo al gobierno” y un largo etcétera de lugares comunes, que
en dos platos quieren decir, ella si está
haciendo algo. (Hacer algo: nueva
obsesión nacional de los que no están haciendo nada)
No puedo compartir esa opinión. Es más, creo que Ecos del
Torbes, se equivoca; haciendo gala de aquel refrán tan nuestro que dice “el camino del infierno está lleno de buenas
intenciones” mete la pata hasta las ingles, diría mi madre.
La crisis que describe tan exactamente la locutora de la
planta, es mucho más grave y dolorosa de lo que ella dice. El problema del
sector salud y la escasez de alimentos que enfrentamos los venezolanos, todos
por igual (menos los “enchufados”) es apabullante. Es espeluznante. El fracaso
que el desgobierno ha demostrado en permitirnos una vida decente, es
monumental. La maldad con la que nuestros tiranos conducen nuestros días, no
tiene parangón. Eso lo sabemos todos.
Eso lo vivimos día a día. Ya no se trata de un cuento que nos contaron. Es
nuestra vida diaria. Ahora, ¿vamos a insistir en regodearnos en ese dolor?
Entendamos algo de una
buena vez: la situación venezolana, la crisis venezolana, no va a
cambiar en el futuro cercano. Va a ponerse mucho peor. Los apagones se
intensificarán, la escasez también, las muertes por falta de medicamentos serán
cada vez más cercanas. El gobierno, principal culpable de ese horrible drama,
no va a mover un dedo (así como dijo la locutora de Ecos de Torbes) para
rectificar y darnos lo que merecemos. No va a hacerlo voluntariamente porque
no le da la gana y no va a hacerlo
obligado, porque esta cegado por la soberbia. Nada de lo que nos tiene
totalmente postrados va a cambiar, A MENOS QUE NOSOTROS – LAS VICTIMAS –
HAGAMOS ALGO PARA CAMBIARLO. Y ese algo, me temo que no es, cerrar espacios
ciudadanos.
Cerrar los micrófonos de Ecos del Torbes al Panamericano de
Ciclismo porque se trata de un evento deportivo patrocinado (financiado mejor
dicho) por el mismo estado que nos niega
alimentos y medicinas, no contribuye – en mi humilde opinión – a solucionar
nada. Básicamente, porque el Panamericano de ciclismo igual va a celebrarse (o se
celebró, no lo sé) y los anaqueles continúan vacios. Cerrar los micrófonos de Ecos
del Torbes al Panamericano de Ciclismo equivale a complacer la tiranía, pues lo
que ellos exactamente quieren es que renunciemos a nuestra alegría, copando nuestros
espacios, todos, con la desesperanza. Es necesario que lo entendamos:
entregarles lo que nos queda de solaz, es entregarles lo que nos queda de
sanidad y perder la guerra. Es como renunciar al teatro o a la música, es como
dejar de ir a restaurantes, dejar de visitar amigos, cerrar las iglesias y
apagar las luces de los centros comerciales. Cerrarle los micrófonos de Ecos del Torbes al Panamericano
del ciclismo es, además, correr el riesgo de cerrárselo a un canal abierto para
decir la verdad.
En estos tiempos de emergencias mediáticas, donde en minutos, un nuevo audio, video, fotografía e incluso meme, sustituye y elimina al anterior, producir un audio en que se dice que Venezuela está de luto, solo tiene minutos de vida. La hegemonía mediática de la dictadura es tan tremenda que, ese audio de esa señora tachirense, debe haber dejado de ser “tendencia” al amanecer del día siguiente en que se publicó (de hecho hoy, el furor lo causa una alcabala en la bajada a Maiquetía) Digo yo, sin ánimo de ofender ni irrespetar a nadie: en esta vorágine comunicacional, crear un problema (verdadero o no) dentro del evento deportivo más importante de los Andes Venezolanos (y de buena parte del continente) ¿no habría sido muchísimo más efectivo? No hablo de saboteo. No es necesario. Sencillamente, que un participante se hubiese retirado de la competencia por un brote repentino de gastroenteritis que no hubiese podido ser atendido por falta de medicamentos, habría sido muchísimo más efectivo que ese audio lleno de lamentos, justificados, pero que solo sirve para darle motivos al tirano para cerrar la emisora.
En estos tiempos de emergencias mediáticas, donde en minutos, un nuevo audio, video, fotografía e incluso meme, sustituye y elimina al anterior, producir un audio en que se dice que Venezuela está de luto, solo tiene minutos de vida. La hegemonía mediática de la dictadura es tan tremenda que, ese audio de esa señora tachirense, debe haber dejado de ser “tendencia” al amanecer del día siguiente en que se publicó (de hecho hoy, el furor lo causa una alcabala en la bajada a Maiquetía) Digo yo, sin ánimo de ofender ni irrespetar a nadie: en esta vorágine comunicacional, crear un problema (verdadero o no) dentro del evento deportivo más importante de los Andes Venezolanos (y de buena parte del continente) ¿no habría sido muchísimo más efectivo? No hablo de saboteo. No es necesario. Sencillamente, que un participante se hubiese retirado de la competencia por un brote repentino de gastroenteritis que no hubiese podido ser atendido por falta de medicamentos, habría sido muchísimo más efectivo que ese audio lleno de lamentos, justificados, pero que solo sirve para darle motivos al tirano para cerrar la emisora.
Es cierto que el ex país se cae a pedazos. Es cierto que
caminamos entre escombros. Pero, en medio de esa hecatombe, hay gente apostando
al arte, al sosiego, al descanso, al deporte. Gente que no necesita las dádivas manchadas de sangre, del gobierno. En manos
de esa gente está más cerca el futuro, que en manos de los que se callan porque
la crisis no los deja vivir. En manos de quienes pasan todo el día
contabilizando tragedias, llevando cuentas exactas de los horarios de oscuridad
y transmitiendo las malas nuevas de nuestra cotidianidad, solo está la
enfermedad. ¿Y si un día descubrimos que la respuesta está dentro de
nosotros? ¿Y si descubrimos que con
nuestras acciones, nosotros somos superiores a la ineficacia y maldad de quienes
se ungieron de un poder que no les pertenece?
Hago un ejercicio de tolerancia y respeto entendiendo las
razones de la gente de Ecos del Torbes; pero me horroriza pensar que seguimos
optando por la opción equivocada; después de todo, parecemos seguir dispuestos
a entregar todo espacio minimamente vivible; por eso, por ahora, ellos van
ganando, nosotros enloqueciendo y las farmacias sin anti psicóticos.
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