A Glenda Mendoza
Anoche, finalizada la entrega del Oscar (y francamente sorprendido por las extrañas ocurrencias en los discursos de algunos ganadores) me puse a jugar con el control remoto y fui a dar con la transmisión de la elección de la Reina de las Ferias del Sol. Soy merideño y pertenezco a esa camada de venezolanos a quienes el tema de la belleza femenina, calibrada a fuerza de centímetros, siliconas, palletes y cristales Swarowski, no deja indiferente. Con el paso de los años, he comprendido que no puedo pelearme con mis genes y he aprendido a discurrir fluidamente sobre el tema y a disfrutar de los concursos, como cualquiera.
A medida que avanzaba el evento, comencé a notar que ante el paso de una candidata en particular, el alborozo del público incluía manos que se agitaban entusiastas en el aire. Tardé un poco en darme cuenta que ese, es el signo del lenguaje de señas que significa “aplausos”. Pero, aun después de entenderlo, no lograba explicarme por qué ese gesto, en ese sitio.
La respuesta me llegó al final de la noche cuando una de las participantes aceptó, con elegante serenidad, la corona ganadora, mientras las otras agitaban sus manos en el aire y la miraban a la cara; entonces comprendí que la nueva Reina del Sol, es una hermosa muchacha sorda. Tengo que admitir que me emocioné sinceramente.
Puesto a decirlo, no encontraría un motivo exacto. Nunca he aceptado que una persona merece ganar cosas por motivos que no puede controlar. No estoy de acuerdo con premiar discapacidades, sino talentos; y en este caso, una Miss no debería ganar el cetro tan sólo por no poder hablar pues creemos, desde siempre, que una Miss necesita tener facilidad para comunicarse. Pero creo que, si alguien se atreve a poner de lado una dificultad tan grave, para demostrar que hemos vivido inventando diferencias que nos humillan y de ese modo enciende una luz sobre aquel que, sorprendido, mira detalles que sólo estorban al tarado que no los entiende; es hora de empezar a entender señales de crecimiento.
Por eso me sentí cerca de Lorena, una niña de 19 años a quien le sobran atributos físicos y valor, para sacar del silencio a aquellos a quienes nosotros hemos dicho que no pueden.
Lorena va a ser reina por algunos días. Pocas veces una Reina del Sol ha logrado trascender ese escenario; pero ella ya logró una meta imposible para quien dista de ser perfecta, en un mundo que no perdona imperfecciones. Tal vez más adelante sorprenda con nuevos logros, conseguidos a fuerza de poner inteligencia donde no pueden ponerse palabras, y entonces sabremos de ella. Por lo pronto ha logrado abrirnos un poco las consciencias y eso, tendríamos que celebrarlo todos agitando las manos junto a ella.
En este escenario plagado por la incertidumbre y donde los runrunnes van y vienen por cualquier medio incluso de mano de palomas mensajeras, por causualidad también caí en el canal regional, cuando la neblina entraba de tarde por la ventana y también descubrí que la chica que se paseaba tranquilamente por la pasarela de la feria del sol poseía capacidades especiales, la sorpresa me lleno de alegría y me hizo sentir que la conciencia y la humanidad se estaba depositando en nuestros corazones.
ResponderEliminarSólo quiero decir y espero recuerden esto siempre las personas con discapacidad somos las estrellas y luceros de la patria y lograremos que las personas convencionales se unan a nosotros para lograr que Venezuela sea el mejor País del mundo, así como lo es nuestra gente.
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