No podemos, quizás porque sea difícil hacerlo, bajarnos del tío vivo de la victoria. Estamos
contentos, estamos esperanzados, estamos expectantes. Sabemos – bueno, mejor
será decir que estamos aprendiendo a entenderlo – que será difícil, complicado
y hasta peligroso. Pero, no nos atrevemos a renunciar a la alegría producida
por el extraordinario resultado del 6D, aunque lo esperábamos. Fue una
maravillosa sorpresa. Una sorpresa que aun resuena en los oídos y encharca el
ojo; finalmente, por amplio margen, sin duda alguna, ganamos un proceso
electoral en este duro periodo de conmoción política que ya suma 17 años y 20
elecciones, no del todo claras.
No es que esta lo haya sido. Es inevitable pensar que ante el
CNE que tenemos, ninguna de esa veintena de elecciones ha tenido la
transparencia que merece. Aun así, la avalancha de votos en contra de los
desmanes del régimen, obligó a las “autoridades electorales” a reconocer y
anunciar un resultado que deja muy mal parado al equipo de gobierno. Fue un
triunfo de los venezolanos, que desafiando todo tipo de presiones y soborno
social, decidió enviar un claro mensaje de reprobación a la gestión de quienes
dicen llevar las riendas del país. Desde entonces, una verdadera revolución (me
perdonan la palabreja) ha acompañado nuestras horas. Toda clase de rumores,
toda clase de campañas, toda clase de noticias
de última hora, han aderezado los días que transcurren, para algunos en
jornadas de observación, para otros en jornadas de celebración y para todos, en
periodo de expectación. Ha sucedido de todo. De todo, con claro sabor a
historia; de modo que, quizás para evitar la tentación de olvidarlo, echo mano
de mis listas en un registro muy personal de lo que nos ha pasado mientras, voto
a voto, conseguimos la más importante victoria de nuestra historia reciente, la
que nos pone al lado de la libertad. Estas, pues, son algunas de las “cositas” que dieron o
quitaron lustre al proceso magnífico por el cual obtuvimos la mayoría
calificada de la Asamblea Nacional de Venezuela. Empecemos, pues:
-
La mesa 6 o la trampa sale: quiso ser ejemplo de fraude y de mala leche, pero se
convirtió en ejemplo de voluntad heroica. En un centro de votación merideño (famoso
por reunir un numeroso batallón de electores desafectos al régimen) en el que
hay 8 mesas de votación; una de ellas, la que aglutina mayor número de
electores, se dañó misteriosamente y no fue reparada hasta las 6 y media de la
tarde, casi al momento de cerrar el proceso. Los electores asignados a esa
mesa, ejercieron su derecho, de manera
manual, después de una batalla campal que se extendió por más de 8 horas. En
esa mesa, lógicamente, la MUD obtuvo una mayoría abrumadora de votos.
-
Yo no sabía que ese señor era candidato: A un centro de votación merideño
llegó Kiko Bautista a saludar los electores. Se armó el revuelo del artista que
visita. Fotos con el periodista, autógrafos de buenas noches, muchos abrazos y
amapuches. Una señora en la fila se preguntó en voz alta que estaría haciendo
ese señor allí. Le respondí que ella estaba a punto de votar por él. Kiko
Bautista era candidato en lista por el estado Mérida. No solo ella, la mayoría
de los electores en la fila se quedaron boquiabiertos al saberlo. No les causó
nada distinto a una gran sorpresa. Ellos iban a votar por la MUD, y les daba lo
mismo, como bien dijo alguien cerca de mí, que el candidato fuera un chimpancé.
Tremendo mensaje para la Mesa de la Unidad, ¿no?
-
Bravo por TOVAR: merece capítulo aparte y lo tendrá; pero, yo no hago sino pensar que el
pueblo de TOVAR, ese pueblo gocho que tanto queremos, dio la medida de lo que puede pasar si siguen
con el fastidio. Mientras el país celebraba el triunfo, los tovareños se
dejaron de miedos y armaron la grande: descubrieron un grupete de jerarcas locales, falsificando cédulas de identidad y
manejando un centro de votación tan ilegal como fraudulento. A fuego y piedra
lo resolvieron, sin temerle a las represalias (que lamentablemente no las hubo
ni habrá para los delincuentes) ni dejar que una sola de las cédulas allí
preparadas se convirtiera en voto espurio a favor de la indecencia.
-
Y nos dieron las dos y las tres: Se llenan la boca diciendo que ellos han desarrollado
el sistema electoral más perfecto, sofisticado y moderno del mundo mundial; sin
embargo, una vez más, nos pusieron a ver la odiosa baranda hasta casi las dos
de la madrugada, aunque toda Venezuela conocía el resultado merced a las redes
sociales (No, Laureano, la baranda no tiene 113 palitos, aunque pudimos
haberlos contado) Es siempre lo mismo. Nosotros aquí seguimos sin saber de qué
va el juego. Ellos allá, tampoco.
-
San Vladimir Padrino: No, el Ministro de la Defensa no fue el héroe de la noche.
El Ministro de la Defensa – aparentemente - cumplió con su deber. Hizo aquello
para lo que lo tienen puesto allí. Todo lo demás es cuento de camino. Si le
puso una pistola en la cabeza a un jerarca alzado o paró un par de tanquetas
delante del Palacio de Gobierno; ese es su trabajo. Más nada. Vladimir Padrino no
es ningún santo, Vladimir Padrino no es ningún héroe. Vladimir Padrino estaba en su trabajo, no merece ovaciones de
pie, ni campañas beatificadoras. Merece su sueldo de quince y ultimo y las
gracias por el deber cumplido. Nada más.
-
“Ganaron los malos”: no es necesario explicar lo que semejante afirmación
significa. No es necesario recordar la nimiedad infantil de juego de metras, en
que el gordito vapuleado decide un día pulir sus estrategias y ruchar sus contrincantes.
No es necesario siquiera mencionarlo; pero, ¿había que decir semejante bolsería? ¿tenia,
él, que llenarse la bocota con una
expresión tan puerilmente delatora de si mismo? Desde luego que no. Los líderes
del mundo han dicho babosadas, lo sabemos; pero, ninguno ha comparado su paso
por la historia con un juego de chapitas entre Meteoro y Fantasmagórico. Que
poca y mala manera de intentar un liderazgo histórico. A ver, señor mío, ya
sabemos que usted no se ha enterado, se lo aclaro: no, no ganamos los malos,
perdieron los piratas.
-
El artículo 236, numeral 21: casi inmediatamente, salió el coco: alguien empezó con el
cuento de que un artículo de la Constitución Nacional da poderes al presidente
para eliminar la Asamblea Nacional y, aunque desconocemos el resto de la letra
de la “Carta Magna” ese artículo en particular, nos lo sabemos al caletre en un
bando y en el otro; en uno – minoritario – es alegría de tísico, en otro, sirve
para cualquier demostración innecesaria de radical heroísmo. Lo cierto es que
no, el presidente no puede eliminar la AN sin dar un golpe de estado. ¿Se
atreverá? Capaz que sí, pero se va a encontrar con gente que no se lo va a
aplaudir.
-
La 112:
Karim Salanova, en Aragua, obtuvo su curul sabaneando actas y defendiendo voto
por voto, hasta asegurarse de ser la voz número 112 de la bancada opositora.
Ganó por 83 votos y no se supo sino hasta el martes a mediodía; pero, fue la
mejor noticia de la jornada. De haberse dormido, le roban el puesto sin el
menor remordimiento. Sin duda, dará que hablar.
-
Los meritos de una diputada electa: Aclarémoslo de una vez: Tamara Adrián seguramente
está en el top ten de las personas
mejor preparadas para ocupar un escaño en la Asamblea Nacional. Tamara Adrián
es una guerrera, es una luchadora, es una mujer con un nivel de preparación que
pocos igualan; además, es transgénero. Es decir, vivió un proceso de
reasignación de género. Lamentablemente, ese es el único detalle de su vida que
es señalado en los titulares que hablan de su triunfo personal. Nadie ha dicho,
por ejemplo, “Tamara Adrian, destacada
activista de los Derechos Humanos gana un puesto en la Asamblea Nacional”. Señores, un poquito de por favor, el mérito
de esta gran diputada no se aloja en sus genitales; desborda su cerebro.
-
Un exacerbado dirigente: Tal vez se ha excedido y tenga razones para ello; pero creo
que llegó el momento de mandarlo a que le baje dos. El que, muy probablemente,
se convierta en presidente de la Asamblea Nacional el 6 de enero de 2016, está
teniendo un tour de force declarativo
que empieza a parecer excesivo; su mesura es, o debería ser, parte de lo que
algunos llaman “administrar la victoria”
Son solo 10, más bien anecdóticos instantes, que dibujan
tanto el país como la sociedad que enfrenta uno de los procesos más difíciles,
dolorosos quizás, de su historia republicana. Ese dibujo no es completamente
feliz. Sus aristas permiten la revisión de sus costuras, esa quizás sea la
mejor parte. Afinaremos, recortaremos, haremos lo que haya que hacer pues, si
algo ha demostrado el 6D, es que hay una mayoría de venezolanos dispuestos a
vivir mejor; quizás, dispuestos a pelear por eso. No lo tenemos fácil, pero,
amanecerá…amanecerá y veremos.
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