
- Santiago estaba, con algunos amigos, en los alrededores de su casa al sur de la ciudad sonando cacerolas, más bien en plan de diversión. De pronto, un auto se detuvo frente a ellos y los conminó a retirarse del lugar. Con la fuerza y el desparpajo de la juventud, los caceroleantes ignoraron la “invitación”. Segundos después, el auto se detuvo, el chofer se bajó y les repitió la orden. Esta vez, el tipo estaba acompañado de un arma larga, montada y lista para disparar. Un par de insultos y el cañón en la cara de cada uno de los muchachos, advirtió la seriedad de las intenciones del visitante. El cacerolazo terminó en estampida.
- Eduardo y su esposa recibían la visita de unos primos a quienes no veían desde hacia algún tiempo. En su apartamento, en la población cercana de Zumba, todo estaba a punto para una noche distendida de afectos familiares. Poco antes de cenar, una horda de delincuentes irrumpió en el edificio gritando consignas contra la “oligarquía”. De inmediato, dañaron los tableros eléctricos del edificio dejándolos a oscuras e incendiaron el depósito de basura. El daño no pasó a mayores. Tanto los anfitriones como los invitados, salieron del edificio a toda velocidad y se arruinaron su noche.
- En mi edificio, viven tres familias profundamente simpatizantes del régimen. Sus autos, casualmente, no estaban en el estacionamiento del edificio al momento del asalto y ellos fueron los únicos vecinos a quienes nadie pudo ver en el barullo de la noche. Uno de ellos, esta mañana, intentó explicarme lo de anoche, desde su punto de vista; realmente es una pena que no haya tenido ánimos para escucharlo.
- En las residencias San Eduardo, mi amiga Mónica cuida de su anciana abuela enferma de Alzheimer. En el medio de la horrorosa batalla que se libraba allá también, intentó poner a buen resguardo a la abuela. No lo consiguió: Hoy, la abuela de Monica ha sido trasladada a una clinica privada para recibir el auxilio de tanques de oxigeno que le ayuden a recuperar su dañada capacidad respiratoria debido a lo que nuestro presidente llama “gas del bueno”
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