

Aunque la calma se había perdido completamente desde las primeras horas de la mañana, en protesta por la absurda medida de cierre de RCTV Internacional y los continuos apagones, no fue sino hasta las 7 de la noche cuando, quienes habitamos en una zona muy poblada de la ciudad de Mérida, cercana a instalaciones de la ULA, comprendimos cabalmente el sin sentido de la violencia.
Después de dejar ardiendo algunos de los sectores más importantes de la vida ciudadana; arremetieron, sin justificación alguna, contra el edificio donde tenemos un modesto apartamento mis hermanos y yo: Residencias Las Marías, un emblemático conjunto residencial de la ciudad, habitado mayormente por estudiantes universitarios y familias clase media. Llegaron en bandadas, a bordo de un autobús secuestrado poco antes, y abrieron fuego indiscriminado hacia el interior de los edificios, luego quemaron la caseta de vigilancia y derribaron el portón de acceso. Nosotros no respondimos más que con gritos y un fuerte cacerolazo. Ellos se fueron. Un rato más tarde, la radio dio los primeros informes acerca de la muerte de un joven estudiante de bachillerato de 15 años de edad en el ataque previo a Las Marías. Mientras, se escuchaban disparos aislados y veíamos, con preocupación, como los efectivos policiales se retiraban del lugar. Poco después los sentimos llegar de nuevo, dispuestos a todo. En segundos, su violencia nos regaló horas de profunda angustia: estacionaron el autobús, en que se mueven por toda la ciudad a sus anchas, e intentaron derribar una puerta lateral que da a la avenida Las Américas; como no lo consiguieron, procedieron a derribar la pared perimetral del complejo, y entraron a dos de los seis edificios. En poco menos de media hora, destruyeron 46 automóviles, quemaron tres, prendieron fuego al estacionamiento del edificio María Virginia, dañando considerablemente el apartamento de nuestra conserje, incendiaron el depósito de basura y el tablero eléctrico del edificio María Alejandra y lanzaron varias bombas molotov que, al estallar, aumentaban la destrucción y avivaban las llamas. Mientras lo hacían, gritaban consignas en contra “de los ricos” y robaban equipos de sonido de los autos, más todo lo que encontraban a su paso. 45 minutos más tarde, los bomberos llegaron y pudieron controlar las llamas.
Abajo, en los rostros de 80 familias, solo se dibujaba incredulidad. En medio del caos, nos enteramos que el joven asesinado era militante del PSUV y ficha de la revolución. También, que su muerte se le había endilgado a un misterioso y desconocido habitante de un complejo residencial en el que nadie respondió con disparos.
Preferimos irnos. Tememos las represalias de un gobierno acorralado en su violencia, pero, sobre todo, tememos un nuevo ataque. Lo tememos porque sabemos de quien proviene: Se llaman LOS TUPAMAROS y hoy, 26 de enero de 2010, son la única autoridad y la única cabeza visible de la revolución socialista en Mérida, su patrocinante. Marcos Díaz Orellana, el gobernador “socialista” del estado ya tiene explicaciones para todo lo que sucedió hoy, tanto en Las Marías como en el resto de la ciudad. Mañana los nuevos enemigos de Mérida serán la Universidad, la Alcaldía y el Conjunto Residencial Las Marías. Nada se ha dicho de quienes desataron la violencia. Mérida, hoy, está sitiada por LOS TUPAMAROS. Ni modo; de la patria y el socialismo, sólo nos va quedando la muerte.
Leyendo su blog me dieron ganas de expresar mi miedos aca y espero poder contar con una respuesta si es que no es mucha molestia. Actualmente no resido en Venezuela y agradezco la verdad esto pero me preocupa el pueblo venezolano azotado por un dictador de corte comunista que se disfraza de salvador democratico y socialista.He dado varias vueltas a los últimos acontecimientos en Venezuela y sus agravantes provenientes de tiempos no tan anteriores, me preocupa el descontento venezolano, bien justificado sea el caso, me preocupan los continuos incentivos para espantar a los inversionistas y a los capitales extranjeros, me preocupan los racionamientos de energía y agua que son producto de un nefasto manejo de los recursos y de una ineficiencia indescriptible, a su vez me alarma la escasez de alimentos, me precupa la continua e imparable devaluacion del bolívar que eleva los precios pero no así los salarios, reduciendo el poder de compra de quienes quieren alimentar a sus familias y para agravar esto se culpa a los comerciantes de subir los precios, es increible como no se cuidan los puestos de trabajos y descaradamente se culpa a los privados, me preocupan las continuas e inexplicables expropiaciones del gobierno, esto se agraba con la censura y el despilfarro de los recursos de una nación tan rica y grende como es Venezuela, desgraciadamente se ha creado una cultura floja que impregnado a gran parte de la sociedad nacional, pero veo un inevitable despertar, amargo y sediento de cabezas.
ResponderEliminarLa verdad, se ha dado un conjunto de ingredientes que en si son la receta para un desastre de proporciones. El país va en un torbellino conducente a una decadencia de la cual tomará años recuperarse, el descontento va en un aumento alarmante, la economía vuela bajo y lo peor es que todavía no toca fondo, leí la reciente renuncia del vicepresidente y su esposa a sus cargos públicos y la excusa de renuncia por "motivos personales" me suena mas a arrepentimiento y descontento, cosa que viniendo del magistrado de defensa puede dar una señal de como andan las cosas en los cuarteles. He hablado con varias personas más informadas que yo sobre esto y la mayoría concuerda en que esta situación no se extenderá por mas de año o año y medio, menos aún con las próximas perspectivas de inflación y reajuste salarial, en el cuál (si es que se cumple el reajuste prometido, cosa que veo improvable) seguirá siendo más la inflación que los salarios, y las perspectivas de termino se ven sangrientas a falta de un líder concreto de oposición que pueda arrastrar gente.
Ojala me equivoque y termine de forma decente.
Amigo, Juan Carlos Liando: Por mi sobrina Laura Vivas Cuevas (a quien agradezco su invitación a leerte), me enteré de su dirección Web.
ResponderEliminarAmigo, la impunidad como hábito de respuesta del tirano, le permite a tanto loco (rojo, rojito) armado, andar libremente en motos para hacerle daño a la población.
Los Tupamaros estuvieron, también, rugiendo su odio por nuestras residencias (Carrizal “B”) para vociferar: “Oligarcas malditos, escuálidos pitiyanquis… No volverán” disparando sin reparo y sin control mientras la policía se retiraba del lugar.
Considero lo difícil que ha sido para ustedes y para otras personas, encontrarse acorralados con sus residencias llenas de humo y el fuego ardiendo en el estacionamiento (con carros dentro de él).
Lo lamento muchísimo.
Un gran abrazo solidario
Inés de Cuevas
http://inesdecuevas.blogspot.com
Amigo, haré un enlace a mi sitio para que otras personas lean esta verdad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Miguel Angel, aquí te pegoo una dirección de fotografías en Las Marías, por si te interesa.
ResponderEliminarhttp://www.facebook.com/#/album.php?aid=2049508&id=1110621001&ref=nf
Un abrazo.
PD.: Ya colgué tu artículo en mi blog.