
Hipnotizados por arengas multitudinarias, discursos grandiosos, promesas de cambio y construcción del hombre nuevo, los cubanos han ido resignándose lentamente a las más perversas formas de discriminación que pueda exhibir una sociedad. No puedo decirlo de ninguna forma poética, porque me siento personalmente ofendido, al constatarlo diariamente en mi semana de descubrimientos de vida.
Superados los días en que no podían entrar a ningún sitio público; hoy pueden entrar donde quieran, pero deben tener CUCS si quieren consumir o comprar algo. Una obra de teatro, por ejemplo, cuesta en promedio 15 CUCs (para muchos el salario de un mes). Un mercado decente puede sobrepasar los 100 CUCS (varios salarios de una familia completa) y la ropa, por ejemplo, aunque sea de mala calidad, no bajará de 60 o 70 CUCs por atuendo, por persona, y de allí al infinito. En su tierra, el sistema ha logrado convertirlos en ciudadanos de segunda aupando, como pocos, la sobrevivencia del mas apto (es decir, el mejor preparado para La Lucha).
Una de las cosas que mejor describe esta manía discriminatoria, son las placas de los automóviles. Ya no hace falta hablar de los modelos imposibles que se pueden ver circulando por las calles como detenidos en el tiempo. Es necesario mirar un poco más allá y notar que las placas de esos autos tienen colores diferentes. Por ejemplo, un auto con placa roja, (casi siempre modelos de última moda) es un vehiculo reservado exclusivamente para el uso del turista. Una placa amarilla (para todos los viejísimos autos de los cubanos) indica uso personal sin mayores restricciones que las permitidas por la suerte. La placa marrón indica que el automóvil pertenece al sitio de trabajo y tiene algunas limitaciones de uso, siendo la más notable su prohibición de entrar al Terminal del aeropuerto por donde se van los que no volverán. Una placa negra indica que se trata de Cuerpo Diplomático y no tiene restricciones, el azul, por el contrario, la portan carros oficiales que tienen áreas restringidas, deben disponer diariamente de una hoja de ruta debidamente autorizada y no pueden por ninguna razón circular fuera del área asignada. El blanco es el color del gobierno y lógicamente puede ir hasta el cielo si le da la gana. Seguramente olvido alguna, no importa, lo que cuenta es que esos mismos carros con diversidad de funciones, son manejados por cubanos a quienes les han sido asignados autos, para que vean languidecer sus esperanzas.
Probablemente es un sitio más donde buscar la razón para tanto desafuero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario