Somos innegablemente un país de corruptos; en ambos bandos, el dinero circula gracias a la firma de papeles que no existen o inventando costosos proyectos que no tienen futuro alguno; ni modo, mientras haya uno que afloje y otro que guarde, el porvenir seguirá diluyéndose en números de cuenta que nadie conoce o se atreve a revelar. En nuestra vida republicana (póngale el número que usted quiera) la honestidad parece haber brillado por su ausencia y, lamentablemente, nuestra historia está llena de personajes cuyas humanidades, ligadas a lo peor de nosotros, sólo llegaron al juicio que hacemos los que leemos los diarios. Para darle colorido, algunos de esos nombres llevan tacones y lápiz de labio, en abundancia. Mi lista de hoy se inspira en quien parece estar a punto de convertirse en una de las mujeres más notables de la 5ta Republica por su desmedida ambición y sangre fría: La Reina de las Cabillas, detenida hoy mismo al revelarse el prólogo de lo que puede convertirse en el horror más grande de estos años de horrores. Un nombre que ingresa, con honores, a un reducido conjunto de señoras manilargas presentes en nuestra memoria desde la cuarta o antes. Muchas cosas se deben y se pueden discutir para que empecemos a construir el país que queremos; la honestidad no, la honestidad debe estar allí. Sobre todo en los bolsos elegantes de nuestras señoras.
La cancillera: Si hay algo de lo que pueda vanagloriarse es de su inteligencia. No me consta, pero cada vez que la pienso, sueño con conocer su coeficiente intelectual. No encuentro otro modo de justificar su aire de crimen perfecto y su buena estrella: Jamás ha sido objeto de titulares y, todo lo que se dice de ella casi es un chisme de peluqueras. Ese chisme la pone detrás de un trono que ha vivido, en primera persona, algunos de los casos más negros de corrupción que se recuerden por estos lares desde que, llegada de Chile, la Sra. Ana Avalos de Rangel empezó a nadar las aguas de nuestra política, nunca mejor representados que en manos de su ultra famoso marido, el periodista, dirigente, candidato, masista, adeco, vice presidente revolucionario y ex canciller de la República, José Vicente Rangel. Todos los que la conocen, de alguna manera le temen, pues están conscientes de su innegable poder, aderezado de pulgas que no es que sean malas, molestan. Ligada al medio artístico, dueña de galerías emblemáticas, mano que mueve la cuna de museos y otras instituciones culturales y en alguna oportunidad, fotico obligada de saraos elegantes, su paso por Casa Amarilla sigue siendo, según los chismes, su época de oro. No debe decirse más de quien nadie, jamás, ha mostrado prueba alguna que la incrimine. Pero, en ninguna señora, como en ella, debe ser más cierto aquello de “cuando el rio suena es porque piedras trae”. Cuanto ha sonado.
Nuestra señora de la guerra: Tuvo sus quince minutos de gloria en el segundo gobierno de Pérez y vaya que fue notorio. Recuerdo su buena pinta, su cabellera impecable y su dedo acusador erguido en tono de yo no fui. Cubana e íntima amiga de otro famoso corrupto de la época, Gardenia Martínez, a nombre de la Corporación Margold y sabe Dios de cuantas otras empresas, hizo el negocio del siglo, comprando y vendiendo armas para surtir las arcas y las fantasías guerreristas del policía de Rómulo. Ganó millones, según el decir de muchos periodistas, fue enjuiciada, entrevistada, fotografiada y esculcada hasta en sus mínimos rincones. Ella intentó defenderse, sostuvo una y mil veces que no había hecho nada malo, que había actuado “apegada a derecho” y que sólo era una simple y vulgar intermediaria ganándose la vida en un negocito que no distaba, en absoluto, de traer ropita de Curazao. La verdad – la que nos contaron – la convertía en una verdadera Perra de Guerra. Le echaron parte de la culpa del 27 de febrero y de la caída del mismo presidente que durante años la protegió de todo mal y peligro. Un buen día desapareció del medio y su nombre, como la espuma, se desvaneció para siempre. Se sabe que vive en Miami, muy bien, y que no ha abandonado sus dotes de excelente empresaria. Creo recordar que no durmió ni una noche en comisaria alguna y que CULPABLE no aparece en ningún documento asociado a su nombre. Ha podido serlo, pues lo de las millonarias comisiones en el negocio más feo de todos los tiempos, era comprobable; pero bueno, ya sabemos cómo es la cosa.
La otra barragana: Nadie, nunca, habría imaginado que terminaría agarrada por la greñas con la honorabilísima Doña Blanca por algo tan grotesco como el cadáver de un anciano que, en esta época, no tiene valor alguno ni vivo ni muerto; pero, este país es así. Cecilia Matos, la mujer que discretamente ocupó el lado izquierdo de la cama del todopoderoso Carlos Andrés Pérez en tiempos de fastos y sauditismos, tuvo al menos la decencia de hacer todo lo que hizo, en el perfil más bajo que pudo hallar. Todos sabíamos que existía, pero la Primera Dama seguía siendo Doña Blanca Rodríguez de Pérez y la familia presidencial, la que ambos habían procreado. Cecilia y sus dos hijas, tenidas y reconocidas como eran, no pintaban casi para nada, público. Se cuenta que en la suite japonesa de Miraflores, construida por encargo suyo, la Matos ponía a todo el mundo a pasar por go y pagar 200. Pero, el crimen perfecto no existe para todo el mundo. Un rarísimo asunto que involucraba una fundación de protección al indígena, algunos desmanes de aquello conocido como el caso Turpial y la posterior defenestración de su amante, casi dan al traste con su buena fama de barragana recatada. A partir de ahí, todo fue caída libre: Su nombre estuvo y estará ligado a todo el escandalazo que rodea el reinado de CAP, más en plan de cómplice que de moza. Sus cuentas, sus viajes, sus idas y venidas, fueron objeto de escrutinio descarnado y en el camino se enlodó hasta la mismísima Carolina Herrera, por ponerse de amiguita a ayudarla a superar su estatus migratorio. Enviudó, finalmente y mientras no se sepa qué pasará con el cadáver, no tiene ni una tumba donde ponerle flores al marido muerto. Vaya suerte.
La lluvia de los dólares: Hacía tiempo que la perseguían. Ella y uno de sus asistentes (convertido en moziño por obra y gracia de periodistas mal intencionados) representaban lo mejor de aquella época en que las condenas y absoluciones, se dejaban dentro de un maletín de firma repleto de escurridizas divisas. Finalmente dieron con ella, el mismo día que recibía un pago de 5.000 dólares por perdonarle el mal paso a un digno ciudadano. Mélida Aleksic Molina, juez 43 de Primera Instancia en lo Penal, el 24 de abril de 1995, sorprendida en flagrante delito, arrojó por el balcón de su apartamento (22 pisos arriba) los billeticos verdes que acababa de recibir. Los vecinos sorprendidos por su buena suerte, salieron a la calle a atajar cuantos dólares pudieron y, oh sorpresa, la alegría duró lo que el intelecto siempre creativo de la policía venezolana: determinaron que la lluvia de billetes realmente era el cuerpo del delito y exigieron una devolución que sencillamente se convirtió en yo no he visto nada. Cuatro años más tarde la jueza fue condenada a dos años de prisión, que no la llevaron a la cárcel y un poco después volvió al Poder Judicial, donde irónicamente dictó sentencias absolutorias en varios casos de sospechosa honestidad.
Repartidora de divisas: Con poco más de un año firmando papeles en el nefasto RECADI, Edgalia Bastardo de Leandro, fue destituida de su flamante cargo el 10 de febrero de 1989 debido a que se detectaron “irregularidades” en el otorgamiento de divisas a una empresa cuya existencia era, por lo menos, dudosa. Era la propia época de los chivos expiatorios y urgía conseguir que alguien más que “el chino” pagara los platos rotos de uno de los mayores descalabros de nuestra historia. Otro capítulo de la serie más entretenida de todos los tiempos, Edgalia demostró, papeles en mano, que ni se había sobregirado, ni había aprobado nada, a nadie cuya existencia no fuera tan cierta como la del Santo Grial. Nadie se lo creyó, el ministro Hurtado, principal responsable del desastre, la encaró en el Tribunal de Salvaguarda y ella una vez más, lo desmintió con pruebas. Aprovechó para recordar que en realidad, Recadi era manejado desde Miraflores por la inefable doctora Ibañez. No pasó nada, muéranse. Edgalia desapareció sin dejar rastro y su nombre de señora digna de pueblo, quedó como personaje de reparto de una película malísima que no tuvo final, ni feliz ni del otro.
La reina de las cabillas: La he dejado de última pues su historia apenas empieza a escribirse, en medio de humaredas carcelarias, asonadas estudiantiles, rumores de enfermedades mortales, vacios de poder y carreras atolondradas. Fue detenida ayer acusada de manejar a su antojo el comercio de todas las cabillas que se producen en nuestras “empresas básicas”. Un escándalo más que pasará a la historia, sin que sus cómplices paguen lo que deben. Los tuiteros han tenido un poco de tiempo para ocuparse de ella, pero la pobre tiene tan mala suerte que su protagonismo, innegable, ha sido opacado por auténticos dramas. En su defensa, si acaso tiene alguna, debe decirse que el hijo prófugo del gobernador rojo de Bolívar, socio necesario del negocio, huyó antes de ser agarrado en falta, a bordo de un avión gubernamental. Liliana Orozco la mujer que paralizó el negocio de la construcción y está a punto de acabar con la Gran Misión Vivienda, está tras las rejas y dadas las connotaciones de su inmundo negocio, probablemente pague, no por robar las cabillas que son nuestras, sino por intentar echarle a perder los votos al sabanetero. Amanecerá y veremos…
Buena noches, Sr. Liendo, le escrito con un propósito muy específico, de hacerme presente ante sus comentarios de reciente data, en donde, escribe sobre una historia que me afecta directamente, no solo por ser descendiente directo de la persona a la que usted irresponsablemente menciona, con por demás una pésima fuente informativa, sino que como menor de edad me afecta en todos los actos de mi vida, por cuanto, los hechos ocurridos pasaron y yo tengo derecho a vivir en paz, sus hechos no son más que el poco creativo ingenio de los hechos manipulados en aquel entonces y q llevaron a mi familia a la destrucción. Han transcurrido años y nunca se supo la verdadera causa y culpables, mi madre y mi abuela han escrito un libro que pronto saldrá al público y usted podrá leer y tomarse el tiempo para buscar las palabras y disculparse. Solo tengo 14 años, pero mi formación moral, emocional y espiritual me han permitido crecer con un cerebro productivo, un espíritu lleno de perdón pero con una profunda claridad de lo que los seres humanos somos capaces de hacer. Mi familia me permitió conocer la historia del juicio y afrontarlo con la más absoluta tranquilidad, pues he visto por anos, las cantidades de cajas tanto del proceso nacional como internacional y siendo hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de abogados no me es difícil comprender, por demás, en mi familia el lema es somos uno. Creo en la inocencia de mi abuela y se quiénes fueron los verdaderos delincuentes y corruptos. Aun están algunos caminando ligeramente, Se de quienes se hicieron eco como usted de falsa información y contribuyeron a una mujer cuyo único pecado fue pagar el precio por defender la dignidad de los procesados en este país se convirtiera en el ojo del huracán de quienes necesitaban tapar sus constantes denuncias contra ciertas autoridades. Le exijo no repita nuevamente ninguna comentario sobre la Dra. Melida Aleksic Molina, pues este correo se lo entregare a mis padres y ellos sabrán qué hacer con él. Ah por cierto, no se extrañe de mi léxico, he sido criado por con todas las herramientas, para que hoy sea un joven motivador nacional e internacional, escritor, dirigente juvenil y músico de este gran país de las orquestas, esto me ha convertido en un joven igual pero diferente. Quizá me haya escuchado en la radio o en la televisión, desde muy niño me ensenaron a que aprovechara los dones y talentos que Dios nos da, pero sobre todo me han ayudado a forjar un carácter definido que no acepta que a estas alturas del partido de mi vida haya geste como usted mintiendo en un espacio público sin medir consecuencias. Si desea contactarme con gusto podremos recibirlo en el escritorio jurídico de los abogados de mi familia, donde estoy seguro le darán verdadera y legal información sobre este caso que veo le ha interesado durante estos 17 años. Y no se preocupe, satisfacere su curiosidad por conocerme y constatar que cada palabra escrita puedo repetirla con mi cara en alto.
ResponderEliminarJoshua Marcano Carnevali