Hace mucho tiempo, tanto como el que tenemos padeciendo los embates de una revolución cimentada en la corrupción y el mal gusto, un estribillo repetido incesantemente anunciaba con el tono de chercha que nos distingue, la razón por la que, quienes nos oponemos al régimen, estábamos a punto de perder la razón. Entre muchos otros gritos de campaña de los rojos, este en particular, tuvo honda caladura tanto en un bando como en el otro y sigue siendo un chiste cuyo significado parece ser, cada vez, menos cómico.
“Chavez los tiene locos” es la consigna en cuestión. Significa, no hay que decirlo, una clara alusión al efecto perverso que las estrategias del gobierno tienen, sobre la psiquis golpeada de los venezolanos y su efecto, indudablemente, está empezándose a notar. Es el eterno cuento del efecto multiplicador que causa una mentira repetida millones de veces. Para comprobarlo, no hay sino que remitirse a observar nuestro comportamiento de los últimos meses, desde que en una muy escenografiada comparecencia, el presidente de la república nos contó que lucha contra un cáncer, cuyo alcance, naturaleza y verdad, nadie conoce de manera oficial.
Convenientemente, para todos, la enfermedad ha dado de sí todo lo que experimentados guionistas de ficción pudieran haber soñado para contarnos el final de este drama en varios capítulos y siempre, los que hemos puesto la mejor parte del chiste para que aquellos se rían hemos sido nosotros, los opositores. Sabido es que una característica de cualquier régimen estilo el nuestro, es mantenernos al vaivén de mentiras e historias poco claras y que cualquier eventualidad, por desastrosa que sea, es una oportunidad de oro para enredarnos hasta hacernos caer no sólo en todas sus trampas, sino en nuestras propias iniquidades. De modo que después de haber resistido todo tipo de cuentos chinos, haberlo visto ir y venir a Cuba y haber presenciado cambios físicos (que pueden ser reales, como no) realmente importantes, que revelan detalles inconvenientes sobre la salud del líder - nunca aclarados - la fábrica de rumores y chismes bolivarianos, en un nuevo intento por mantenernos ocupados en algo que nos obligue a torcer un rumbo del que no podríamos desviarnos jamás, sacan de la chistera la noticia que todos esperábamos leer hace, por lo menos, tres meses: El tipo se está muriendo.
Para certificarlo, se consiguen un medico (o un señor con bata) al que convierten en traidor de la familia presidencial y por ende del presidente; más o menos en desertor de la tolda roja (eso nunca queda claro) y en vocero no oficial de la “verdad revelada”: el tipo tiene un cáncer espantoso y le quedan horas de vida (más o menos). Salidas sabe Dios de donde, el país se deleita con lo que se conoce ahora como “las declaraciones de Navarrete”; pieza periodística que, me parece, no es importante por lo que dice, sino por lo que revela: la reacción desmedida de una buena parte de la oposición pensante de este país. Un asunto digno de estudio.
Lo primero y más llamativo, es que la dieron por buena. Es decir, se creyeron el cuento. En twitter he leído cosas como “por fin se sabe la verdad”. Claro, a falta de parte médico con membrete de Clínicas Caracas, caemos nuevamente en el juego perverso de miénteme-una-eternidad-que-me-hace-tu-maldad-feliz. Yo desconozco los motivos; encuentro una conexión entre las declaraciones y el posterior fallo del TSJ en relación al caso enrevesado de Leopoldo López y encuentro también, un cierto llamado a la consideración, en tiempos de campaña (a un hombre que se encuentra planchando la mortaja, hay que tratarlo con guantes de seda, pobrecito) pero poco más. Lo que si encuentro casi absolutamente cierto es que, si el Doctor Navarrete existe y en efecto dio la entrevista, (por escrito, pues al momento en que escribo esto, nadie le ha visto la cara) todo lo que dijo está preparado a conciencia por laboratorios de estrategia política, muy posiblemente ubicados en La Habana, y está tomado casi textualmente de otras informaciones no oficiales que han sido publicadas anteriormente, en un tono muy de chisme no comprobado. (El Diario El Clarín de Buenos Aires, fue el primero en mencionar el Sarcoma de Psoas hace un par de semanas, por ejemplo; y en el libro biográfico que escribió y publicó alguna de las novias del presidente, en sus tiempos de presidio, hay descripciones casi exactas a las que se le endilgan a Navarrete sobre los hábitos y costumbres del presidente). Repito, no sé para qué. Está demostrado que la enfermedad no ha dado apoyo político al presidente, aunque ha movido a la compasión de sus seguidores. Tal vez ha sido una ocasión más para demostrar que en efecto, Chávez nos tiene locos.
Locos, porque hemos decidido creer en cualquier cuento chino para empezar a ver una salida al estropicio, sin tener que trabajar muy duro por ello. Locos porque seguimos recibiendo todo lo que viene del otro lado de la cancha, cuando sabemos que desde el principio ellos no juegan, ellos hacen trampa. Locos porque pensamos que repitiendo rumores y respondiendo con camisetas blancas a las camisetas rojas, ya tenemos el mandado hecho. Vamos a ver con que salen ahora, después de Navarrete.
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