Me cuesta creer que haya sucedido así como lo cuentan los libros de historia. A mi, que soy esencialmente incrédulo, el cuento de Vicente Emparan en el balcón de la Casa Amarilla preguntando si querían que siguiera en el gobierno y el Padre Madariaga haciendo señas por detrás, para que todos dijeran que no, me ha parecido siempre un cuento mal contado; básicamente porque, aunque fuera el siglo XIX, era Venezuela y a los venezolanos, de entonces y de ahora, nos encanta meter la pata en lides plebiscitarias y, genéticamente, nos cuesta mucho seguir consejos y hacer caso de madariagas. Si una madre no logra que una “torcida de ojos” evite la indiscreción imperdonable de su hijo mal educado, ¿cómo es que un cura moviendo un dedo, que bien pudo no haberse visto bien, acabó con un gobierno? Además, ¿cómo es que, entre el gentío de la plaza, nadie gritó "epale, apártate que no me dejas ver el dedo del cura pa’ver que está diciendo"… y le torció el destino al curita?
Es por lo menos extraño, que encima de todo, en esa pacifica escenita de balcón y plaza Bolívar, el mismo Emparan haya salido después a decir tan tranquilo, Pues yo tampoco quiero mando, y renuncíara como si tal cosa; sin milicias, ni pueblo enardecido, ni gobiernos amigos y se haya casi borrado de la historia, después del bochorno causado por un dedo con sotana.
Pues bien, doscientos un años después de tanta sabrosura, cabría preguntarse si fue que, por andar de zafriscos haciéndole caso a un curita entrépito, se nos arruinó el talento para entender las madariagas; o si es que, sencillamente, hemos dejado todo en manos de los abajo firmantes.
En todo caso, desde el libro de Moral y Cívica de la primaria, (que tenia la pintura del 19 de abril en la tapa) hasta nuestros días; por más doctos esfuerzos que hago en enterarme de la parte más sustanciosa del chisme, no consigo nada distinto y doy por buena la información oficial, con gran beneplácito por cierto: La historia (que no miente) ya demostró que salir de tiranos corruptos no es tan difícil. Sólo falta encontrar al Madariaga, ya que si es por balcones, esos abundan.
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