Siempre me ha sucedido algo muy raro; tal vez por incapacidad para entender su significado real, las noticias políticas que provienen de algún país latinoamericano me dejan completamente convencido de que soy el bruto mayor. Nunca pienso, por ejemplo, que están mal escritas o que el periodista publicó lo que él entendió, aun cuando ELLOS dijeron otra cosa. No, me auto flagelo sintiéndome bruto y me hundo en el abismo de la auto conmiseración más arrastrada, intentado librarme del difícil deber de entender Latinoamérica.
Debe ser el nombre de mujer, o algo que nos pasó a todos cuando éramos chiquitos, o algún maligno ente indígena propio del maíz. Latinoamérica es un territorio imposible de asimilar (y eso no es un slogan turístico); lo digo en serio y lo digo con susto: Acabo de leer - horrorizado - las noticias de los resultados electorales de ayer en Perú.
¿De donde sacaron los peruanos la inconsciencia que se necesita para votar por Ollanta Humala y Keiko Fujimori? ¿Cómo es posible que se hayan olvidado tan rápido de Vladimiro Montesinos y todo lo demás y que, en el último minuto, no hayan visto alrededor, el martirio de ser gobernado por un militar resentido y mesiánico?
Yo no se nada de política Latinoamericana, ni de más nada. No se si las cosas que he leído sobre el sólido y mantenido crecimiento de Perú son ciertas y están sustentadas en bases firmes. No conozco ese país y hasta donde se, creo que no puede vanagloriarse de grandes diferencias con sus paisanos; pero, estábamos empezando a creer en ellos cuando supimos que, casi con el mismo golpe, lograron sacudirse al Chino y a la Señorita Laura, se distanciaron un poco de algunas malas juntas y parecían estar limpiando casa. Pues no, resulta que cuando hubiesen podido elegir a alguien con credenciales un poco más brillantes, ellos - VOLUNTARIAMENTE - apuestan su propia suerte entre la hija de un personaje inolvidablemente nefasto y un militar inculto que sueña con reformar constituciones y es compadre del sabanetero. A lo mejor no saben lo que hacen, digo yo; pero, por si deciden quejarse un poco más adelante, sería bueno que recuerden que cada país tiene el gobierno que se merece. Incluyendo Venezuela, que pudo haberlo hecho distinto.
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