
En realidad, y para mi muy humilde opinión, la intervención de la candidata fue tan arriesgada como valiente, es verdad; pero, tuvo la inconveniencia de las cosas hechas sin pensarlo mucho y el tufillo electoral que desmerece las mejores acciones, a favor y en contra. María Corina es una persona valiosísima, es una mujer con la preparación que no tiene ningún otro candidato; podría perfectamente ser la gerente que necesitamos para salir de este drama. Pero, nos hace falta viva, nos hace falta en la contienda, nos hace falta libre de polvo y paja. María Corina presa, inhabilitada o mal herida, no sirve para nada. Pero, eso es otro cuento. Si María Corina quiso exponerse a semejante riesgo, espero que por lo menos haya pensado en lo que estaba haciendo y en donde lo estaba haciendo. Sin embargo hay una, de muchas lecturas, que se me antoja indispensable y no tiene tanto que ver con María Corina, como con la otra María: María León.
¿Por qué la oposición no ha dedicado los tiempos que debería, a comentar la intervención de la Sra. León? ¿A qué se debe que hayamos pasado por alto la importancia de la respuesta apasionada que María León dio a su tocaya? ¿Por qué insistimos en mirar solamente a los ojos del sabanetero e ignorar lo que sus acólitos se empeñan en hacernos ver? La respuesta de María León es la voz de cientos de mujeres venezolanas que ven en su presidente a un Dios al que se ama incondicionalmente. Un Dios al que usted no ofende en su iglesia. Y esa mujer, ofendida, vapuleada, a punto de “que le de algo”, incapaz de interpretar correctamente la esencia de lo que María Corina dijo en su intervención y muy poco dispuesta a aceptar los fracasos de la revolución en la que ha puesto su esperanza de futuro; es tan peligrosa como impenetrable.
María León no está sola. María León no habló, porque después de hacerlo pasará por GO. María León no respondió a un guión, no fue atizada por nadie. Al contrario, María León se convirtió en la voz de miles de madres y esposas venezolanas a quienes el comandante les ha hecho creer un futuro imposible, que no están en capacidad de ver con claridad.
María Corina Machado y María León son las dos caras más visibles del país enfrentado a muerte. Eso, lejos de otro sentimiento, debería preocuparnos inmensamente. Ambas hablaron desde la emoción más sincera. Ambas hablaron desde la verdad de sus corazones. Ambas sienten que decir lo que dijeron, las pone a salvo de cualquier desacierto, que al hablar están sonando las alarmas en sus respectivos cuarteles.
Cuarteles en donde se están almacenando las piedras con las que defenderán su permanencia en el poder. Podría pasar que ambas se sientan libres de pecado y procedan bíblicamente. ¿Qué sucederá entonces?
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