
Una de las cosas que peor le sienta a mi ego es equivocarme. Tener que admitirlo públicamente, es aun peor. Lo demuelen. Por eso siento que debo hacer pública esta nota antes de que pasen muchas horas y el daño sea irremediable (para mi ego).
Hace poco, un par de semanas o algo así, publiqué en este blog un artículo sobre la indecisión que me producía, en materia electoral, la presencia en la justa de Diego Arría. A pesar, dije en ese artículo, de su pasado adeco; había en sus planteamientos un atisbo de inteligencia, de exactitud con el futuro, que lo convertían ante mis ojos en un candidato al que podía apostársele el tema de la transición.
Mi papá me dijo una vez que los adecos eran como las vacas de patio: la “ponian” a la entrada o a la salida, era lo único seguro que tenían. Hoy, en el momento más importante de la historia que queremos construir, el señor Arría, con todas sus virtudes, se comportó como una vaca de patio.
Si yo necesitaba alguna razón para NO votar por Diego Arría en las primarias del 12 de febrero, su negativa a firmar el plan de gobierno de la Mesa de la Unidad, es decir, su soberbia adeca, me ha convencido sin dudas. Lo próximo, y sucederá dentro de muy poco, es verlo presentarse a la presidencia sin el apoyo de la unidad. Listo, es el recetario adeco, es algo que debe haberles enseñado Rómulo: O son la Bella del Baile, o se van heridos y montan su propia fiesta.
Ando furioso conmigo mismo, haberme equivocado de esa manera. Haber perdido horas de mi vida debatiéndome entre apoyarlo o no, haber discutido con amigos la posibilidad de votarle a él, de convertirlo en el candidato de la unidad, para que ahora salga el muy bruto, a darle su mejor patada a la misma Mesa de la Unidad que lo apoya. Es imperdonable. Realmente, es imperdonable que el Señor Arría de buenas a primeras y en venganza por la finca que le robaron, quiera reeditar a su compadre Carlos Andrés Pérez.
Después de todo, le agradezco que lo haya hecho ahora. Entiendo sus razones, pero no es el momento de individualismos tontos. Digo más, me gusta su propuesta constituyente, pero no era el momento para patear la propuesta de gobierno que ha elaborado la mesa de la unidad. Eso que él hizo se llama soberbia. Y es el peor rasgo de los adecos.
Lo lamento, esa si que no la aguanto. Ni por Diego Arría, ni por ningún adeco. Mi voto, está decidido, es para Henrique Capriles Radonski en las presidenciales y para Carlos García en la alcaldía de Mérida. Para Gobernador de mi estado no daré mi voto a nadie.
Y si, por desgracia, llega a ganar Diego Arría en las primarias, votaré por él, con mucha lastima. Y lo haré porque hay que votar por alguien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario