
Poco tiempo después fui a una misa; el sacerdote, un luchador social bastante
conocido por su posición política, mencionó al sabanetero un par de veces o más. Como chiste, por cierto.
Al día siguiente, asistí a una brillante conferencia sobre el
Bozon de Higgs a cargo de un famoso doctor en Física. Durante su extenso
discurrir por el camino de las ciencias físicas, el sabanetero fue nombrado
varias veces.
Hoy hice un ejercicio: me dediqué a revisar
los “TUITS” que entran a eso que llaman mi TL (suerte de archivo de lo que
dicen aquellos a quienes sigo) En un momento determinado, entraron 25 mensajes de distintas
procedencias. 22 de ellos hacían alusión, de alguna manera, al sabanetero
y sus desmanes. Los otros tres se referían a boberías de las que abundan
en ese medio. Ninguno mencionaba a @hcapriles.
Mi próximo ejercicio, seguramente, consistirá en hacer las mismas mediciones en
periódicos de circulación nacional y en otros medios.
¿Por qué lo comento? Porque creo en ciertas
leyes de atracción universal y porque siento que soy uno de los pocos
venezolanos que ha logrado desarrollar una autentica cobertura de teflón para
enfrentarse a la vida del señor que vive en Miraflores. Creo que lo he dicho varias veces. No me
interesa su salud, no me interesa su vida (o su muerte, que es lo mismo) no me
importan sus leyes, no cumplo sus órdenes. No siento ni el menor interés por
sus cadenas de TV, ni por sus
disparates. Por supuesto, nunca lo escucho y nunca lo veo. No me interesa, ni cinco.
La razón para eso es muy sencilla: creo
ciegamente que mencionarlo, sólo logra fortalecerlo. Permanecer atento a su próxima locura, sólo
consigue que esa locura nos haga daño, nos
nuble el camino que queremos construir y
nos robe la energía que no estamos utilizando en edificar la
esperanza que nos ofrece Capriles. Tanto nombrar a quien adversamos, nos
obstaculiza el trabajo de hacerle entender - al alto porcentaje de venezolanos
que no sabe para donde agarrar - que es
posible vivir a espaldas de sabaneta e incluso después de sabaneta. Que no podemos construir el futuro sobre el
sufrimiento, dolor y muerte de una persona; sino sobre las certezas de crecimiento y
esperanza que trae la juventud emprendedora de Henrique Capriles.
No soy estudioso de las nuevas eras; el que medio me conoce sabe que prácticamente
no creo en nada, salvo en el Dios de mi madre.
Pero, estoy seguro y por eso lo repito, que el seguimiento a ultranza de aquel a
quien queremos sacarnos de encima, sólo consigue reforzar su presencia y
agrandar su poder. Es la campaña
equivocada, la que podría quitarle a Henrique Capriles el triunfo de las manos
y sumirnos a todos en la más profunda desgracia.
Quizás no importa tanto, al final. Siempre
nos quedará la posibilidad de vivir pendientes de su vida y de su muerte (que
no veremos) y de seguir en lo mismo que hemos hecho durante 14 años: regalarle
nuestro tiempo y nuestras energías.
Entonces seguiremos como estamos y como
estamos moriremos. Nosotros.
Tienes toda la razón, sin darse cuenta la gente le hace un favor a gente que odia porque no se los pueden quitar de la cabeza. Derrotados sin saberlo.
ResponderEliminarNombremos lo bueno, @hcapriles. Saquemos otras cosas de nuestras neuronas.