miércoles, 3 de noviembre de 2010

Zozobras rumoreadas

La señora que me hace la limpieza llega a trabajar minutos antes de que yo salga. Apenas tenemos tiempo para saludos y rápidas indicaciones, si hacen falta; cosas de esta vida acelerada que tenemos y que nos ha convertido, a los dos, en silentes profesionales de la comunicación del siglo XXI: La mensajeria de texto. Hoy, poco antes de las 7:30 de la mañana, la alarma de mi teléfono anunció el inicio del breve intercambio microespistolar de los miércoles; pero, para mi sorpresa, en este primer mensaje, mi calamitosa asistente se excusaba de cumplir con su compromiso “debido a los disturbios”. ¿Disturbios, tan temprano? Me sorprendí. Nuestros aguerridos defensores del desorden público empiezan a trabajar a golpe de diez de la mañana, cuando ya todos estamos cómodamente instalados en la rutina. Reflexión mediante, escribí mi mensaje de respuesta: - Buenos días, ¿hay disturbios? - No señor, no te digo por los de orita sino por los que van haber (sic) Imaginándome a Elsi frente a una bola de cristal tupamara, escribí de nuevo: - ¿Es que van a haber disturbios más tarde? - Como y tu no sabe no ve que no ay comedor eso andan diciendo que la prenden (sic) Descifrada su angustia, envié un inútil ultimátum - Y entonces ¿usted no viene a trabajar? - No voy, no sea cosa que pase algo. Sin despedidas, se me instaló el mal humor (que en nada tenía que ver con un día de limpieza y en mucho con la idea de una nueva revuelta de encapuchados y malandros) y acudí a Twitter; a esa hora de la mañana, rumores de todo tipo apuntaban a una hecatombe en ciernes. No obstante, salí a enfrentar el caos de siempre, esperando que una ráfaga de ametralladora me devolviera a mi casa o me llevara directo al cielo. Casi hasta mediodía, las amenazas y rumores fueron escalando hasta rozar las oficinas de quienes toman las decisiones que nos permiten vivir un día igual a otro, y parecía que, a medida que la tranquilidad iba tomando forma, también lo hacia el desencanto de quienes esperaban una nueva orden de suspensión de actividades. Al final del día pensé si Elsi habría encontrado manera de recuperar el dinero perdido y me di cuenta que ese detalle es el que menos importa. Entonces regresé a casa, agotado por ese juego macabro de esperar que las cosas “se pongan feas” y nos vuelvan a suspender la vida. Llueve torrencialmente y ese rumor prefiero no escucharlo. Mañana será otro día.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Del Sur y sus lecciones

Anoche mi televisor se quedó en Televisión Argentina, no se por qué, y allí se encendió esta mañana, cuando recién levantado, buscaba las noticias del día. Una narradora comentaba algo que no entendí, sobre el traslado en grave estado del ex presidente argentino a un hospital público. En sólo un segundo, su cara y la de las otras dos mujeres que la acompañaban, transmutó en expresión de gigantesco asombro; una imperceptible pausa dio paso a la noticia trágica: Ha muerto, dijo. Retomando una compostura difícil de mantener, leyó el titular; tan sorprendida como todos: “Podemos confirmar que el ex presidente Nestor Kirchner ha fallecido a consecuencia de un paro cardio-respiratorio, mientras se encontraba en su residencia del Calafate”. Lo que siguió fue un maremagnun de noticias que me mantuvo en vilo por un buen tiempo. Era cierto: El hombre fuerte de Argentina fallecía a los 60 años de edad, dejando una viuda en el poder y un legado, hasta ahora, dificilísimo de calibrar. Amanecíamos, otra vez, con una mala noticia que viene del sur y que, lejos de todas las consideraciones que otros puedan hacer sobre su alcance y contenido político, nos abruma en el paso de las horas con una nueva lección de decencia. No me gustan los Kirchner, para nada. Los encuentro populistas, tramposos y obsesionados por el poder. No les perdono que hayan trabado esa perversa amistad con el sabanetero y me encantaría saber si algún día harán algo para esclarecer, aunque sea, el tema del maletín; para mi, son dos peones más en la corte de chulos bolivarianos. Pero, ante la tragedia y tal vez por pocas horas, algo de simpatía han logrado despertar. Tal vez porque hoy se ensayan formulas de convivencia a las que 12 años de desafuero, nos han desacostumbrado por completo. Las expresiones autenticas de los lideres opositores más férreos, postergando el debate político; la presencia del rabino mayor en la misa que ofició el Cardenal Primado y la cautela con que tirios y troyanos han manejado las primeras horas del legitimo dolor del pueblo argentino de a pie, me han dejado anonadado; pues la costumbre me hacia suponer un atajaperros en acento de tango, que descalificaría la majestad del duelo y la verdad de la muerte. Pero no; otra vez, un país del sur nos enseña a estar unidos frente a la adversidad y a no reírnos de designios imponderables. Probablemente al concluir las solemnidades funerarias, saldrá la jauría a atacar. Cristina cambiará crespones de viuda por espacios de poder y muchas verdades querrán ser ventiladas. Sin embargo, hoy nada ni nadie podrá decir que no supieron hacerlo. Es por eso que, un poco de vergüenza, me hace inexplicable lo que percibo en muchos venezolanos. Es por eso que me alarmo, que no entiendo. ¿Cuando se convirtió en normal, mofarse de la muerte? ¿Cuando descubrimos que somos indoblegables? ¿A donde se fue la humanidad y el decoro? ¿Que nos pasó? ¿Por qué nos convertimos en esto?

Fuenteovejuna, señor

En mis tiempos del Colegio La Salle, cuando aun me abrigaba la cálida protección de mis viejos, Mérida era una ciudad en la que convivíamos en relativa paz, los revoltosos, inconformes, malvivientes y sifrinos. De vez en cuando reventaban algunas bombas lacrimógenas (de ahí que sepamos lo del vinagre y el pañuelito mejor que nadie) y todos salíamos corriendo a refugiarnos donde mejor podíamos. Algunas veces, hay que decirlo, se iba la mano a los esbirros de entonces, detestables como los de ahora, y desgraciadamente, la cosa pasaba a mayores; entonces, la ciudad estallaba en duelo colectivo y hacia un alto. Eran los avatares propios de la vida universitaria idéntica a una ciudad que, desde siempre, estuvo gobernada por hombres y mujeres con sangre decente en las venas. Todo cambia; lo se. La ciudad de entonces no se parece ni remotamente a la de ahora. Ninguna de las dos es mejor. Han cambiado las realidades y las necesidades del merideño; ha desaparecido la tranquilidad de sabernos habitantes de una tierra protegida. Mérida, es hoy una ciudad sitiada por cuidadores del poder devenidos en terroristas peligrosos, autorizados a hipotecar nuestra seguridad para garantizar la sobrevivencia de un gobernador en desgracia, al que muchos de los merideños no reconoceríamos si lo viéramos en la calle. El poder, en esta ciudad de postigos cerrados y secretos públicos; pertenece por entero a un mal llamado movimiento revolucionario, que ensucia nuestro ánimo para convivir y convierte la ciudad en trinchera de todo lo ilegal, bajo la complaciente mirada del régimen. No lo estoy inventando. La ciudad sabe lo que son capaces de hacer, es su victima. La ciudad sabe donde están, quienes son y que hacen; pero, la voz de la ciudad, todavía, no se escucha en las alturas. Una irrisoria libertad partidista, autoriza a cada reyezuelo provincial a seguir los ejemplos de quien hace lo que sea por permanecer en el poder; por eso, la prudencia exige cuidados: Podría suceder que los súbditos hoy callados, alcancen un impensable hastío. ¿Recuerda usted Fuenteovejuna, señor?

martes, 19 de octubre de 2010

Yo me bajo en la próxima, y usted?

Las misivas de ALIARTS, el foro de teatreros venezolanos que no se guarda nada, han dado cuenta de dos sucesos recientes que han revelado las horrendas costuras del teatro venezolano del siglo XXI y que habrían pasado bajo la mesa de no haber sido por su diligencia. Los hechos, harto comentados, hablan del horror profesional por el que tuvo que pasar un querido actor criollo, al retirarse de la temporada de “Esperando al italiano” para ir a enterrar a su madre y también, de la humillación sufrida por los actores que representaban la obra “El Eco de los ciruelos” en la sala Ríos Reyna del TTC, cuando alguien que “obedecía ordenes de arriba” apagó las luces y cerró el telón antes de que la obra finalizara. En ambos casos las explicaciones no abundan y suman ofensas a la cadena de oprobios que padecemos día a día los venezolanos. Peor aun, según toda opinión, nombres de reconocidos teatreros de “toda la vida”, por actuación o por omisión, hacen parte del pecado y no expían culpas. Soy uno de los primeros empleados que tuvo la CNT al momento de su fundación. Terminé de crecer bajo sus luces. Desde allí tuve la suerte de conocer con diferentes grados de cercanía, a todos los que para bien y para mal tenían algo que ver con el teatro venezolano de los años 80 y 90. Por eso mi desconcierto. Que dos profesionales como Moisés Guevara y Eduardo Gil tengan algo que ver con semejante ignominia me resulta aterrador. Que Moisés, el mismo Moisés que se batía a duelo, junto a Iraida Tapias, por conseguir reivindicaciones sociales para los profesionales de teatro; sea el que imponga las normas inhumanas e indignas que dejaron sin empleo a Hernan Marcano por despedir a su madre muerta, y que encima digan que pretendía hacerlo “en silencio” es sencillamente pavoroso y me resisto a creerlo. Pero, que un hombre como Eduardo Gil, teatrero desprovisto (creía yo) de cualquier interés distinto al de la verdad del escenario, permita que un montaje de SU CNT sea suspendido en escena antes de que finalice, irrespetando a sus actores y a su público de forma nunca antes vista y hasta hoy no se haya pronunciado, es una patada en la cara. Es el momento para detener el carro y preguntarse si vale la pena seguir creyendo en “los poderes creadores del hombre”. ¿Han entendido, los nuevos teatreros de Venezuela, que sus acciones y, sobre todo sus omisiones, ponen en peligro lo que generaciones enteras de creadores lucharon arduamente por conseguir? ¿Han calibrado el daño que hacen? ¿Es indispensable acabar para siempre con la CNT que nuestros maestros soñaron? ¿Es demasiado difícil, en este país de opinadores que los señalados cuenten su versión de los hechos? No entiendo nada. En el fondo de un corazón devastado por vivir lo incomprensible, tengo la esperanza y el deseo fervoroso de estar equivocado. Después de todo, en el caso de Hernan Marcano aparecen otros personajes a los que no quiero nombrar pues tendría que fingir sorpresa. ¿Donde está la verdad, Tulio? En el caso de la CNT, ya sabemos como son de pesadas las botas que patean las caras de los ciudadanos; tal vez el director de la CNT ha decidido calzarlas.

viernes, 15 de octubre de 2010

Al final del túnel

Han transcurrido un par de días desde que, en emocionada vecindad con cada rincón de este ancho y convulsionado planeta, vimos salir de la Mina San José a los 33 mineros atrapados por casi 70 días. Sin duda, un momento histórico de esos que uno recuerda con nitidez Kodak por el resto de la vida y que, a diferencia de otras emociones colectivas en los tiempos modernos, implicó una buena noticia. No faltó detalle alguno. El mundo lo vio, lo comentó y lo disfrutó en tiempo real, hasta en sus detalles más íntimos. El tiempo, que todo lo pone en su justo lugar; está empezando a darle perspectiva de realidad a lo acontecido y desde todas partes la proeza ofrece caminos: Reality Shows, películas, libros, series de televisión e infinidad de productos alusivos, están en proceso y seguramente algunos de nuestros gurús siglo XXI ya habrán conseguido significados iluminados, en perfecta consonancia con comentarios tan cursis como lo de la pachamama pariendo, o la tierra cuyo corazón se parte en dos para parir nuevos seres de luz. Nadie quiere perderse lo que siente que le toca de un pastel, al que legítimamente todos tenemos derecho. Por eso percibo totalmente natural, que el gran ganador de esta historia sea el presidente de Chile, Sebastian Piñera. Un tipo que estuvo al pie del cañón, literalmente, durante todo el proceso de planificación, rescate y salvamento, otorgando resultados que superaron toda expectativa. El país cuyas intimidades son poco conocidas, se puso en el mapa sin revelar demasiado y algunos latinoamericanos tuvimos, por primera vez en años, la ocasión feliz de escuchar a un mandatario decir cosas como “me siento orgulloso y agradecido del trabajo realizado por los parlamentarios de la región de Atacama” (parlamentarios que pertenecen al súper opositor partido comunista) y algunas otras maravillas reales sobre la unión y fraternidad de un pueblo alrededor de una causa. Eso ha sido lo mejor que, para mí, tuvo el rescate. No estoy acostumbrado a que el presidente de un país de la región tenga y use un tono conciliador y feliz; mucho menos lo estoy a que ese tono sea auténtico. Tampoco estoy acostumbrado a la eficiencia y el orden, o a un plan que se establece y no se cambia, o a la búsqueda de recursos donde deben buscarse porque allí existen. No se cuando fue la última vez que pusimos todo en el asador a favor de otros y, no tengo la menor idea de cuando nos sentamos al lado del que lo necesita, para escucharlo realmente y, tomando en cuenta lo que dijo, construir un proyecto concertado, en el que todas las consultas den paso a tres opciones líderes que trabajen juntas y sin estorbarse, hasta que una de ellas alcance el objetivo esperado por los demás. Mucho menos recuerdo cuando, (si es que sucedió alguna vez) las dos opciones que no completaron a tiempo su trabajo, permanecieron trabajando al lado de quien si lo hizo, por si llegaba a necesitar alguna ayuda. Creo que lo que no recuerdo, básicamente, es a que horas y por qué, nos encerramos en nuestro propio túnel y quien fue el que botó la llave. Por suerte, después de Chile, estoy empezando a ver una lucecita, casi un cocuyo, y estoy empezando a verlo en el otro extremo del túnel. Tal vez crece. Dependerá de lo que hayamos aprendido.

lunes, 11 de octubre de 2010

A la defensora del pueblo

Apreciada Doctora: Para que después no salgan a decir que soy un falta de respeto que no reconoce los títulos y honores de los nuevos próceres patrios, quiero dejar constancia que la estoy llamando Doctora, con todo el respeto que me merece la academia. Asumo con ese hecho que usted es lo que llamamos en buen criollo una mujer estudiada; con fondo negro, diplomas varios y méritos de sobra, que la han llevado a convertirse, nada más y nada menos que en la Defensora del Pueblo; especie de Juana La Avanzadora cuya misión, más allá de cualquier duda, es perdonar nuestras ofensas y librarnos de todo mal, amén. Cosa que por cierto yo me voy a tomar en serio para (usted me va a perdonar) molestarla con una bobería: ¿Será que usted puede hacerme el favor de ver qué es eso de los Círculos bolivarianos infantiles?
Es que, mire, desde que usted casi le tapa los ojitos con sus propias manos a los chamos de Venezuela, para que no vieran la fotico aquella tan fea de El Nacional, yo pensé que usted verdaderamente merecía más atención de la que gana. Aquí no hay nadie más fajao que usted, evitando que se vean los muertos en los periódicos. Eso es algo. Por eso le pido ese favorcito. Averigüe, ande. No es que yo tenga nada en contra de un círculo bolivariano del tamaño y edad que sea. Es que me parece que hay que esperar que crezcan un poquito para ponerlos en eso. ¿Usted no cree? ¿Usted metería a sus hijos en un Círculo bolivariano así, tan chiquitos? Hágame el favor, vaya y averigüe de qué se trata. A lo mejor es magnífico porque lo inventó su pana el de sabaneta y él, difícilmente se equivoca. Pero, vaya y vea. No es por comparar, pero lo de la foto y los círculos…quien sabe, ¿no? Mire, yo le voy a decir lo que pasa: es que mi sobrino salió a decirme ayer, cuando veníamos de dar el pésame casa de una amiguita de él que le mataron el papá (el no lo vió, se lo juro que no vió el muerto. Yo no lo dejé, porque me acordé de usted y no, no puede uno…) Le decía que mi sobrino me dijo que él no tiene ganas de que lo pongan de disfrazado en un Circulo Bolivariano y… ¿ve usted? Hágame la caridad, vaya y vea si eso es bueno y hablamos. ¿Quiere?

jueves, 7 de octubre de 2010

Bravo, Varguitas

A principio de los 80’s, en Caracas, todo el mundo hablaba de La guerra del fin del mundo. En la ciudad a la que fácilmente llegaban novedades de todas partes y las librerías eran, más bien, lugares de encuentro; gente de todas las edades disfrutaban el grueso ejemplar de tapas rojas en los vagones del metro o en parques que servían como lugares de descanso en los que no se exponía la vida. Yo había leído “La Tía Julia y el escribidor” y “Pantaleón y las visitadoras” sin mayores emociones. De modo que tardé un poco en entrarle a La Guerra del fin del mundo. Cuando finalmente lo hice, me encontré con una novela abundantemente descriptiva, que alojaba un personaje maravilloso: El León de Natuba, uno de esos seres a quienes la literatura otorga vida propia y pone a vivir con uno para toda la vida. A pesar de eso, no sentí que La guerra fuera una gran novela. Entonces, aparté a Vargas Llosa de mis preferencias y me dediqué a explorar otros escritores que me convirtieron en fanático de lo que se escribe en español. Años después, volví a encontrármelo. Un día, por pura casualidad, en un teatro neoyorquino vi a Norma Aleandro actuando La Señorita de Tacna y, como siempre he pensado que el teatro primero es la palabra, quedé absolutamente prendado de la belleza de aquel texto, actuado magistralmente por la Aleandro. Ese día, tuve una furiosa discusión con mi amigo German Barrios, peruano de toda peruanidad, quien opinaba que mi fascinación se la debía a la actriz y no al escritor. En realidad, fue un fifty-fifty jamás resuelto. La actuación de Norma Aleandro en esa obra, es sencillamente memorable; pero, el texto le brindó todo tipo de recursos para que así fuera. Volví pues a enamorarme de Don Mario y fui a escucharlo en una conferencia patrocinada por La Sociedad de las Américas de New York. Allí, la claridad de sus palabras, la precisión de sus advertencias sobre el incierto futuro del continente y su mundana latinoamericanidad, me recuperaron la admiración al gran escritor, que su novela mas famosa no había logrado despertar. Entonces leí Conversación en la catedral y se me despejaron las dudas. Sin embargo, compartía con mi hermano Jorge Luís, una rara sensación que me llevó a decir varias veces que “a mi Vargas Llosa no me gusta”. Hoy me conseguí con la noticia de su premio Nóbel, y la verdad es que me alegra más allá del simple paisanismo. Me alegra por el personaje, por las cosas que ha dicho últimamente, por sus posturas políticas y porque, si bien su obra – en mi pobre y antipático juicio – no es del todo homogénea, es nuestra y es buena. Me alegra también porque nos pone de nuevo en el mapa, pero por buenas razones y me alegra (egoísta y frívolamente) porque me encantaría saber lo que opina Vanessa Davies de eso. Yo creo que son razones suficientes. Hoy, estoy feliz por Don Mario, por lo que le queda por decir y porque será escuchado.

martes, 5 de octubre de 2010

Días después

Parece que estamos poniendo orden en lo que quedó del estropicio electoral. Los días de contradicciones intensas, en los que vimos a quienes deberían estar gobernando el país, batir sus alas y lamer sus heridas en procura de un poco de paz, dan paso lentamente a la bailanta. Nada ha sido bueno. Ni siquiera el intento de empezar a caminar, tapiado por el sin sentido de voces que se alzan, se llenan de ironías y se yerguen amenazantes, un segundo, para centrifugarse al siguiente y tratar de esparcir el tono melifluo de la perversa mentira. Nada de lo que hagamos para enmendar el terreno minado de la frustración pondrá frenos. Más que comenzar una vida, que había sido detenida por un evento que cada día le da mayores espacios a la ruindad de algunos; sentimos que hemos comenzado un altercado que poco a poco irá escalando una senda que buscará acabar, si lo permitimos, con lo poco que nos queda de calma, lo poco que nos queda de esperanza. Nada. No aprendieron nada. Todo señala hacia el disparate. La ruleta que jugamos se detiene, cada vez que la giramos, en un espacio que daría risa, si no fuera porque para nacer ha producido dolores y ha roto huesos que no podían ser tocados. El reino de la desesperanza se acuña en mis alumnos de 14 años que aplauden la normalidad del exterminio humano; en las voces que claman ayuda después de las lluvias, en los pueblos que siguen padeciendo una oscuridad que no es sólo eléctrica, en las caras aterradas de quienes habitan penales, convertidos en infiernos al que van los que sobran en el infierno; en las lágrimas de quienes ven a sus hijos y maridos sucumbir a las balas nuestras de cada día; en las mesas vacías y los bolsillos inciertos de quienes tienen el valor de no arrodillarse ante la envidia codiciosa. Ya pasó el 26S. Ellos no aprendieron nada. Nosotros, no lo sé. ¿Seguiremos conjugando el país en dos tiempos y dos voces enemigas?

martes, 28 de septiembre de 2010

Votos que hablan

Puestos a elucubrar, los venezolanos hemos aprendido – a falta de verdades y de informaciones claras – a interpretar con veracidad de oráculo hasta el menor de los signos. Estoy seguro que si nos dan espacio, vamos a escudriñar cada voto de los emitidos el 26S para patrocinar interminables discusiones a favor y en contra. Es nuestro pasatiempo favorito y a él me acojo, en el intento de explicarme (por puro ejercicio de mi gentilicio, repito) la elección de dos diputados en particular: Miguel Ángel Rodríguez en Táchira y Eduardo Gómez Sigala en Barquisimeto.
Miguel Ángel fue el conductor del programa estrella de RCTV; un espacio informativo con gente dateada y aguerrida, que se veía en todos los rincones del país para tratar de entender el estropicio. Cuando el sabanetero se cargó la señal de RCTV, una de las pérdidas más lamentadas fue precisamente “La entrevista” y, si tenemos que escarbar en la nostalgia, ese programa será el primero que viene a la memoria. Pues bien, Miguel Ángel se presentó a la contienda, entró de último, tuvo menos tiempo para hacer campaña que los demás, recorrió su pueblo de punta a punta y ganó cómodamente su curul en la asamblea.

Eduardo Gómez Sigala fue presidente de Conindustria, es el presidente de la División de Alimentos de Empresas Polar y esposo de una de las hermanas de Lorenzo Mendoza. Es decir, es arte y parte de POLAR, la empresa más sólida de Venezuela y a la que el sabanetero le tiene más ganas. Barquisimeto ha sido escenario de una lucha a muerte entre trabajadores de POLAR y el desgobierno Bolivariano, que no ha parado de ofenderlos y amenazarlos con la inminente expropiación de sus fuentes de trabajo. Como el otro, Gómez Sigala se presentó a las elecciones, se instaló a recorrer Barquisimeto y obtuvo mucho más que los votos necesarios para convertirse en diputado de la Unidad Democrática. Quizás estoy haciendo la lectura más obvia; pero, si a pesar de las neveras, las prebendas, las amenazas y el desenfreno, ellos entraron; son ideas mías o efectivamente, ¿son los votos la expresión patente de aquel plato que se come frío?

lunes, 27 de septiembre de 2010

Tarea impostergable

Anoche me acosté sin escuchar el boletín oficial. Tenía cierta información no formal, por eso sabia que, en cualquier escenario, la buena fortuna le había sonreído a la democracia. No tuve ánimos para aguantar el irrespeto de las autoridades electorales, quienes una vez más, incumplieron sus promesas y tardaron ocho horas en darnos a conocer sus resultados. Dormí tranquilamente y desperté tarde para enterarme de lo que oficialmente nos había tocado. Sin sorpresas, descubrí que las proyecciones informales que ya conocía se cumplieron cabalmente y ha sido suficiente razón para estar contento. Agradecido del esfuerzo que un montón de anónimos venezolanos hicimos para ponerle una nueva cara a la Asamblea Nacional. Orgulloso. Han ido pasando las horas y las emociones han dado paso a realidades que no pueden ser soslayadas. La abstención, por ejemplo, un fenómeno que molesta, que lo deja a uno con la angustia de creer que aun tenemos varios millones de compatriotas a los que la suerte de su patria los tiene sin cuidado. Entonces hago rápido ejercicio de reflexión y empiezo a comprender, en medio de la euforia de saber que 52% de los votos nos pertenecen, que estamos empezando a diseñar un futuro en el que los abstencionistas necesitan razones para volver a creer y siento que ese será el escollo más importante a vencer para la victoria final. Que ese es el compromiso más grande que tenemos todos: los que hoy llegaron a la Asamblea, los que hicieron campaña y los que de cualquier manera hemos contribuido a hacer grande la fiesta de la democracia. Rescatar valores, crear ciudadanía, compartir razones para querer un cambio, respetar opciones. Hablar; pero hablar hasta la saciedad, lejos de la comodidad de los twitter, de los blogs, de las paginas Web, de las casas protegidas, de las calles aseguradas, del café bien servido y la ropa limpia. El país que empezamos a construir necesita URGENTEMENTE un espacio para los abstencionistas. Nos toca a nosotros hacerlo cómodo.

¡GANAMOS!

Es la segunda vez, desde este regreso para el que nunca me prepare a consciencia, que siento la temible emoción del triunfo. La felicidad angustiada de empezar a ver la salida al caos. Las ganas de tener derecho a envalentonarme, a revisar números y entender de una buena vez la matemáticas odiada de mi adolescencia, para estar seguro que no me equivoco. Amanecí de fiesta; siento que 64 curules en la Asamblea Nacional es un escenario favorable a lo bueno y creo que tenemos motivos de sobra para celebrar, aunque sea por un rato, la satisfacción del deber cumplido. En compañía de Rayi salí temprano a votar y aunque tuve que esperar dos horas para que la mesa en que ella votaba se descongestionara un poco, fueron dos horas felices que, en mucho y por mucho, me reconciliaron con mi país. Vi como efectivos del Plan Republica desplegaban todo tipo de afectuosas amabilidades con los votantes, en especial con los ancianos y los enfermos y disfrute de una mañana soleada que tuvo mucho de fiesta. Ahora empiezo a comprender; empiezo a tamizar la emoción bajo el efecto de conocer a quien nos estamos enfrentando. Me permito unos minutos para erizarme del miedo. Solo unos minutos, los suficientes para conjurarlo. De golpe y sin querer evitarlo, entiendo que HEMOS GANADO. Que 52% de votos es un triunfo; que 64 diputados donde antes había cero, es un triunfo; que personajes claves, de una lucha ya muy luchada, defendiendo mis derechos, es un triunfo. Que ha ganado la decencia, que ha ganado la calidad, que ahora es cuando empieza a “ponerse buena la cosa”. Que tener razones para creer en el futuro, es un triunfo de aquellos con los que se escribe la historia. Vienen tiempos difíciles, muy difíciles. En este país, donde ganando elecciones se pierden curules, hemos ganado un espacio para la dignidad, para el debate, para la libertad y para la responsabilidad. La de saber que todo dependerá de la consciencia de cada diputado electo y de las ganas de arrimar el hombro que cada voto a favor nuestro, lleve consigo. Anoche no ganó la Mesa de la Unidad Democrática. Anoche ganamos todos; por eso, desde hoy no es la Mesa de la Unidad Democrática la que tiene que empezar a trabajar. Somos todos, en serio y con conciencia de equipo, sin parar hasta el 2012 y muchos años después. Se ordenó la partida.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Para votar (V)

Apelemos al lugar común y digámonos con toda tranquilidad, lo que repiten analistas, comentaristas, opinadores, oficialistas y opositores: La suerte está echada. El que tenía intención de votar desde el principio, votará sin problemas mañana y el que no estaba seguro como votar, es posible que ya haya tomado una decisión irrevocable. De lo que suceda dentro de pocas horas dependerá en gran medida nuestro futuro y eso, por más chistosos que seamos, no es como para ponerlo en juego. De modo que, resumamos: - Hoy debes revisar por última vez tu sitio de votación. Acude a http://www.cne.gob.ve/ y con tu número de cédula verifica que estás votando donde siempre lo hiciste, que apareces en la lista de electores y que en caso de haber realizado algún cambio, este ha sido procesado correctamente. - Asegúrate de tener la cédula en un lugar seguro. No la expongas. Trata de guardarla y de ser posible no la lleves contigo hoy, cuando salgas a hacer el montón de diligencias. - Mantente tranquilo y optimista. No va a pasar nada terrible, es sólo una elección más: no hagas “compras nerviosas” ni pienses en el fin del mundo. NO VA A PASAR NADA. - No hagas caso de los emails que te mandan a “no entubar el voto”, o a votar por varios candidatos de oposición pero que no son de la MUD. Esa es una táctica de distracción. Hay que votar masivamente por los candidatos de la unidad. NO HAY OTRA OPCION. - No hagas caso tampoco de los rumores de abstención, ni de los incontables mitos sobre anulación de votos, robo de elecciones, fraude electoral o irregularidades varias. NO te dejes convencer por los profetas del desastre: ellos son ROJOS. No te abstengas de votar. - Recuerda que, a pesar del desmentido de Vicente Díaz, es posible que mañana se pongan cómicos por tu vestimenta. Acude al centro de votación vistiendo ropa cómoda pero “recatada” y ríete de sus pretensiones pacatas. No vistas shorts o bermudas, ni microfaldas. No los provoques. Pelear con un efectivo del Plan República es una tontería mayúscula. No caigas en sus provocaciones. - Acude a votar a la hora que quieras, entre 7 de la mañana y 4 de la tarde. No hay orden alguna de salir en “oleadas” ni cosas por el estilo. La hora de votación no altera el resultado final. Ve a votar con calma, con tus panas y por tu vida. - Si twitteas, ten cuidado. No difundas rumores falsos, no informes si no estás seguro de lo que dices, no alarmes, no confundas y SOBRE TODO: no publiques nada parecido a un resultado de votación ni aunque te lo cuente Kiko Transfor. Espera por el primer boletín del CNE y luego date con furia. Lo contrario puede perjudicar la red y ponerte varios días a la sombra. - VOTA POR LA MESA DE LA UNIDAD. No hay otra opción, no hay otra manera de votar. No hay otros candidatos. Vota por tu futuro, por el futuro de tus hijos, de tus nietos, de tus sobrinos y de tus amigos. Vota por el cambio que quieres ver. VOTA MUD.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Para votar (IV)

La mamá de Agustina no ha querido salir de Cuba. Por mucho que mi querida Tina le ha insistido en lo bien que podrían vivir ambas en el bonito apartamento que ella se compró en Maracaibo, Josefa prefiere tener a su hija yendo y viniendo a la tierra de la que salió hace 22 años, detrás de un enamorado criollo que hizo honor a su condición de macho vernáculo y le armó una historia de esas que no se cuentan sin lagrimeos. Instalada aquí y consciente de que sabores y olores de “allá” eran mas o menos reproducibles, Agustina sacó provecho a su dominio casi absoluto del lenguaje y a sus dotes insuperables de cocinera para construir, en el agobiante calor maracucho, un sitio impregnado de todo lo bueno que había venido en su equipaje. Después de mucho esfuerzo acabó comprando el apartamento, más por su amplia terraza que mira al lago que por razones pragmáticas, y se convirtió en una maracucha a la que fascinan los cepillados y la mandoca. Jamás renunció a su nacionalidad cubana y sabe que no lo hará nunca; ni entonces ni ahora alguien ha logrado arrancarle un comentario “feo” sobre su país y sus amigos de aquí (que nos contamos por decenas) amamos su honestidad. Tina nos ha hecho querer a Cuba tanto, que todos, más de una vez la hemos acompañado en sus incontables regresos. Es siempre el mismo ritual. Llenamos nuestras maletas de cuanta tontería inútil podría cubrir alguna carencia de allá; nos arreglamos para conseguir más dólares de los que verdaderamente necesitamos por si hay que afrontar alguna emergencia ajena y nos preparamos para asombrarnos, hasta el lamento, de lo que vemos en cada paso que damos. Sabemos que a cinco minutos de nuestra llegada, habrá caído la mascara de paraíso turístico. De la mano de ambas, descubrimos un país que sobrevive convirtiendo su dignidad en moneda de cambio. Josefa, una costurera que no tiene rival, hace ruedos, pega botones y altera extraordinariamente vestidos mil veces remendados, a cambio de algunos kilos de azúcar y poco más. Aun con el auxilio salvador de los dólares que Tina envía mensualmente, tiene que hacerse la loca para comprar a un vecino eventuales cortes de carne que nadie sabe de donde vienen. Sin acceso a trabajos formales, sin saber a ciencia cierta en que consiste la moda nueva del cuentapropismo y con la tarjeta de racionamiento en ristre, cada día nuevo de Josefa trae expectativas que su edad suponía superadas Hace algunos meses la vi. Como siempre, no fue capaz de hablar de política, ni de mencionarlo a “él”. Me recibió con el amor de cada vez y me atiborró de comidas deliciosas. Pero una noche, después del tercer trago de un roncito cubano que yo había comprado en una tienda en la que ella no pudo comprar nada por ser cubana, me confesó el único deseo que tiene desde que se dio cuenta (hace mucho tiempo) que los barbudos no eran lo que parecían. - Ay mijo, dejar de pasar estas penurias para conseguir cualquier cosa, dejar de sentirme ladrona…alabao….dejar de creer que aquí uno, todo tiene que conseguirlo luchao…

martes, 21 de septiembre de 2010

Para votar (III)

Tal vez no es exagerado decir que, de las últimas contiendas electorales a las que el régimen de sabaneta nos ha sometido en estos años, ninguna ha tenido la importancia decisiva y el entusiasmo de esta elección parlamentaria. Cosa que debería sorprendernos pues los venezolanos, históricamente, le hemos prestado poca atención al tema parlamentario, desde que algún loco decidió por nosotros que el parlamento era un asunto menor y por tanto merecía la tarjeta más pequeña del reparto. Pues bien, no sólo la tecnología ha cambiado. Lo ha hecho también la forma en que representamos nuestro naciente interés por la Asamblea Nacional. En apenas 4 días y algunas horas, estaremos (ojala y todos) pulsando los botones de una máquina de votación que puede traer consigo la sorpresa maravillosa de significar un paso, pequeño y consciente, hacia el cambio que queremos ver. Entonces: ¿Estás seguro que tu centro de votación sigue siendo el mismo de siempre? ¿Verificaste la dirección? ¿Estás seguro que no has sido “trasladado”? ¿Apareces en las listas de votantes? ¿Sabes que el Plan República podría impedir tu acceso a la mesa de votación si portas en tu vestimenta, o en algún sitio visible, cualquier tipo de propaganda hacia un candidato especifico? (de oposición…recuerda que los rojos hacen lo que les da la gana) ¿Has organizado con tus familiares y amigos, grupos para ir a votar? Es lo más recomendable, no sólo estarás acompañado en caso de que tengas un largo tiempo de espera, sino que serán una fuerza valiosa si los rojos se ponen cómicos. ¿Sabes que ayuda al ánimo colectivo, vestir una camisa o camiseta blanca para ir a votar? ¿Ya sabes con quien dejarás a tus hijos pequeños durante el tiempo en que estés en el centro de votación? Por múltiples razones no es buena idea llevarlos contigo. Pide ayuda a tus padres (puedes votar antes o después que ellos) u organiza algún grupo de cuidado de chamos en tu calle o edificio. En el mío lo haremos así: los niños irán pasando, juntos, por todos los apartamentos donde hay padres votantes y estos irán a votar en turnos diferentes. ¿Has ofrecido voluntariar alguna de las miles de cosas que hacen falta para ese día: Comida, agua o jugo para los testigos, traslado de votantes impedidos o ancianos, asistencia médica y/o el largo y democrático etcétera? ¿Ya sabes como vas a defender tu voto? Es posible que el 26 de septiembre no pase nada; pero, es MUCHO más posible que empecemos a echar las bases de una vida de libertades ciudadanas, que nos permitirá en el futuro reconstruir todo lo que ellos han destruido. Piénsalo bien, después de todo es TU PATRIA. Aunque no te guste.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Las mujeres y él

Hace tiempo, una gran amiga mía, bonita y oligarca entre las oligarcas, me contó la experiencia alucinante de haber coincidido con el sabanetero en una fiesta caraqueña. No recuerdo los motivos del convite, pero recuerdo con nitidez el cuento de mi amiga: Un saludo respetuoso, elegantes y criollas bromas, dignas del macho más encantador y un súbito interés en la vida y obra de su interlocutora “como si nada más en este mundo importara”. Según su historia, pasados 15 minutos de cercanía, ella suplicó a su marido sacarla de ese lugar, donde ambos corrían el riesgo de arruinar su feliz vida en común. Es un tema harto comentado. De acuerdo a serios estudios, el tipo ejerce especial fascinación sobre nuestras mujeres; incluyendo a las que, orgullosamente, dan cuenta de matrimonios felices. La fantasía de un encuentro cercano con el poder omnímodo del sabanetero, podría ocupar más de una mente incapaz de albergar infidelidades o traiciones. Es, según parece, una cosa animal propia de mujeres que deben cargar con la cruz de maridos poco cumplidores y/o infieles. Todo un tópico pues, que sirve para expresar dos de mis más temidas suposiciones: que son nuestras mujeres las que más han contribuido a hacer realidad esta pesadilla (una versión más de Lisistrata?) y que sólo ellas podrán acabar con esto. Otro par de tópicos que no dejan de ser interesantes para quien crea que ese tema es de algún modo, comprensible. Por lo pronto me limito a asociarlo, (como quien no quiere la cosa) con el espantoso acto de machismo reverberante que sucedió ayer en el Teresa Carreño y que me puso al frente de realidades aterradoras, de las que prefiero no hablar. Es mejor conjurar su efecto con la suerte de vivir rodeado de las otras mujeres. Las que no se acaloran con facilidad, las que saben que hay ciertas cosas, y cierta gente, de la que no tiene sentido alguno convertirse en “guardiana”.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Guardiana del reino

Pasó tres días sentada en una mesa a la que hacia llevarse, cada par de horas, un guayoyo clarito. De la fama inmensa de las caribeñas de su color, sólo exhibe un poco de piel y la cara fea, intensamente oscura, de quien no está dispuesta a hacer amigos. Mal viste ropas en desorden, compradas a precio de baratillo a algún buhonero. A su lado, protegida de toda curiosidad entre sus muslos delgados, una gran bolsa de material sintético hace las veces de cartera, y esconde las razones de su empecinada permanencia en la misma mesa, sola y sin conversa, durante las horas en que funcionan las taquillas del Banco Industrial e Iván, en su panadería, recibe a los panas de toda la vida en torno a ricos pasteles de guayaba. Son nuestros predios, también. El viernes, a la hora de las onces, cumplía su tercer día de guardia. Imprudentes, nos dedicamos a observarla: entre sorbos de café, abría la bolsa, sacaba un paquete de pasaportes y entregaba uno a cada visitante que se le acercaba. Ellos entraban al banco sin hacer fila y en escasos quince minutos salían contando billetes, venían a la mesa de la mulata fea, devolvían el documento y se desperdigaban por el centro comercial. Nadie hablaba; pero, del otro lado, sin que se supiera, los ánimos no estaban para solidaridades. A una voz, asalariados patrios que no necesitan pasaporte, salieron de la fila y rodearon la mesa de la guardiana. El silencio hostil de los puños apretados de quien tiene el pecho rojo y erguido por sobrevivencia, llenó el lugar por varios minutos, hasta que, sin aflojar el gesto, decidieron regresar a la fila. Un poco después, cuando nuevos cubanos fueron a retirar sus pasaportes, ella les dio claras instrucciones de “permanecer en la fila hasta que les toque su turno”. Estaba claro que ese viernes, también, los clientes del Banco Industrial amanecieron hartos de los cubanos, de sus guardianes y de su ubicuidad. El siguiente café requirió más azúcar; las horas de vigilancia no sólo pintaban largas, pintaban alarmas rojas. También.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Para votar (II)

Las elecciones del próximo 26, deberían ser una jornada sencilla y de gran fluidez; pero como el sabanetero necesita armar todo ese escándalo para satisfacer su ego y, falsamente, presumir de demócrata ante la comunidad internacional; el suceso electoral, como siempre, se avecina complicado y especialmente importante. Por eso he decidido revisar algunos mitos: El voto es secreto: tan cierto como que Luis Tascon murió hace poco. Existen POQUISIMAS probabilidades de que se sepa públicamente por quien ha votado usted, a menos que usted mismo lo diga. Ninguno de los mitos creados alrededor de la vulnerabilidad de su derecho a la confidencialidad, son ciertos. Es muy fácil anular mi voto: Otro mito. La máquina no puede anular su voto automáticamente o porque sí. Usted es la única persona que puede anular su voto y para eso tiene que querer hacerlo. Antes de pulsar la tecla VOTAR, es posible hacer todas las correcciones que quiera, sin anular su voto. Si cambio de idea, pierdo el voto: Falso. Si en el último minuto usted recibe la iluminación del Espíritu Santo y decide actuar con raciocinio apoyando la Unidad, es muy sencillo: Pulse en la pantalla el voto que desea cambiar, regrese a la bandeja y haga una nueva selección. Recuerde que el final de su acto de votación es la tecla VOTAR. Antes de eso, todo se puede cambiar. No importa, de todos modos ellos se roban las elecciones: Polémico y lamentable. Las posibilidades de un fraude electoral a gran escala, suficiente para cambiar los resultados de la mayoría, son casi nulas. Hasta ahora, ellos han ganado las elecciones que han ganado. Probablemente han logrado alterar los resultados de algunas mesas electorales pequeñas en pueblos alejados o rojos, como para aumentarse los numeritos. Pero, un fraude electoral DE VERAS aun no se demuestra, aunque existan todos los cuentos que existen. Y lo mejor es que cada vez será más difícil hacerlo, gracias a la creciente participación de gente como nosotros en los actos de escrutinio y conteo. OK; pero entonces, ellos se roban mi número de cedula y ponen a votar a un cubano: Cierto, pero no del todo. Ellos ponen a votar a todos los cubanos que viven en Venezuela y a los que puedan traerse en esos días, pero no lo hacen con su número de cedula. A los cubanos les expiden cédulas venezolanas en segundos. A usted le toca, sin embargo, cuidar su cédula, pues lo que si puede suceder es que ellos lo cambien de mesa de votación (para Amazonas, por ejemplo) o permitan que otro elector firme el espacio reservado para usted. Vaya a votar temprano y revise su ubicación en la pagina del CNE, varias veces antes del día 26. Tenga algo muy claro: ellos pueden, y de hecho lo hacen, cometer cualquier delito electoral que les provoque; aun así, nunca tuvimos un mejor momento para querer salir a VOTAR y cambiar este mundo bipolar en que vivimos. ¿Por qué? Porque queremos y podemos.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Para votar (I)

(Información válida para Mérida, Municipio Libertador, circuito electoral 3. Es decir, la ciudad de Mérida; pero técnicamente el procedimiento es el mismo en todo el país. Obviamente cambian los candidatos y en algunos casos el número de votos. Busque la información correspondiente a su circuito electoral y a su estado)
El sábado salí a hacer unas compras en el caótico y mal oliente centro de Mérida y me encontré con tres puntos del CNE en los que puede uno ensayar como será que votaremos. Como no lo tenía claro, me detuve en uno e hice todas las preguntas que pude e incluso, jugué un rato con la máquina. La cosa es así: Cuando usted entre al cubículo, encontrará una máquina que está compuesta por una pequeña pantalla como de TV conectada a dos bandejas: Esas dos bandejas es donde usted REALMENTE hará la selección de su candidato, pues en ellas están los dos tarjetones que probablemente ya usted conoce. Su entrada al cubiculo es la señal para que un funcionario de la mesa active la máquina. En ese momento, comienza el conteo del tiempo del que disponemos para votar: tres minutos iniciales y tres adicionales. Tómelo con calma. Al estar parado frente a los tarjetones, busque cualquiera de las tarjetas que apoyan la UNIDAD DEMOCRÁTICA. Es decir, cualquiera de las tarjetas ubicadas en el lado inferior del tarjetón y que NO SON ROJAS. Al lado de la tarjeta, hay dos óvalos: uno indica el voto lista y otro, el voto nominal. El voto lista NO TIENE IMPRESO EL NOMBRE DEL CANDIDATO, así que no busque el nombre de William en el tarjetón. NO ESTÁ. Pensando con alegría que nos ha llegado el momento dulce de la venganza a tantos años de vejaciones y exclusión, oprima con el dedo los óvalos correspondientes a CARLOS RAMOS (ese nombre si está) y a VOTO LISTA (ese es William Dávila) Luego, baje su mirada al extremo inferior derecho del tarjetón y oprima el óvalo correspondiente a ARCADIO MONTIEL en cualquiera de las tarjetas que lo apoyan, que son todas igualitas y pertenecen a agrupaciones políticas indigenas con nombres indigenas. No se preocupe por el partido. Apréndase el nombre y búsquelo en la tarjeta. Está, se lo repito, en el borde inferior derecho del tarjeton. Oprima ese óvalo. Vaya a la pantalla, verifique que allí aparecen las selecciones que usted acaba de hacer en la primera bandeja y pase a la segunda bandeja. Allí están los candidatos al PARLATINO y al PARLATINO indigena. Ambas instancias son fundamentales en las luchas que se avecinan, NO DEJE DE VOTAR AHÍ POR NADA DE ESTE MUNDO . El procedimiento es el mismo, nuevamente tendrá que escoger el partido de su preferencia, pues ahí tampoco hay nombres. Oprima cualquier óvalo que este al lado de SU PARTIDO. Si tiene alguna duda, simplemente busque cualquier tarjeta QUE NO SEA ROJA. Regrese a la pantalla: verifique que sus CINCO escogencias son las correctas y entonces, SÓLO DESPUÉS DE VERIFICAR QUE ESTÁ VOTANDO EN CONTRA DEL SABANETERO Y SU COMBO DE LADRONES, oprima la tecla VOTAR. Saldrá un papelito impreso con los votos que usted acaba de emitir. Salga del cubículo con la cabeza en alto, recuerde que está haciendo la más valiosa contribución a la restitución de todas nuestras libertades ciudadanas, respire por un momento el placer de ser venezolano, e introduzca el papelito en la urna correspondiente. Vaya, meta el dedo en el frasquito de tinta, recupere sus documentos de identidad y salga, con la amplia sonrisa del deber cumplido, a trabajar por su patria. Llame a sus amigos, anímelos a acudir al centro de votación, ofrézcase a acompañarlos, explíqueles lo fácil que es votar y si puede, ocúpese de hacer algo más que esperar resultados por Globovisión: Defienda el voto que usted acaba de emitir. Es suyo…es ahora o nunca!

jueves, 2 de septiembre de 2010

No es lo mismo

Vamos a decirlo rápido y sin penas: La Cédula del buen vivir que ha anunciado el sabanetero en un arranque de inspiración divina, no tiene nada que ver con la tarjeta cubana de racionamiento. No se preocupen. NO ES LO MISMO. Se trata de un invento al más puro estilo del socialismo del siglo XXI. Inédita. Eso nos ha quedado claro esta mañana al escuchar a uno de los ministros, que no se pone guayabera roja, explicar el engendro: La Cédula del buen vivir, será una versión, coherentemente socialista, de las tarjetas de crédito que expiden TODAS las tiendas gringas, a los incautos que adoran una deuda. Seguramente usted las conoce. Veamos: un día cualquiera usted va a GAP a comprar una franela; estando en esas, una simpática muchacha se le acerca, le habla maravillas de la tienda, le invita un café y le hace firmar un papelito inocente. Días más tarde, en el buzón de correos del apartamento de su primo, hay un sobre para usted. Después de sus alabanzas al correo americano, usted descubre que dentro del sobre hay una tarjetita de plástico con su nombre grabado; usted casi siente que ha recibido una Green Card y ¿qué hace? vuelve a GAP y le da rienda suelta al monstruo consumista. Como lo más probable es que usted se olvide pronto de esa compra; llegado el final de mes usted descubrirá, gracias al mismo correo eficiente del otro día, que USTED le debe un montón de dinero a la tienda, gracias a los intereses del crédito otorgado sin pedirlo. ¡Listo! Bienvenido al Imperio abominable. Bienvenido al infierno de los que viven del “fiao”. Bienvenido al buen vivir. ¿Pensó que le estaban regalando algo? Pues no, ni allá ni aquí, ni mucho menos. A usted le darán la famosa tarjetita sin necesidad de pedirla y con ella podrá comprar todo lo que quiera. Sólo hay dos condiciones: que ellos tengan lo que usted busca y que usted pague cuando ellos digan. Así que, tranquilos, no es lo mismo que una tarjeta de racionamiento cubano; así como no es lo mismo un metro de encaje negro, a que un negro te encaje un metro…

martes, 31 de agosto de 2010

Punto de quiebre

Como si la semana anterior no hubiera sido prolífica en sobresaltos y errores que evidencian cuan tortuoso es el camino por el que nos llevan a rastras; anoche, con dolor, recibimos la mala noticia del fallecimiento de Franklin Brito en el Hospital Militar de Caracas. Viví la historia de Brito con un deseo grande (e inútil) de ser objetivo. El diario reporte de noticias sobre su salud, me mantenía al tanto de que su situación había alcanzado el punto de no retorno. Entre su extrema gravedad y su negativa personal a recibir ayuda, mediaban los detalles de su internamiento forzoso en el Hospital Militar y denuncias que apuntaban a que Brito, un acerado defensor de reivindicaciones legítimas, era un preso muy conspicuo del régimen. Esa parte de la historia terminó anoche y tengo que admitir que me ha causado una profunda y terrible preocupación: La muerte de Franklin Brito sólo puede ser vista como el punto de quiebre de un sistema social que no da más de sí. Pocas horas después de anunciarse su fallecimiento, con mesurada e inédita cautela, las voces opositoras parecen respetar su nombre y el de su familia; entre tanto, los jerarcas y vireyes se pronuncian de soslayo en el envés de alguna cita electorera. Para el resto, Brito aun no ha dejado de ser un tipo que lo arriesgó todo y prefirió perder. ¿Un loco, tal vez? No se. Pero, no saberlo no debería dejar de causarnos la más profunda de las angustias. Que un ciudadano venezolano decida, públicamente, morir en defensa de sus legítimos derechos y no exista fuerza que logre disuadirlo porque, entre otras cosas, el estado prueba ser un interlocutor tan desinteresado como inútil; indica probablemente que el colectivo siente que ya no es posible obtener las reivindicaciones que le corresponden, no percibe la esperanza clara de cambio y acepta como hecho normal la muerte, por inanición, por desidia, por violencia o por hastío. Basta darle una ojeada a los comentarios que escriben los lectores de diversos medios en línea, para darnos cuenta que, en materia de compasión humana, la polarización nos planta ante la terrible posibilidad de aceptar su sacrificio como una opción personal, que refleja muy dolorosamente tanto la inutilidad, como el perjuicio de los actos extremos.
Sin embargo, Brito nos ha dejado una certeza que se agradece: Su muerte, junto a las múltiples evidencias de la gigantesca descomposición que vivimos, nos ha puesto al borde del precipicio. Podemos caer y tal vez de allí surja alguna milagrosa reconstrucción; podemos seguir en el borde, viendo como ante nuestros ojos pasan las más increíbles y disparatadas historias hasta que el borde ceda sin remedio; pero, podemos intentar evitar la caída, mantener el equilibrio y salvarnos. Para eso, usualmente se necesitan descomunales esfuerzos colectivos y sacrificios de altísimo costo.

In Memorian

Franklin Brito
Irapa, 5 de septiembre de 1960
Caracas, 30 de agosto de 2010
Puede ser que haya otro mundo dentro de este, pero no lo encontraremos recortando su silueta en el tumulto fabuloso de los días y las vidas, no lo encontraremos ni en la atrofia ni en la hipertrofia. Ese mundo no existe, hay que crearlo como el fénix… Que inútil tarea la del hombre, peluquero de si mismo, repitiendo hasta la nausea el recorte quincenal, tendiendo la misma mesa, rehaciendo la misma cosa, comprando el mismo diario, aplicando los mismos principios a las mismas coyunturas. Puede ser que haya un reino milenario, pero si alguna vez llegamos a él, si somos él, ya no se llamará así. Hasta no quitarle al tiempo su látigo de historia, hasta no acabar con la hinchazón de tantos, seguiremos tomando la belleza por un fin, la paz por un desideratum…
Julio Cortazar
Rayuela, capítulo 71

viernes, 27 de agosto de 2010

Cuestión de aguante

Podría pasar varios días, sin detenerme, contándole a todo el que quiera escuchar como somos victimas diarias de venezolano irrespeto. Como siempre hay alguien que se cree superior a todos y no pierde tiempo en demostrarlo. Como el reino de la desconsideración gana adeptos fanáticos en el día a día de nuestras vidas y multiplica su presencia en tiempos de campaña electoral. Podría llenar cuartillas, pero voy a reducirme a un hecho que padezco hace varios días: En la mera esquina de mi edificio, al lado de un hospital y una unidad geriátrica, a una cuadra de un colegio y en medio de una zona residencial con altos índices de contaminación sónica, se ha instalado un Punto Rojo. La escueta carpita, decorada con fotos del sabanetero, pasa la mayor parte del día sin visitantes. Cuando uno se asoma, todo lo que ve es un par de solitarias militantes sudando la gota gorda bajo el inclemente mediodía, o tratando de cuidarse de las lluvias traicioneras de la sierra. Ahí no sucede nada más; como no sea (para nuestra mayor desgracia) el tormento de soportar, desde las 7 de la mañana de todos los días, la música abominable que acompaña el proselitismo socialista. Los resentidos cantos desolados de Ali Primera y muchos otros “cultores de la canción necesaria” y las dianas de campaña que tanto los excitan, suenan a volúmenes francamente groseros a cualquier hora del día, entrelazándose entre ellos, como si una pesadilla auditiva fuera el precio interminable que hay que pagar al socialismo del siglo XXI y para el que no hay solución alguna. Si ellos hablan de “demolernos” y de acabar con nosotros, supongo que este abuso ciudadano, forma parte de su estrategia de campaña, en la que no han considerado los límites de nuestra paciencia. Está visto que, una vez más, la pelea es entre el irrespeto de ellos y la capacidad de aguante de nosotros. Vamos a ver que pasa.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Estamos en campaña...

Esta mañana, en el banco, me conseguí a Aura, vieja amiga de los viejos buenos tiempos. A los saludos afectuosos del principio, siguió la conversación inevitable sobre el ex-país. Ella, al igual que miles de nosotros, tiene un cuento que ilustra perfectamente, la zozobra de no saber NUNCA si llegaremos vivos al final de la jornada diaria. Yo me dediqué a escucharla dándole la razón con mis gestos. En un descuido de su incansable verbo, le pregunté si se había percatado del inicio de la campaña electoral y si haría algo más que quejarse, de aquí al 26 de septiembre. Entonces se sonrió, abrió su cartera y, con el auxilio de un recodo libre en una jardinera, sacó un tarjetón electoral y comenzó a explicarnos, a todos, como será el proceso de votación. Poco a poco, algunas de las personas que aguardaban su turno, nos rodearon. Una y otra vez, Aura nos contaba lo que tendremos que hacer para votar por el candidato de la unidad. En minutos, la agencia se había convertido en un centro de campaña. Desbordados por la sensación de haber sido “oficialmente” autorizados a decir lo que pensamos hacer en septiembre, y animados por esta ama de casa, convertida en militante del cambio, todo el que quería saber como votar se fue acercando a la esquina donde Aura se explayaba en lecciones. En ese momento comprendí, con alegría, lo que estaba sucediendo: Alejados de cualquier otra noticia relevante, la esperanza de una oportunidad para decolorar el rojo que nos agobia, ha comenzado a tomar forma y son muchos los que echan mano de cualquier recurso para hacerlo saber a quien no se haya enterado. Después de hacer mi transacción, me despedí con cariño de mi amiga; debo haber tenido cara de sorprendido, pues casi en la salida me dijo - ¿No me preguntaste si pensaba hacer algo, además de quejarme? Pues esto es lo que pienso hacer todos los días de este mes. Tienes que convencerte de algo: O los sacamos, o los sacamos. De eso se trata. Salí de allí pensando en buenos augurios, y agradecido de no haber tenido entre los espectadores de hoy, ningún camorrero de rojo; pero, no pude darle espacio al miedo. Aura tiene toda la razón: El 26 de septiembre nos veremos las caras y nos contaremos. Algo me dice que habrá valido la pena.

lunes, 23 de agosto de 2010

Más que nunca, es tu obligación

Lo peor que tienen los seguidores de nuestro largo sin sentido, es su vocación de malandros de barrio, incapaces de obtener provecho de las escasas ventajas que la revolución les ha dado y dispuestos, con ceguera digna de mejor causa, a convertirse en carne de cañón cada vez que sea necesario. Cada vez que su líder, equivocado y excluyente como no hubo otro en la historia, lo requiera. Ayer, para sorpresa de muchos, recibieron la orden y la acataron con exactitud y mala entraña. En el simulacro electoral que ellos armaron, volvieron a demostrar que están dispuestos a aplaudir la mayor irresponsabilidad de nuestros gobernantes y que lo hacen con impunidad total. Para desgracia de todos, el mensaje se recibió con toda claridad: la violencia está perfectamente incluida en los planes de campaña. Si no lo creen, revisen las noticias. No hubo una ciudad del país en la que no se registraran hechos violentos, iniciados con perfección cronométrica, por las hordas rojas llevadas a rastras a los centros electorales. Si bien la televisión sólo mostró los sucesos en los que Maria Corina Machado y otros más fueron públicamente insultados y maltratados; en Venezuela eso estaba sucediendo, a la misma hora, en la mayoría de los centros electorales donde se estaba realizando el tal simulacro. En Mérida, por ejemplo, Los Tupamaros tomaron el Liceo Libertador y convirtieron un acto de carácter pedagógico en un verdadero caos, en el que los excluidos de hoy, los opositores al régimen, llevaron la peor parte. Pues bien, nos toca superarlos. Dormir con el cuchillo bajo la cama no es nuestro estilo. La mayoría de los venezolanos somos gente de bien, gente que desprecia la camorra y quiere dejar atrás estos años en que hemos aprendido el alto costo del odio. El 26 de septiembre nos corresponde demostrar que es verdad que somos un pueblo valiente. La única manera de hacerlo es acudiendo en masa al centro electoral que nos corresponde y decir con un clic, lo que todos decimos en todas partes: HASTA CUANDO!!!!

viernes, 20 de agosto de 2010

En Santa Cruz de Mora, con Súmate.

La gente de SUMATE nos invitó a acompañarlos en el arranque de una campaña de pedagogía electoral, en ciertos pueblos andinos en los que votar, sigue siendo una tarea para la que no están convencidos. Probablemente sea la herencia del difunto Tascon y su horripilante lista, lo que hace que en una buena parte de los pueblos de Mérida, la gente sienta verdadera desconfianza ante el hecho de votar; básicamente porque sienten que les ha sido violentado el sagrado derecho a la confidencialidad de su escogencia y las consecuencias de todo tipo aun resuenan. Acepté encantado, como hago siempre que puedo colaborar en algo que ayude a ponerle freno al disparate. Esta mañana muy temprano, salí para Santa Cruz de Mora, un bonito pueblo merideño, a repartir volantes cuyo mensaje aclara perfectamente el carácter secreto e inviolable del voto. Doce personas, voluntarios militantes del cambio, sabíamos con certeza que en ese pequeño pedazo de los andes venezolanos, la fama roja no es más que fama, así que nos dividimos, e individualmente cumplimos con lo encomendado. Caras amables, saludos de bienvenida y manos extendidas saludaban el paso de cada uno de nosotros. Un obrero que esperaba el inicio de sus labores, se me acercó para decirme que había que votar por la unidad. Una señora en una ventana me pidió que la ayudara a organizar el barrio para ver si “empezaban a cambiar las cosas”. Dos jóvenes motorizados me sugirieron hacer una caravana de motos, la próxima vez que vayamos, para que todo el pueblo reciba el mensaje. Un taxista se detuvo en plena calle principal, para recibir su volante y asegurarme que en Santa Cruz, Esteban está ponchao... Regresé a casa con la esperanza fresca del que sabe que las cosas pueden empezar a cambiar este 26 de septiembre. Lo único que hace falta es que derrotemos los mitos, participemos en todo lo que podamos y salgamos a votar. Si nos quedamos en casa, viendo Globovision y pensando que deberíamos hacer algo, pero que es un fastidio responder al llamado de quienes están haciendo cosas, corremos el riesgo de que antes de poncharlo, nos robe la tercera.

martes, 17 de agosto de 2010

Chamos protegidos...los nuestros!

Crece pronto muchacho Crece fuerte muchacho Hay un mundo que espera por ti Cerelac
Creo que debería pedir disculpas por andar diciendo que en Venezuela no se hace nada por cuidar a nuestros “niños, niñas y adolescentes”. A veces se me va la lengua. He debido pensarlo mejor; yo no sabía que los chamos de este país tenían tan buena red de protección. Que pena; haber salido a escribir tonterías mientras “las fuerzas vivas del país” están más vivas que nunca, trabajando a favor de mejorar nuestra sociedad, desde su base más importante: La familia. Fíjense: Varios miles de familias venezolanas saben lo que significa la tragedia de ver morir a uno de los suyos en un acto de violencia. Ellos hacen su cola en la morgue, se turnan para guardar el número, pagan lo que les pidan, entierran sus muertos y se callan la boca. Como corresponde. Muchísimas más, no han tenido que ir a la morgue; pero pasan días y noches en algún hospital público, tratando de parapetear al muchacho que salió herido en un tiroteo, quedó vivo y “no le pasó nada”. Algunas otras (pocas en realidad, por suerte) mal duermen todas las noches con la angustia de tener que enfrentarse a eso por vez primera; pero como no les ha pasado nada, esos no cuentan. Mientras tanto, los niños de nuestro país crecen a buen resguardo: no tendrán nunca más la posibilidad de encontrarse, en ningún medio de comunicación, con fotos que los asusten, incluido el Lobo Feroz y su fastidioso estrés post traumático. No hay porque temer. Teniendo nuestros chamos a salvo de la asquerosa violencia de los medios, salvaremos la familia y rescataremos la paz. ¿Cómo es que no se nos había ocurrido antes? (Por cierto, me parece que también está prohibido guindar en Facebook las fotos del entierro del papa del Yorman, aunque el homenaje póstumo les quedó lo más de pinga)

viernes, 13 de agosto de 2010

El dedo en la llaga

La vi esta mañana cuando revisé la prensa del día y me pareció francamente repulsiva, impropia de un diario tenido por serio; pero, no la encontré ajena. Tal vez porque nos hemos convertido en el país de los desmanes o tal vez porque, callados los gritos, quedan las imágenes dantescas de la realidad. La vi en primera plana y busqué rápidamente imágenes menos fuertes, pues recordé con angustia el único día que tuve que entrar a una morgue venezolana, a retirar el cadáver de mi hermano, abandonado a su suerte sobre latones oxidados en un cuarto maloliente a creolina, al que todos tenemos verdadero espanto, porque roba ferozmente la dignidad de la muerte. Como me conozco el guión revolucionario, estaba listo para leer la andanada de tonterías que la foto ha desatado. Estaba listo para que todos se escandalizaran por la fotografía y no por lo que ella significa. Pero, una vez más, la realidad me ha superado. Resulta que la fotografía de marras es, “un peligro para el desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes de nuestro país”. Y por eso, el diario El Nacional abre un nuevo frente de batalla a los perseguidores de la prensa libre, es decir, al gobierno. No me provoca defender a El Nacional; hay mucho que decir a favor y en contra y la verdad, no me preocupa su suerte. Sin embargo, tengo algo que decir en contra del tiempo que desperdician nuestros juristas, inventado dramas y paranoias en defensa de esa entelequia llamada pueblo. Señora Defensora: gracias por pensar en nuestros chamos, pero permítame recordarle que una foto escabrosa, lo máximo que puede hacer es causarles un instante de repulsión; lo que verdaderamente los espanta es ver esos mismos muertos a las puertas de sus escuelas, en las calles de sus barrios y en las salas de sus casas. Lo que verdaderamente les altera su desarrollo integral, es ir a la escuela sin comida, es no tener libros ni computadoras, ni certeza alguna de regresar a sus hogares sanos y salvos. Hasta donde yo se, usted jamás ha dicho una palabra sobre eso. ¿No le parece que ya es hora?

miércoles, 11 de agosto de 2010

Oh Gloria Inmarcesible....

A pesar del preocupante documental que transmitió CNN el domingo y lunes pasado, Juan Manuel y el Sabanetero fumaron la pipa de la paz y hoy amanecimos reconciliados y de plácemes. Las comisiones de siempre juegan a perdonarse mutuamente y los venezolanos y colombianos de a pie, sólo hablamos de la dicha que tal decisión produce. De todo lo demás no se dice nada. Tal vez porque no es necesario un documental tan tremendo, para reforzar la certeza de que, aquí, se instaló la FARC hace mucho tiempo, con o sin la venia del gobierno. Acostumbrados como estamos, a compartir tierra y zozobras con FARACOS y ELENOS por igual, y empezando a aceptar, casi como destino trazado, la presencia de guerrillas urbanas, armadas hasta los dientes y con ordenes bien impartidas y mejor asimiladas de defender la “revolución” con la vida, si fuera necesario; sabemos que la vida de la que hablan puede ser la nuestra, y callamos para ver si así, conjuramos la violencia y disfrutamos el receso que acaban de otorgarnos. Está bien, la verdad. Nuevamente ha quedado claro que el pleito de aquí era contra Uribe y no contra Colombia; por eso, para tranquilizarme un poco, decido suponer que ambos han intentado frivolizar la cosa y echarle la culpa al ex presidente colombiano, de cuyo fantasmal liderazgo Santos debe tomar distancia. Ambos han logrado convertir el circo en un delicado asunto de conveniencias políticas, cuya finalidad única es satisfacer los egos descomunales de dos mandatarios, que todavía no abren las cartas completamente. Uno por nuevo, otro por zorro. Hoy hemos visto apretones de manos e intercambios de regalos. Meras formalidades que ansían remendar el capote. Nada más. Santos seguirá buscando formas de acallar el ruido ensordecedor de la guerrilla, mientras El Sabanetero seguirá buscando formas de avivarlo. Ningún capítulo nuevo se está escribiendo. Sencillamente ha comenzado el periodo de paz y amor propio de la campaña electoral y habrá calma por unos días. En cualquier momento y por cualquier quítame estas pajas, la tendremos armada de nuevo. Hace mucho que vamos cantando Mambrú…

viernes, 30 de julio de 2010

Día de grado

Saber que se puede, querer que se pueda Quitarse los miedos, sacarlos afuera Pintarse la cara color de esperanza Tentar al futuro con el corazón
Diego Torres
Estaban allí, con sus vestidos domingueros y su acicalada emoción. Hoy, algunas casas “de bien” se quedaron sin su limpieza de rutina; algunos cafetines sin el auxilio de manos que trabajan en silencio, algunas construcciones sin el sube y baja de bloques y cemento. Hoy, la ciudad tuvo menos taxis y más esperanzas. Hoy se les graduaron sus muchachos y para ellos, el día habría sido luminoso aunque la naturaleza se hubiese opuesto. Protagonistas de lujo, ellos estaban también; haciendo planes para la inmediata celebración, asombrados de sí mismos, jugando a crecer y buscando más fotos y más tiempo para agradecer, para exhibir el cartón de sus triunfos y para abrazar a quien se pusiera a tiro. Hoy, La Loma de los Maitines alquiló mesas y sillas y en un acto de maravillosa honestidad, salió a celebrar con los suyos lo que puede haber sido la primera y única oportunidad para la parafernalia académica. Hubo misa, claro. Hubo medallas, placas de agradecimiento, discursos, indiscreciones, protocolos improvisados, comida y fiesta. Hubo familias enteras que nunca pensaron en este día y otras que llevan meses planeando todo con precisión quirúrgica. Hubo sensación de victoria, como en una final de campeonato. Hoy, alguien apostó por ellos. Por muchachos que hablan una lengua incomprensible, se peinan rarísimo, cometen travesuras imperdonables y se fugan de clase para acercarse al límite de lo que se espera de ellos. Muchachos que nacen con un pan debajo del brazo, que muchas veces es demasiado duro. Muchachos cuyo interés necesita estar en otro lado. Muchachos cuyos “escasos recursos” son la creatividad, el talento y las ganas de vivir plantándole cara a un futuro que nadie auguraba bueno y, de puro espléndido, se convirtió en mil razones para creer que nada se ha perdido. Mañana saldrán, a indagar que se puede hacer con el flamante titulo de Técnicos Medios en Tecnología Gráfica; y es posible que descubran que apenas están comenzando y les caiga la locha; los veremos sonreír para tragársela. Ya ellos ganaron la primera apuesta, hecha a espaldas de un país que se desmorona y no apuesta a nada. De aquí en adelante, estoy seguro que, (como dijo Mireya, recordando la canción mil veces cantada), sabrán que se puede, querrán que se pueda.

viernes, 23 de julio de 2010

Vergüenza ajena

Realmente creo que la decisión de romper relaciones diplomáticas con Colombia, no debe haber sorprendido a nadie. Parafraseando a un colombiano ilustre, se trata de la Crónica de una pelea anunciada para la que estábamos preparados hace mucho tiempo. Tenemos meses escuchando locuras de lado y lado y sabemos, a ciencia cierta, que en sus delirios llaneros, el sabanetero se sueña victorioso enemigo de quienes han sabido poner muchas tragedias al revés para salir adelante construyendo ciudades y gentilicios amables. A pesar de eso, el anuncio oficial, la forma en que se hizo y todo el evento que lo propició; ha dejado a más de un venezolano boquiabierto; temeroso de próximos pasos caminados con la oprobiosa bota del militar envalentonado. Vi por televisión casi toda la larguísima sesión y, si tuviera que hacer valoraciones a vuelo de pájaro, (que sólo me interesan a mí) diría que allí nadie parecía saber donde estaba y ante quien estaba hablando. Si bien el embajador Hoyos, en un discurso reiterativo, desordenado y demasiado coloquial para mi gusto, no terminó de mostrar ninguna prueba verdaderamente contundente de la presencia de las FARC en Venezuela (que a nadie le hacen falta, pues todos sabemos que si están y no desde hace poco); es la respuesta del embajador Venezolano lo que me puso los pelos de punta. Por irrespetuosa, por banal, por bravucona. Nada en este mundo justificará el momento en que Chaderton limpió los pisos de Latinoamérica con la asamblea de la OEA. Nada justifica su tono irónico de malandro bien hablado. Ningún venezolano se merecía eso. Que minutos más tarde haya salido el atorrante mayor, a hacer el anuncio que hizo, en presencia del más indigno de los testigos, no fue sino la guinda del postre. Ya la vergüenza de verse uno representado por semejante disfraz, ante las más altas instituciones internacionales, había alcanzado un clímax irrepetible. De ahí en adelante poco importa. Una vez más nadie dirá nada; una vez más, el irrespeto será moneda de pago del régimen y lo peor, como siempre, es que hay muchos que la reciben con gusto.

lunes, 12 de julio de 2010

Sra. Betancourt:

Su liberación es uno de esos momentos de la historia que a todos nos hubiera gustado vivir de cerca. Las imágenes que dieron vuelta al mundo, mostrando su alegría emocionada al reencontrarse con los suyos, la desbordada masa de colombianos que la homenajeó y sus primeras palabras, al pisar de nuevo la tierra de la libertad, son un recuerdo imborrable. Todos sabemos donde estábamos, que estábamos haciendo y con quien, en el momento en que televisores y radios anunciaron la feliz noticia de su regreso. Durante algunas semanas, usted encarnó lo mejor de Colombia; usted fue la esperanza, usted fue el milagro. Es posible que nosotros, humanos falibles como somos, exageramos al convertirla en icono de una lucha indispensable; pero, hubo circunstancias que nos disculpan y que lamentablemente duraron poco. Creo que comenzamos a poner los pies en la tierra cuando nos dimos cuenta que usted, convertida en heroína “franco-colombiana”, transmutaba en titulares de la prensa del corazón. Lo entendimos al comprender su derecho innegable a dejar atrás la horrible historia de su inmerecido cautiverio; hasta que un buen día, sin que supiéramos por qué, usted empezó a actuar como si la acción heroica que le devolvió la libertad, fuera una casualidad escrita en un destino de diosas. Por eso, un día, su nombre comenzó a sonar a nada. Entonces, se publica la historia de su pretensión, absurda, de embolsillarse 6 millones y medio de dólares, porque eso “vale su dolor y el de su familia” y el mundo se nos convirtió en un lugar de indignidades con precio. Podría hacerle una lista de razones para justificar lo que digo, pero prefiero dejar ese trabajo a su conciencia, sobre todo después de enterarme que ha decidido “arrepentirse” e intenta a toda costa, controlar el daño con justificaciones que, si bien son loables, llegan tarde para quienes le habíamos dado un lugar bonito en la historia y esperábamos que usted le devolviera a la vida, en acciones, lo mucho que le dio en suerte. Quizás fue una tontería pensar que, pasado el tiempo del disfrute, usted apagaría los reflectores y pondría cara ante las cosas que valen la pena. No lo se. Estamos en el medio tiempo del arrepentimiento y todavía no sabemos si usted sabe donde está. Me arriesgo a decírselo: Usted ya no está en la cumbre. Usted es, sencillamente Ingrid. Será mejor que lo entienda.

jueves, 8 de julio de 2010

¿Libres?

Leo y releo las noticias que nos llegan de Cuba. Me dedico por unas horas, a entender el alcance de la medida de liberación de presos políticos que, gracias al gobierno español y la iglesia católica, fue anunciada por el capo. De tanto descreer, noto algo que no me cuadra. Armando el rompecabezas de una noticia, impensable hace tan sólo semanas, descubro que, una vez más, el gobierno cubano nos ha metido un derechazo y su alcance está tan desdibujado entre las líneas de un anuncio indispensable, que lo aplaudimos como si se tratara de un triunfo. Entonces, me decido a aguar la fiesta: los que creemos en la libertad como derecho innegociable nos enfrentamos a la insolente condición que, para tal liberación, se ha impuesto: Los 52 presos políticos cubanos, una vez libres, tienen que abandonar inmediatamente su patria en compañía de sus familiares. ¿Qué nueva burla es esta? ¿Por qué tenemos que celebrar que este grupo de valientes, sea una y otra vez, declarado indeseable? ¿Por qué debemos alegrarnos al constatar que, el ánimo de quienes tienen la obligación de recibirlos en su patria y devolverles, en hogar, lo que les han robado en vida, no está a favor de convivir con disidentes? No hay duda que la generosidad del gobierno español ha dado al gobierno cubano una ocasión excelente para decir al mundo que, si ellos no pueden mantener sus opositores perfectamente callados en sus celdas de castigo; tampoco están dispuestos a permitirles una patria natural que les sirva de cobijo y de mortaja. Es la habitual bondad de los Castro: Todo lo que amenace su fracasado proyecto, puede exportarse para siempre; afuera, será menos visible para los únicos que deben verlo. Ciertamente, de alguna manera, están salvando la vida a 52 condenados; pero, les están negando el derecho a vivirla en su tierra. Yo no se si, francamente, haya razón alguna para cantar victoria.

lunes, 5 de julio de 2010

Y con ustedes...Manuela!

Ha nacido una nueva estrella en el universo revolucionario: A falta de mejores ideas y próceres un poco más contemporáneos, han echado mano de Manuela Saenz para vivir tres días orgiásticos en los que la cursilería ha estado de fiesta y los venezolanos – usualmente poco atraídos a ensalzamientos históricos – hemos escuchado hasta la saciedad la historia de los amores del Libertador y Manuelita (a quien por cierto, le quitaron el ita). Resulta que, en una de sus visitas a las colonias, el sabanetero se inventó unos restos (que según la historia científica no existen) y le pareció buenísimo traérselos para Caracas y meterlos en el Panteón Nacional, para que “desde el más allá, el amor que liberó naciones, florezca de nuevo en una llamarada de fuego sin igual” según sus propias palabras, más o menos. Entonces, declaró la fiesta: vigilias, cantatas, conciertos, actos solemnes, discursos. Todo, alrededor de una cajita de madera que, obviando detalles históricos sin importancia, contiene algo que ellos llaman “restos simbólicos” de la señora Saenz. Caja que han zarandeado como han querido, antes de ponerla sobre una especie de altar, en un pasillo del Panteón Nacional, en medio de un acto en el que lo único que faltó fue un cazafantasmas. La profusión de banderas y uniformes de mal gusto sirvió de escenografía ideal; todo lo demás fue un lugar común cuyo corolario fue un discurso en el que por un momento, creímos que los nombres del Libertador y de Manuelita se cambiarían para siempre. No hay de que preocuparse; el nombre y la imagen de la Saenz, empezarán muy pronto a servir de muletilla y dentro de poco, nos habremos cansado de tanta Manueleria, lamentablemente. Manuelita es un personaje fascinante, cuyo legado no tiene nada que ver con la cajita de madera labrada y los discursos Wilkipedia que han leído apresuradamente las damas de la revolución. Manuelita significa toda la libertad, dignidad y gusto por la vida del que tanto adolecen las “mujeres de rojo”. Ojala y alguna lo entienda, aunque sólo sea por cinco minutos bolivarianos.

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