Ayer El Parque Tecnológico de Mérida, una organización que hace un trabajo muy interesante pero adolece de imagen institucional seria, definitiva y clara, invitó al Primer Encuentro de Bloggers Merideños. Agradecí mucho que me llamaran para invitarme, aunque debo admitir que no soy persona de networks, siempre me parecen actividades inútiles que no arrojan resultados. Sin embargo, asistí, bastante desprovisto de expectativas, para ver si sacaba algo de un evento cuyo contenido parecía prometedor.
En realidad no estuvo mal; algunos expositores que no son ni remotamente expertos en el tema, se dieron a la tarea de investigar – via google – curiosidades sobre el mundo del blogger y sus avatares, para compartir con nosotros (unos 35 incautos) sus descubrimientos; uno de ellos, por cierto, sin tiempo para leer detenidamente su presentación y sin los lentes apropiados. Aun así, estuvo bien, salvo por un detalle fundamental: el tremendismo de la juventud.
Entre los expositores, tuvimos la suerte de contar con la presencia de un jovencísimo e inteligente muchacho con cara de niño, pinta de niño y actitud vital de niño…malcriado. Niño que, para colmo de males, se presentó anunciándonos que él estaba muerto hasta que Jesús lo devolvió a la vida (sic). Este joven, cuyo nombre voy a reservarme para que no se ofenda tanto conmigo, hizo una detallada exposición sobre un tema que seguramente conoce, pues se atreve a hablar de él con propiedad y, después de algunas boberías propias de su edad, soltó esta perla:
“Escribir, bien o mal, no está de moda, eso no es lo que importa en un blog”.
Estoy seguro que lo que quiso decir no fue eso, literalmente; es más, estoy seguro que lo que quiso decir fue que en un blog, lo que nunca debe hacerse es escribir textos muy largos. Esa es una máxima del bloguero que cada quien interpreta a su manera. Pero, con el valor incalculable de la palabra hablada y esa manía de los jóvenes de arrasar con todo lo que encuentran a su paso, dogmatizando tonterías, eso que mencione más arriba, fue exactamente lo que dijo. Y arruinó el buen rato que estábamos viviendo.
Es costumbre y lo lamento. Me sucede por asistir a las cosas que me invitan creyendo que son eventos necesarios. La próxima vez que piense en acudir a una cosa de esas, tendré especial cuidado en enterarme si alguien tiene interés alguno en mostrarme la gloria de Jesús su salvador, o si otro muchachito que sobre pronuncia las “eses” está listo para soltar alguna otra barbaridad que acabe con el sentido de lo que yo hago para convertirme en un robot tecnológico, sin algo útil en la cabeza. Me perdonan todos, pero si escribir no está de moda, procedamos entonces a cerrar cuanto blog existe. Yo sigo pensando que un blog es un espacio para escribir correctamente sobre cosas como la moda de estar de moda.
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