
Daniel Zamudio era casi un niño; un lindo niño con cara de bueno. Usaba anteojos, posiblemente por la moda de usarlos, y en estos días andaba con la manía de los vellos en la cara. Trabajaba en una oficina del centro de Santiago y hacía la vida social que se hace cuando se tienen 24 años. Un rasgo lo definía: Daniel Zamudio prefería la compañía de varones. Daniel era gay y según parece, de los que viven con toda libertad su opción. De los felices.
En la madrugada del sábado 3 de marzo, Daniel fue encontrado en el Parque San Borja de la capital chilena. Estaba moribundo: le habían arrancado un pedazo de oreja, le habían quebrado las piernas apalancándolas hasta estallarlas, le habían dado varios golpes en cabeza y estomago con una pesada piedra, le habían quemado con cigarrillos una buena parte de su cuerpo y, en la espalda y pecho habían grabado, con un pedazo de vidrio, tres cruces gamadas. Svásticas nazis, mejor será decir. ¿Que había sucedido? Cuatro muchachos de la misma edad que Daniel, decidieron esa noche darle un escarmiento a un puto. Acabar con una loca. Enseñar a un mariquito a portarse como macho. Cuatro muchachos de la misma edad que Daniel, decidieron esa noche darle oportunidad al odio. Daniel y su homosexualidad se cruzaron en el camino. No hizo falta nada más.
Raúl López, Patricio Ahumada, Alejandro Angulo y Fabián Mora fueron detenidos cuatro días mas tarde y puestos en prisión preventiva. Entonces la historia empezó a ser cada vez más cruenta.
Asiduos visitantes de Eurocentro, el mall de los tatuadores, los luchadores, los fanáticos del animé y otras especies; tres, de los cuatro asesinos de Daniel, no son ajenos a la justicia, aunque sólo uno por delitos de agresión. Los otros son drogadictos, se portan mal y roban para procurarse sus vicios. Contrariamente a lo que se ha dicho en todas partes, no son realmente Neo Nazis. Pertenecen, o han querido pertenecer, a cualquier tribu urbana que los reciba; pero, ni se les puede relacionar oficialmente con grupos Neo Nazis, ni se les identifica abiertamente como homofóbicos “de oficio”. Más bien se podría decir que odian, y practican su odio en minorías de todo tipo. Igual les da, pero se empeñan en minorías tenidas por débiles: Inmigrantes peruanos y gays. Los mas fáciles de violentar.
Uno de los agresores admira profundamente a Michael Jackson, al punto de imitarlo en programas de TV y algunas apariciones públicas. Otro, el único que no tiene antecedentes, comenzó siendo Emo, pero derivó hacia lo Tuki, luego fue Otaku y estaba intentando identificarse con lo estrictamente gótico; alguien lo define como extremadamente influenciable e inseguro. Un tercero, victima permanente de bullying escolar, intentaba sin éxito, trabajar en lo que fuera y vivía con su abuela después de perder a sus padres en hechos trágicos. El que parece ser el líder de la agresión (no es una banda organizada, es mas, esa noche se juntaron porque los acercó la soledad, la droga y la mala fortuna de Daniel) tiene grandes tatuajes en ambos brazos y es el único que lleva la cabeza rapada, viste al estilo de los hiphoperos y profesa odio declarado a la humanidad, en general, y a las minorías en particular. En algún momento confesó a través de Facebook que “todos deberían morir”.
Es información que a Jacqueline no le importa. Desde hace 23 días ha pasado de la esperanza al desconsuelo, todos los segundos de todos los días. Al principio parecía que el hijo evolucionaría favorablemente, hoy se habla de muerte cerebral y fallecimiento inminente. Ella, que no ha abandonado la cama de su hijo sino en precisas y muy contadas ocasiones, ha dicho que “prefiere entregar su hijo a Dios, pues el hará lo que estime conveniente”. Por lo demás se atreve a aventurar que siente rabia. Rabia de pensar que esos “desgraciados” están llenos de vida y protegidos bajo techo, mientras ella ve apagarse la vida del hijo de sus entrañas.
Los cuatro agresores, entre tanto, se enfrentan a cadenas perpetuas por lo que ya se menciona como el más horrible crimen sucedido en Chile en los últimos 20 años.
Todo lo demás es un mundo infinito de preguntas. La vida de Daniel, ese bello muchacho de 24 años que decidió vivir del otro lado de la “normalidad” puede haber terminado mientras escribo esto. Será un descanso, sin duda alguna. Pero, será también una página más de la tarea que en esta América, latina y amada, no acepta plazos, tiempos de espera, diagnósticos o estrategias redentoras.
Santiago de Chile, Caracas, Lima o Buenos Aires, ¿Qué más da? Estas sociedades perversas que construimos nos traicionan en nuestra cara y devuelven en odio lo que pensábamos estar dándoles en buena ley. La gran tribu humana se despedaza a mordiscos y no sabemos si podremos (o queremos) detener la dentellada. Ciertamente, el hombre ha optado por matar al hombre. De verdad, de frente, delante de nuestras bocas cerradas.
Testimonio exclusivo asegura que asesinos de Daniel Zamudio sólo querían asaltarlo
ResponderEliminarUn amigo de los imputados por el crimen de Daniel Zamudio, revela que la golpiza que recibió fue porque lo asaltaron y no por discriminación homosexual. Mañana se realizarán los funerales del joven.
http://www.meganoticias.cl/noticiario/edicion-central/testimonio-exclusivo-asegura-que-asesinos-de-daniel-zamudio-solo-querian-asaltarlo.html