Quejas y reclamos...

Ayer me acerqué al socialismo del siglo XXI. Después de pasar la rabieta del día por culpa de los dueños de la Panadería Los Ángeles, a quienes les ha dado por no aceptar que pagues tus consumos con tarjeta de débito a menos que cubras la cantidad de 30 bolívares, me dio por probar si es verdad que los ciudadanos de este ex país, tenemos la posibilidad de reclamar en una instancia un poco más educada que la cajera de la panadería. Mi descubrimiento no pudo ser más feliz: Si se puede. En el centro de la ciudad, en el 5to piso del edificio Hermes hay una gente amable y dispuesta a escuchar nuestras quejas. Es el famoso INDEPABIS, cuyas siglas sigo sin poder deducir, pero que es algo así como una oficina en la que se presta ayuda al consumidor que es maltratado por los comerciantes mal encarados e inescrupulosos que abundan en esta ciudad. Usted va allá y créamelo, tendrá la posibilidad de hacer catarsis frente a una mujer, que lo pondrá a hablar con otra mujer de rango más elevado, quien tomará nota de su queja en un cuadernote empastado, para que sea revisado, por otra mujer, claro. Ellas juran, por lo más sagrado, que ese cuadernote lo leen y “aplican los correctivos de ley”, pero eso a mi no me consta. Sin embargo, en un párrafo que firmé con gusto, quedó estampada una queja contra la panadería, pues - ¡Oh descubrimiento! - lo que ellos hacen es, no solo indebido sino ilegal. Entonces no he parado de pensar que si existen esas posibilidades, debemos usarlas. Vamos a darle trabajo a la burocracia que para eso existen. Reclamemos un poco para ver si empezamos a ser parte del cambio que queremos vivir. Un día de estos, el sabanetero y sus invenciones se irán de aquí para siempre, pero nos quedará un país de maltratados y maltratadores. ¿Qué tal si nos curamos en salud?