Para empezar, me permito aclarar que escribo con la única intención de evitarme conversaciones en solitario y su consecuente fama. No soy analista, no sé de números y muchísimo menos sé algo de política. Apenas me he subido al carro del tema que nos fascina a todos por igual y lo hago, además, en un blog, territorio de lo posible si tienes lo que hay que tener para ocuparse de mantenerlo y hacer que alguien lo lea. Dicho esto, para evitarle a alguien llegar hasta aquí con expectativas, voy a darle una mirada a los números de estas primarias para ver si capto alguno de los lugares comunes que más tarde los serios convertirán en dogma. O para ver si saco en claro algo nuevo. O porque si. Punto.
Ya sabemos que ganó el que tenía que ganar y sobre eso no vale la pena hacer mayores comentarios. Hace poco un taxista me dijo que “en este país estamos tan locos que todos pensamos que la mejor propuesta es la de Diego Arria, que la mejor es María Corina, pero que va a ganar Capriles”. Más acertado análisis que ese, supongo que es imposible. Así que no voy a meterme en honduras, yo voté por Henrique, lo que significa que voté a ganador, aunque lo hice por el que realmente me gustaba. No vote en contra de nadie, pero me alegra por ejemplo, que la votación inesperadamente baja de Pablo Pérez, a lo mejor significa que estamos tomando conciencia sobre el daño que hace ser adeco. En fin, que lamenté muchísimo los 100 mil escasos votos que obtuvo María Corina, sobre todo porque no quiero pensar que seamos así de machistas o que su discurso impecable y su formación extraordinaria es, en realidad, demasiado pa´esta gente.
Veamos ahora lo que pasó en Mérida, mi recoveco personal. Aquí estuvimos en ascuas hasta el lunes temprano. Finalmente ganó Lester Rodríguez, un triunfo más raro que más nada, que sólo lo confirma como el peor alcalde que hemos tenido ever. Lester ganó gracias a lejanos municipios, tradicionalmente oficialistas, en los que se dedicó a hacer campaña mientras los habitantes del municipio que le corresponde “alcaldear” nos ahogábamos en problemas. Lógicamente, en ese municipio, el suyo, la capital del estado y el más poblado, no ganó ni en una mesa. (Eso me consta absolutamente) es decir, los que le conocen el día a día de su capacidad gerencial, ya no le creen el cuento; Eso es bueno, aunque nos agrega unos años al padecimiento de sus ambiciones desmedidas. Que pesar.
Temprano nos enteramos del triunfo de Carlos García, un chamo que creo no llega ni a treinta años, flamante representante de Primero Justicia. A muchos les recuerda los primeros tiempos de Capriles y pudo haber ganado por eso. En realidad es difícil hacer mejor lectura de lo que puede que sea el fenómeno de las primarias: Incluso a él, los 21.379 votos con que fue elegido lo dejaron sin palabras. Duplicó a su contendor más cercano, respaldado por AD y con trayectoria política conocida. ¿Otro golpe para los adecos? Eso parece.
Lo que sigue fue una repetida manera de votar en contra de lo que ha estado mal desde siempre. Cosa que alegra muchísimo. Llama mucho la atención, sin embargo, que el voto joven brilló por su ausencia. De la revisión de la data electoral hecha muy someramente, se nota que las cedulas 15 millones y pico, quedaron en blanco y, de ahí para arriba, pocos estrenaron su derecho a votar y muchos menos lo repitieron. Valdría la pena profundizar sobre ese detalle. ¿Qué le está pasando a los chamos? ¿Se sentirán poco representados? ¿Vivirán coletazos desatendidos de indignaciones lejanas? ¿O se dejaron silenciar por el miedo y el futuro sin certezas?
Ese es posiblemente el gran cuestionario a responder, de cara a la campaña que acabamos de comenzar. Hace falta el voto de los muchachos, pero hace más falta su voz. A lo mejor ahí, en los chamos que no son parte del “movimiento estudiantil”, en la mente de los que no hacen huelga de hambre ni se caen a gritos con sus profesores, ni están dispuestos a ponerle el pecho a las hordas rojas, está la respuesta a esa vasta colección de números que se resumen en la extraordinaria certeza de saber que arrancamos la carrera con más de 3 millones de votos de ventaja. Todo análisis extra, puede que sea necesario para algunos; pero, en general sale sobrando.
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