
A punto de estropear esa divinidad con discursos plagados de odio (impropios de Dios) e interminables chácharas en contra de enemigos que son demasiado lejanos para el entendimiento real de “su lumpen”, el cuasi Dios que gobierna a un tercio de la población venezolana, necesita echar mano de recursos milagreros para reagrupar su rebaño e iniciar una campaña electoral en la que pueda enfrentarse de tú a tú con su contrincante: un hombre joven, inteligente, sagaz, enérgico y muy buenmozo que amenaza con meterle dentelladas al colectivo que admira y mantiene en el poder al señor de sabaneta, sin más justificación que fanatismo brotado de las entrañas: Las mujeres y los pobres de solemnidad.
Reeditar el cáncer, (que posiblemente padeció en alguna oportunidad) era la estrategia más inteligente que tenia a la mano el grupo de asesores electorales cubanos y brasileros que han tomado a su cargo el lado oficialista de la contienda del 7 de Octubre. No deja de ser importante destacar, de paso, que quienes se han ocupado de esparcir la mejor cantidad de documentados rumores son, precisamente, un periodista brasilero y su red comunicacional, O Globo (contra quienes gobierno alguno jamás ha osado meterse) y un venezolano que no pasa de ser objeto de amenazas que nunca llegan a cristalizarse. En realidad, creo que el cáncer que mantiene en vilo a una buena parte de Latinoamérica, es mas un producto de la misma canalla mediática que el sabanetero ama aborrecer y no una realidad que ponga en peligro la vida de alguien. Y no digo con esto que Bocaranda sea un traidor a la causa opositora, prestado a mantener el país desinformado con sus Runrunes, ni que Pereira reciba algún beneficio por hacer otro tanto. No; lo que puede suceder es que en la trama, y ávidos de convertirse en vehículos de una noticia realmente jugosa, ambos estén tan engañados como el resto de la humanidad.
Engañados por fuentes que, aunque verificables y posiblemente presénciales, no han proporcionado otra prueba efectiva de la enfermedad que sus propios informes. No han mostrado, seguramente porque no existen o no han podido construirla, documentación científica que avale sus diagnósticos y si lo han hecho, esta no ha trascendido a los medios con la facilidad con que trascienden los cuentos de la "enfermedad". Engañados por un aparato monstruoso al que muy poca gente conoce cabalmente y, engañados por el enemigo más terrible que tiene la información veraz: el deseo de que una noticia, increible y enorme, capaz de dar vuelta a la realidad más pavorosa que se vive en Latinoamérica, sea cierta.
Sabemos que derrotar el aparato comunista, totalitario e imperial que han armado ante nuestros ojos los estrategas cubanos para mantener a flote su fracasada revolución Fidelista, es una tarea que encierra graves dificultades. Compradas todas la conciencias, menoscabadas todas las dignidades y ubicados en puestos estratégicos aquellos que saben defender lo que tanto les ha costado obtener; barrer 13 años de Revolución Bolivariana, es una empresa harto complicada que posiblemente no necesite solamente votos. Por lo tanto, invocar el “favor de Dios” es una de las alternativas a la que se apuesta con mayor facilidad (y fe) desde el más oculto y oscuro inconsciente. Ningún venezolano está seguro que el señor está enfermo; pero una mayoría quiere creer, no sólo que lo está, sino que morirá pronto.
Una parte de esa mayoría para rasgarse las vestiduras y convertirlo en el héroe necesario que, como Lenin en la Plaza Roja, descanse momificado en el más tropical escenario de Los Próceres. Otra, para ver en su sufrimiento una manera de expiar las incontables muertes que ha producido el hampa incontrolada, las expoliaciones, las ofensas de todo tipo, los abusos ventajistas y el derrotero sin rumbo en que ha sumido a un país que pudo haber tenido una vida mejor. Una tercera parte (la menor, lamentablemente) para empezar a reconstruir desde los escombros una realidad satisfactoria, sin el estorbo de una voz que amenace permanentemente la estabilidad de una transición que, todos sabemos, será dolorosa.
En el país de lo imposible, todo es válido. La información oficial, controladisima por "razones de seguridad" es muy escasa y está en manos de quienes han convertido la mentira en su medio de subsistencia; de modo que el señor puede estar enfermo, claro está; pero, puede no estarlo. El señor puede sencillamente regresar y (como jamás dijo Evita) ser millones. Millones que nos arranquen de la mano la esperanza que nos dejó el 12 de febrero. El rumor más recurrente es que su gravedad es absoluta. Que sólo un milagro puede permitirle participar en las elecciones y llegar a Octubre con vida.
No esta de más que recordemos que, en el consciente religioso de este pueblo mayoritariamente creyente, los milagros solo le suceden a la gente buena, a la gente que nos hace falta tener y conservar. Que Dios premia al hombre bondadoso y de recto proceder.
Lo mejor sería andarnos con cuidado, nos puede salir el roto por el descosido.
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