Si nos apegamos a la costumbre
española, tan correcta como la opinión de cada uno, de traducir cada palabra en
inglés que se les atraviesa en el camino; el gringo de moda se llamaría algo así
como Eduardo Estudio de Nieve, una
traducción bastante cercana a lo que podría ser literalmente el significado de
sus apellidos, que también pueden valer como cuarto de nieve, habitación
de nieve o ensayo de nieve. Nada
mal, para empezar a buscar algunas pistas en el prólogo de una historia a la
que, cuando se le ponga el definitivo The
End, va a dejar (a quienes la vivan) más allá de la estupefacción más
estupefacta.
Tengo varios días viéndolo. Tratando de, como dijera aquel infame narrador de noticias internacionales, seguir los hechos desde el principio hasta el desarrollo de los acontecimientos y, quizás porque tengo cierto conocimiento – empírico - del That´s the way y de un millón de historias, mi tendencia a los culebrones disparatados no ha hecho sino dispararse a los niveles más altos de tenemos-una-historia-que-dejará-loco-el-nuevo-testamento. Por más que lo intento, no he podido conformarme con creerle a los circunspectos medios noticiosos, al gobierno de Obama y a los incontables voceros de un bando y de otro, la versión que cuentan y que, dicho sea de paso, puede ser tan cierta como que Dios está en el cielo y de allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos…..yo no sé, realmente no sé. A lo mejor es que me están haciendo falta las series del verano, quizás es que el súper agente 86 está instalado en mi inconsciente desde los tiempos de Raquelita Castaños y el vaso de Toddy; pero, yo no puedo terminar de creerme el cuento. No el que cuentan ellos.
¿Qué fue lo que pasó con Edward? Salió y dijo que al gobierno de Estados Unidos le había dado por espiar a la mismísima Michelle si se descuidaba. Ahja. ¿Alguien se sorprende con eso? ¿Era esa una razón suficiente para armar semejante escándalo? Posiblemente, Edward traicionó a la CIA, OK. Pero, ¿es lógico que ese gobierno, papá del terrorismo de estado y más arrecho que el perro de los Branger, dejara salir al bocón como si nada y armara el lio después de la escapada? (sí ya lo sé, el tipo habló después de haberse puesto a buen resguardo) pero, si el hombre de nieve es tan peligroso para la estabilidad política de Obama, ¿es tan difícil volar un avión y de paso, acabar con el montón de “activistas” que el muchacho malo carga a la pata? Si, lo es para personas con escrúpulos y decencia como usted y yo. Pero, ¿para el gobierno de Estados Unidos? A mí no me hagas reír que tengo el labio partido…
Edward Snowden puede perfectamente ser lo que los gringos dicen que es. No hay por qué dudarlo. Puede ser la mitad de eso; pero, puede que sea exactamente lo opuesto. Y a mí, con el perdón del atrevimiento, me está que sí, que era Pedro. Peor, aun, me está que los que van a caer por inocentes, por puro afán paranoico de tener “armas” morales para destruir el imperio que tanto odian, son los que hoy andan poniéndole en bandeja el trajecito de quinceañera inocente. A lo mejor yo estoy más loco que una cabra, (es una afirmación) pero, desde hace rato, cada vez que escucho a la Gollinger y su media lengua y leo las arengas persecutorias contra la planta insolente del extranjero (rubio y blanco como Brad Pitt) no hace sino prendérseme la alarma de la carcajada final. Si hay algo que los gringos han hecho exitosamente a lo largo de su historia, es espiar gobiernos enemigos y, para ello, se han valido de las marramuncias más grandes.
Poner a un chamo con cara de santo, lentecitos de intelectual sin paga y una fama más ambigua que la de Teresa la Ronca, a transitar libremente entre Hong Kong, Moscú, La Habana, Ecuador y Caracas….carajo Barack….¿cómo no se nos había ocurrido antes?
Tengo varios días viéndolo. Tratando de, como dijera aquel infame narrador de noticias internacionales, seguir los hechos desde el principio hasta el desarrollo de los acontecimientos y, quizás porque tengo cierto conocimiento – empírico - del That´s the way y de un millón de historias, mi tendencia a los culebrones disparatados no ha hecho sino dispararse a los niveles más altos de tenemos-una-historia-que-dejará-loco-el-nuevo-testamento. Por más que lo intento, no he podido conformarme con creerle a los circunspectos medios noticiosos, al gobierno de Obama y a los incontables voceros de un bando y de otro, la versión que cuentan y que, dicho sea de paso, puede ser tan cierta como que Dios está en el cielo y de allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos…..yo no sé, realmente no sé. A lo mejor es que me están haciendo falta las series del verano, quizás es que el súper agente 86 está instalado en mi inconsciente desde los tiempos de Raquelita Castaños y el vaso de Toddy; pero, yo no puedo terminar de creerme el cuento. No el que cuentan ellos.
¿Qué fue lo que pasó con Edward? Salió y dijo que al gobierno de Estados Unidos le había dado por espiar a la mismísima Michelle si se descuidaba. Ahja. ¿Alguien se sorprende con eso? ¿Era esa una razón suficiente para armar semejante escándalo? Posiblemente, Edward traicionó a la CIA, OK. Pero, ¿es lógico que ese gobierno, papá del terrorismo de estado y más arrecho que el perro de los Branger, dejara salir al bocón como si nada y armara el lio después de la escapada? (sí ya lo sé, el tipo habló después de haberse puesto a buen resguardo) pero, si el hombre de nieve es tan peligroso para la estabilidad política de Obama, ¿es tan difícil volar un avión y de paso, acabar con el montón de “activistas” que el muchacho malo carga a la pata? Si, lo es para personas con escrúpulos y decencia como usted y yo. Pero, ¿para el gobierno de Estados Unidos? A mí no me hagas reír que tengo el labio partido…
Edward Snowden puede perfectamente ser lo que los gringos dicen que es. No hay por qué dudarlo. Puede ser la mitad de eso; pero, puede que sea exactamente lo opuesto. Y a mí, con el perdón del atrevimiento, me está que sí, que era Pedro. Peor, aun, me está que los que van a caer por inocentes, por puro afán paranoico de tener “armas” morales para destruir el imperio que tanto odian, son los que hoy andan poniéndole en bandeja el trajecito de quinceañera inocente. A lo mejor yo estoy más loco que una cabra, (es una afirmación) pero, desde hace rato, cada vez que escucho a la Gollinger y su media lengua y leo las arengas persecutorias contra la planta insolente del extranjero (rubio y blanco como Brad Pitt) no hace sino prendérseme la alarma de la carcajada final. Si hay algo que los gringos han hecho exitosamente a lo largo de su historia, es espiar gobiernos enemigos y, para ello, se han valido de las marramuncias más grandes.
Poner a un chamo con cara de santo, lentecitos de intelectual sin paga y una fama más ambigua que la de Teresa la Ronca, a transitar libremente entre Hong Kong, Moscú, La Habana, Ecuador y Caracas….carajo Barack….¿cómo no se nos había ocurrido antes?
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